lunes, 25 de marzo de 2019

Cristo Resucitado se presenta ante sus discípulos



Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano

"Ocho días después, se le apareció Jesús..."  (Jn 20, 19-31)
  1. Al atardecer del primer día de la semana
En el Evangelio de San Juan, las apariciones de Jesús a los apóstoles, son destacadas para
indicarnos su importancia.

La primera aparición, fue en la tarde del mismo día de la resurrección, que era llamado por los judíos, “el primer día de la semana.”

Los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos.

Siendo ellos los discípulos de Jesús Crucificado, esto les tenían con miedo.

  1. El estado glorioso de Cristo Resucitado

Este detalle tiene por propósito demostrar el estado glorioso, en que se halla Cristo resucitado, cuando se presenta ante ellos.

Cristo, con las puertas cerradas, se apareció en medio de ellos.

Por eso Lucas, comenta que quedaron despavoridos, pues creían ver un espíritu o un fantasma.

Jesús poniéndose en medio de ellos, les dijo: “La paz esté con ustedes!”.

Con esto, les desapareció el miedo que tenían.

Aquí, les muestra las manos, que con sus cicatrices les hacían ver que eran las manos días antes perforadas por los clavos, y el costado, abierto por la lanza.
  1. Las llagas
Ambas heridas, se las enseño como señal de su resurrección.
    • A María Magdalena, posiblemente se le apareció sin las llagas, para que por fe lo reconociera
    • A los peregrinos de Emaús, posiblemente se les apareció sin las llagas, porque iba en actitud de un caminante que les va enseñando lo que las escriturar decían de él
    • A los apóstoles, se les aparece con las llagas, por la finalidad apologética que busca demostrar que ha muerto y resucitado
    • Cada forma de aparecerse, depende de su divina voluntad.
  1. "Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes."
Jesús anuncia a los apóstoles que ellos van a ser sus enviados, así como El lo es, del Padre.
    • Ellos son los “apóstoles” (Mt 28, 19; Jn 17, 18)
    • Jesucristo tiene todo poder en cielos y tierra y los envía ahora con una misión concreta
    • Los apóstoles son sus enviados con el poder de perdonar los pecados.
    • En el Antiguo Testamento, sólo Dios perdonaba los pecados
    • Por eso, decían los fariseos escandalizados: "Este blasfema. ¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios?” (Mc 2:7)
  1. "Sopló sobre ellos y añadió; Reciban el Espíritu Santo..."

El Espíritu Santo es el don infinito de Dios.

La donación del Espíritu Santo los Apóstoles, en la tarde de la Resurrección, demuestra que ese don inefable, indescriptible, está estrechamente unido al misterio pascual.

Es el supremo don de Cristo que, habiendo muerto y resucitado por la redención de los
hombres, tiene el derecho y el poder de concedérselo.

La venida del Espíritu, en el día de Pentecostés, se realiza en forma solemne, con manifestaciones exteriores y públicas indicando con ello que el don del Espíritu está destinado a todos los hombres.

El misterio pascual culmina no sólo en la Resurrección y en la Ascensión, sino también en el día de Pentecostés que es su acto conclusivo.

  1. "Los pecados serán perdonados..."

Al decir esto, sopló sobre ellos.

Es símbolo con el que se comunica la vida que Dios concede.

En Génesis 2, 7, Dios sopla sobre Adán, el hombre de barro, y le “inspiró aliento de vida”.

Jesús con su acto de soplar, explica su sentido, de que: “reciban el Espíritu Santo”.

Jesús, les comunica su poder y su virtud para un propósito: “Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”.

Aquí el regalo del Espíritu Santo a los apóstoles tiene una misión de “perdón”.

Los apóstoles se encuentran investidos del poder de perdonar los pecados.
    • Este poder exige para su ejercicio un juicio.
    • Si han de perdonar o retener todos los pecados, necesitan saber si pueden perdonar o han de retener.
    • Este es el poder sacramental de la confesión.

  1. La palabra elegido
Las palabras de elegido, ungido y enviado son equivalentes.

Cuando los primeros cristianos se llaman elegidos, están recordándose que han sido enviados a cumplir una misión, que imita la del mismo Cristo: "Como el Padre me ha enviado, así os envío yo".

Para la realización de esta tarea, reciben también la fuerza del Espíritu.

Sólo la fe nos permite, ver y entender, lo que está pasando.

En Jesús, resucitado los apóstoles reconocen, al que estuvo con ellos por los caminos de Israel.

Jesús, es el Cristo de la fe.

Así como en la primera creación del hombre, Dios le infundió la vida, así también Jesús la da la vida a su Iglesia.
  1. Perdón

Cristo, que murió para quitar el pecado del mundo, le deja a los apóstoles, el poder de perdonar.

Antiguamente, en el templo se ofrecían sacrificios de animales, a Dios.

Y los mismos sacerdotes debían ofrecer sacrificios, por sus propios pecados, antes de rogar a Dios por los demás.

Pero ahora, Jesús resucitado, se ofrece a si mismo, por nuestros pecados.

Aunque la humanidad siga pecando, por medio de Jesús, nosotros hemos sido renovados, en la vida santa de Dios.

De ahí que, el perdón de los pecados, sea la riqueza más grande, que Jesús le ha dado a su iglesia.

Esa capacidad de perdonarnos unos a los otros, a imagen de Jesús, es lo que nos permite solucionar los grandes problemas de la humanidad.

Quien no sabe perdonar, no sabe amar.

En el perdón, es donde se muestra el amor más auténtico con el prójimo.

  1. La misión

Los apóstoles y todos los discípulos son portadores de la misión de Jesús.

Ocho días mas tarde, se aparece de nuevo Jesús, a los apóstoles, y con Tomás, que no creyó lo que le dijeron sus compañeros.

Este evangelio de Juan, nos relata estas dos primeras apariciones.

Este pasaje con Tomas, en el domingo posterior a la Pascua, el primero de todos los domingos.


  1. El primer domingo

Por que, la Resurrección de Jesús es un acontecimiento único.

La reunión de los discípulos, una semana después, y la aparición de Jesús, hacen que el misterio de la Resurrección, adquiera un sentido de solemnidad.

Por eso, no basta recordarlo, sino celebrarlo, con toda su realidad y riqueza espiritual.

La primera celebración de la Pascua, tuvo lugar el primer domingo siguiente a la Pascua.

Los discípulos del Señor, tenían la costumbre judía de dedicar un día por semana a Dios, pero esta se celebrada el sábado.

Jesús, con su aparición el primer domingo después de Pascua, cambio a que el día que se celebrara, fuese el día de su Resurrección.
  1. Tomás
En la primera aparición del Señor a los apóstoles, no estaba el apóstol Tomás, de sobrenombre el mellizo.

No solamente no creyó en la resurrección del Señor por el testimonio de los otros diez apóstoles, y no sólo exigió para ello el verle él mismo, sino el comprobarlo.

El apóstol Tomás, no dio crédito ni a las mujeres ni a los varones cuando le anunciaban la resurrección de Cristo el Señor. Y era ciertamente un apóstol que iba a ser enviado a predicar el evangelio.

¿Cómo podía pretender que le creyeran, si él mismo no había creído?

Le dicen: Hemos visto al Señor. Y él respondió: Si no introduzco mis manos en su costado y no toco las señales de los clavos no creeré. Quería asegurar su fe tocándole.

  1. "Trae aquí tu dedo..."

En la segunda aparición de Jesús a los apóstoles, estaban todos juntos incluyendo a Tomas.

Y vino el Señor otra vez, cerradas las puertas. Y después de decirles: "¡La paz esté con ustedes!", se dirigió a Tomás y le dijo: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos; y le mandó que cumpliese la experiencia que él exigía diciéndole: "Acerca tu mano, métela en mi costado. En adelante, no seas incrédulo, sino hombre de fe".

Sin embargo, ¿Que le dice a María Magdalena?: "No me toques, pues aún no he subido al Padre" (Jn 20,17).

A la mujer que cree le dice: "No me toques", mientras dice al hombre que no cree le dice: "Tócame".
María ya se había acercado al sepulcro y, dice: "Señor, si tú le has quitado, dime dónde le has puesto y yo lo tomaré".

El Señor la llama por su nombre: María.
    • Ella reconoció que era el Señor, al oír que la llamaba por su nombre
    • Ella respondió: Rabí
    • El Señor le dice: "No me toques, pues aún no he subido al Padre"
Tomás dijo: "No creeré, si no toco".

Y el Señor dijo al mismo Tomás: "Ven, tócame; introduce tus manos en mi costado y no seas incrédulo, sino creyente".

Cristo podía haber curado las heridas de la carne, sin que hubiesen quedado cicatrices; pero quiso que quedasen para eliminar de los corazones de los hombres la herida de la incredulidad.

  1. Herejes

En el transcurso de los siglos, aun hoy en día, han aparecido herejes que niegan que Jesús a resucitado.

Tomás, les contestó: "Si no meto mi mano en su costado, no creeré" (Jn 20,25).
  1. Las cicatrices

¿Qué hubiese pasado si Jesús, hubiese resucitado sin las cicatrices?

Si no hubiese conservado las cicatrices en su cuerpo, no hubiera sanado las heridas de nuestro corazón.

Tomas, no solo quería ver con los ojos; sino que quería creer con los dedos. "Ven; mete aquí tus dedos, y no seas incrédulo, sino creyente" (ib., 27).

Cuando Cristo le dice: "Ahora crees, porque me has visto".
Esta evidencia, de la presencia de Cristo, había de deshacer la duda de Tomás.

  1. "Señor mío y Dios mío."

Tomas exclamo: "¡Señor mío y Dios mío!"
    • Esta exclamación contiene una riqueza teológica hermosa
    • Es un reconocimiento de Cristo, y una afirmación de quién es El
    • Es, además, uno de los pasajes del evangelio de san Juan o, en donde se proclama la divinidad de Cristo

¿Qué tocó, Tomas? Toco, el Cuerpo Divino de Cristo.

La divinidad de Cristo es la Palabra, y la Carne.

El cuerpo, que estaba antes muerto, ahora se mueve y esta vivo.

La Palabra, no cambia ni se toca, no decrece ni aumenta, porque en el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios (Jn 1,1).

Tomás; tocaba la carne, pero invocaba la Palabra, porque la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14)".

  1. "Ahora crees, porque me has visto..."

Tomás fue reprochado, no porque el ver para creer sea malo, sino por haber rechazado el
testimonio de los otros apóstoles que vieron.

Para creer se puede hacer
  • directamente, como los apóstoles,
  • indirectamente, como nosotros, que nos apoyamos en la predicación de los apóstoles.

La fe, es un don de Dios.

Por eso, este Evangelio nos enseña una lección de fe y, nos enseña a no esperar signos visibles para creer.

Tomás quiso experimentar por si mismo, el mismo modo, como a veces nos gusta, de experimentar por nosotros mismos, sin que nadie nos cuente.

Por que, a Cristo, cada uno lo debemos experimentar en primera persona, es decir, por nosotros mismo.

Al final solo depende de nosotros mismos, y entregarnos con fe y confianza a Jesús.

El Señor le permite a Tomás, esta experiencia personal, ese reconocimiento a la divinidad de Jesús con esta hermosa oración de alabanza: “Señor mío y Dios mío.”

También, a cada uno de nosotros, Jesús, nos permite, una experiencia personal que en algún momento de nuestra vida tuvimos, y que repetimos las mismas palabras: “Señor mío y Dios mío.”

  1. Felices los que creen sin haber visto

Dice el Señor: ¡Felices los que creen sin haber visto!

La respuesta de Cristo a esta confesión de Tomás contrasta la fe de Tomás y la presencia de Cristo resucitado, para proclamar: "bienaventurados a los que creen sin ver".

Esta bienaventuranza,
  • se refiere a los futuros fieles
  • que aceptan y creen, la fe y las enseñanzas que fueron enseñadas por los apóstoles
  • quienes fueron elegidos por Dios para ser testigos de su resurrección
  • y para transmitirla a los demás por medio de la tradición y el Magisterio de la Iglesia
En Juan 17, 20 Jesús en su oración al Padre dice: "No ruego solamente por ellos, sino también por todos aquellos que por su palabra creerán en mí"


Jesús y la mujer adúltera




Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano

"El que este libre de pecado, que tire la primera piedra."  (Jn 8, 1-11)
  1. "Entonces se sentó..."
"Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el Templo, donde la multitud se le acercaba. Y El, sentado entre ellos, les enseñaba".

Se acercaban los días de la fiesta de los judíos, llamada fiesta de los Tabernáculos (Jn 7, 2).

Jesús, cuando estaba en Jerusalén, se retiraba a pasar la noche y orar en
  • el monte de los Olivos (Mt 24, 3 y Mt 26, 30)
  • y en el monte de Getsemaní

Este Evangelio de Juan nos narra varios detalles importantes
  • que Jesús, fue muy de mañana fue al templo, para enseñar
  • que: “la multitud se acercaba a Él”
  • que, Jesús estaba en uno de los atrios del templo “Entonces se sentó y comenzó a enseñarles”

Cuando el Niño Jesús, se perdió y su Madre María y José lo buscaban, nos dice Lc 2, 46: "Después de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los Maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas".

Con esto, Juan en su Evangelio, que Jesús se sentó, para resaltar, que Jesús escribía con su dedo en la tierra.
  1. Le trajeron a la mujer...

En esta situación, “Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido
sorprendida en adulterio”.

La traían para juzgarla y comprometer a Jesús con el cumplimiento de la Ley.

Para la multitud, el delito del que la acusan, lo dan por verdad aun sin presentar testigos, y sin celebrar un juicio.

  1. “...decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo.”

Le alegan lo que dice la Ley de Moisés:
  • Levítico 20:10 dice: "El hombre que comete adulterio con una mujer casada, el hombre que lo comete con la mujer de su prójimo morirá: el adúltero y la adúltera juntos"
  • Deuteronomio 22, 23: "Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos, el adúltero y la adúltera. Así harás desaparecer el mal de Israel"

  1. ¿Donde está el hombre adultero?

Del Evangelio de san Juan, surge la pregunta
  • ¿Dónde estaba el hombre con el cual se cometía el adulterio?
También él tenía que responder por la falta.

Quizás estaba oculto entre la multitud.

La acusada esta sola e indefensa ante la acusación.

La multitud consideraba su conducta como un acto vergonzoso y la condenaban, pero no lo condenan a él.

Los escribas y fariseos, intentan tenderle una trampa a Jesús, enfrentándolo al pueblo y hacerlo parecer que quebranta la ley, y así tener motivos para acusarlo y condenarlo.

  1. Le preguntan.

Le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la Ley apedrear a estas mujeres".

Le hacen, la pregunta: “Y tú, ¿qué dices?".

Con esto Jesús
  • si aprobaba la legislación mosaica, su misericordia quedaba en duda
  • si no la aprobaba, lo acusarían de ir contra la Ley de Moisés

En cualquiera de los dos casos, la pena de muerte era de competencia exclusiva del procurador romano.
  • En Jn 18, 31 cuando llevaron a Jesús ante Pilato, este les dijo: "Llévenselo y júzguenlo según su ley.
  • Los judíos contestaron: No tenemos autorización para aplicar pena de muerte"
  1. "Inclinándose, escribía con el dedo..."
Jesús, que estaba sentado, inclinándose, escribía con el dedo en tierra.

¿Qué significado tiene esto?
El sentido de este gesto lo podemos ver en Lc 12, 13-14 que dice: "Uno de la multitud le dijo: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo nuestra herencia. El le contestó: Amigo, ¿quien me ha hecho juez o partidor de herencia entre ustedes?

Con la adultera, Jesús, no quería intervenir en un asunto que le proponen y que venia con trampa.

Ya vendrá, como Justo Juez en el Juicio Final, para juzgar a toda la humanidad.

  1. "Aquel que no tenga pecado..."

Por eso ellos insistían en preguntarle.

Jesús les da una lección de justicia y de misericordia.

E incorporándose en su asiento, sin ponerse de pie, mirándolos, les dijo: "Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra".

Y siguió escribiendo en el suelo.

Aquí hace referencia en la Ley
  • Deuteronomio 13, 9-10 referente a los que te quieren apartar de la fe: "No tendrás piedad de él, no lo perdonaras ni lo encubrirás, sino que lo denunciaras. Tu mano será la primera en caer sobre él para darle muerte, y después lo hará todo el pueblo. Lo apedrearan hasta que muera, porque trató de apartare de Yahvé, tu Dios..."
  • Deuteronomio 17, 7 referente a un hombre o una mujer hacen lo que desagrada a Yahvé, o sirven a otros dioses... en cuanto te lo denuncien o en cuanto lo aprendas, empezaras por investigar bien todo. Si compruebas que esta abominación se ha cometido en Israel, sacaras a las puertas de la ciudad al hombre o a la mujer que cometieron esta fechoría, y los apedrearas hasta que mueran. Pero exigirás las declaraciones de dos o tres testigos para condenarlos a muerte. Nadie será condenado a muerte por la acusación de un solo testigo. La mano de los testigos será la primera en tirar piedras para matarlo. Después, todo el pueblo acabará de apedrearlo. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti"

Mas tarde, será Jesús quien los condene, al hacer referencia a las siete maldiciones contra los fariseos.
  • En Mt 23, 27 dice: “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos hipócritas! Pues ustedes son semejantes a sepulcros bien pintados que tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y de toda clase de podredumbre. Ustedes también aparecen exteriormente como hombres religiosos, pero en su interior están llenos de hipocresía y de maldad".

  1. "Empiezan a marcharse..."

Al escuchar su palabra, que tenia sentido de acusación, empezaron a marcharse los acusadores, uno a uno, comenzando por los más ancianos.

Como siempre
  • los más jóvenes, son los que quieren mostrarse más celosos con el cumplimiento de la Ley
  • los más ancianos, con más experiencia de la vida, son los primeros en salirse de aquella situación
Y también en su vida más larga, su conciencia les recordaba su mayor numero de pecados.
  1. "Jesús se quedo solo..."
Los que estaban antes escuchando a Jesús, y la turba que trajeron a la mujer, desaparecen y solo quedan Jesús y la mujer adúltera.

Aprendemos de este Evangelio sobre la justicia divina:
    • de la justicia contra los acusadores, "En la medida que juzguéis, serás juzgado"
    • y la gran misericordia del Padre y del Hijo
Si la turba no tenia medios para condenarla, tampoco lo hará Jesús, que vino a salvarnos y a perdonarnos.

Por eso le dijo: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?". Ella le respondió: "Nadie, Señor". Y Jesús le dijo: "Yo tampoco te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar".
  1. La justicia
El Salmo 42, 1 nos dice: "Hazme justicia y defiende mi causa del hombre sin piedad: de la gente tramposa y depravada líbrame, tú, Señor. Tú eres mi Dios y protector".

Toda la humanidad pide un clamor por la justicia, por la paz, y por el respeto entre todos los hombres.

Este deseo interno de construir un mundo más justo, en el que se respete más al hombre, es porque fuimos creado a la imagen y semejanza por Dios.

Esto es parte fundamental del deseo de justicia que existe en el corazón cristiano.

Por eso, toda la predicación de Jesús es un llamado a la justicia y a la misericordia en el mundo.

Jesús, que ve en nuestros corazones, ve el arrepentimiento de ella, y le dice. “Vete, y no vuelvas a pecar".

Y la adúltera se encontró a si misma con:
  • la vergüenza de haber sido sorprendida en el pecado;
  • estar a punto de morir apedreada;
  • el perdón de Jesús;
  • recuperar la gracia de Dios;
  • un cambio de su vida de pecado;
  • volver a ser hija de Dios.
  1. El nos perdona
La respuesta de Jesús, dejo confundido a la multitud que le querían comprometer
  • por una parte, se puso del lado de la ley, por tanto, ya no podían acusarlo de quebrantar la ley
  • por otra parte, perdona a la acusada del mismo pecado que la condenaban

Jesús con su bondad y misericordia, confunde a los hipócritas acusadores.

Aprendemos del Evangelio,
  • que Jesús siempre es bondadoso, amable, misericordioso y compasivo con los pecadores
  • pero al mismo tiempo es fuerte con los soberbios y los hipócritas

Jesús se nos muestra misericordioso, y lo demuestra con su perdón en la mujer acusada.

Si Jesús hubiese condenado a la mujer, esta habría sido lapidada hasta morir.

Con esto nos enseña, que nadie esta condenado a morir por haber pecado.

No hay pecado que el Señor no perdone, si acudimos a El con verdadero arrepentimiento.

Lo que mira Jesús, no es lo grave de nuestro pecado, sino que mira la sinceridad de nuestro arrepentimiento.

Nos dice, "Vuelvan a mí de todo corazón, porque soy bondadoso y compasivo"

Nos dice el Salmo 32, 1-2 "Dichoso el que es absuelto de pecado y se encuentra sin culpa. Dichoso el hombre a quien Dios no le nota culpa alguna, y en cuyo corazón no se halla engaño".


Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección




 Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano

 "El debía resucitar de entre los muertos..."   (Jn 20, 1-9 )
  1. María Magdalena y las mujeres

Al caer la tarde del sábado, María Magdalena y María, madre de Santiago, y Salomé compraron aromas para embalsamar el cuerpo muerto de Jesús.

Muy de mañana, al otro día, llegan al sepulcro.

San Juan, lo sitúa en el primer día de la semana (después del sábado).

Y a la hora en que llegan al sepulcro es de madrugada, cuando todavía estaba oscuro.

María Magdalena al llegar al sepulcro, vio que la piedra había sido movida.

Por los evangelios sinópticos sabemos que la visita de María Magdalena al sepulcro no la hace sola, sino que viene en compañía de otras mujeres, cuyos nombres son: María, la madre de Santiago, y Salomé, la madre de Juan y Santiago el Mayor.

Y, todas se quedan consternadas porque no hallan el cuerpo del Señor.

El Ángel del Señor, con su vestidura blanca como la nieve, les dice: "No temáis: sé que buscáis a Jesús Nazareno: no está aquí. Ha resucitado tal como la había anunciado". (Mt 28, 5-6).

  1. "Se han llevado del sepulcro al Señor.."

María Magdalena y las mujeres, al ver removida la piedra, se asustaron, ella no entró en el sepulcro, y corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, que es el mismo Juan.
Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

Esa frase, no sabemos, hace referencia a las otras mujeres que la acompañaron.
  1. "El otro discípulo..."
Conocemos del amor de Jesús por sus apóstoles, pero en el caso de San Juan, hay una predilección especial, por su humildad.

Esto lo vemos cuando San Juan en lugar de nombrarse a si mismo en el evangelio, utiliza la frase “El otro discípulo al que Jesús amaba”.

  1. "Este discípulo corrió más que Pedro..."
Pedro y Juan salieron corriendo al recibir esta noticia.

Este discípulo amado, corría más que Pedro, por la diferencia de edad y juventud.

Y “llegó antes.” al sepulcro, pero “no entró.”

  1. "Vio las vendas en el suelo..."

Juan no entró, esperando a Pedro que es el primero que entra en el sepulcro y vio las
vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús.

El evangelista, nos hace ver que no es un robo. De haber sido así, los que lo hubiesen robado no se hubiesen preocupado por los detalles de llevar un cuerpo muerto sin su mortaja, y sin dejar las vendas y sudario enrollado en un lugar aparte.
  1. "Luego entró el otro discípulo..."

Juan nos muestra unos detalles, “Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró”.

Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.”

Pedro, con su carácter impetuoso y de mucha experiencia, al ver el ambiente del sepulcro, se cuestiona lo que ha sucedido.

San Juan que es limpio de corazón, no tiene ninguna duda y cree.

Y añade, “Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, El debía resucitar de entre los muertos”.

Nuestra fe personal, no es fija, sino que es un continuo camino de crecimiento con Jesús, que varia de acuerdo con nuestros problemas y situaciones diarias, hasta el día en que lleguemos al Reino de los Cielos.

  1. La Resurrección

La Resurrección gloriosa de Jesús, es la clave de toda su vida, y el fundamento de nuestra fe.
San Pablo nos dice en 1 Cor 15, 17: "Porque si los muertos no resucitan, tampoco resucitó Cristo. Y si Cristo no resucitó, ustedes no pueden esperar nada de su fe y siguen en sus pecados".

En Efesios 2, 4-6 dice: "Porque Dios, que es rico en misericordia, nos manifestó su inmenso amor, y a los que estábamos muertos por nuestras faltas, nos dio vida en Cristo. ¡Por gracia han sido salvados! Y nos resucitó con Cristo para sentarnos con él en los cielos"

La Pascua de Resurrección
    • es la fiesta de nuestra redención y, fiesta de acción de gracias y de alegría
    • en la Resurrección de Cristo, es donde se apoya nuestra resurrección
    • la Resurrección de Cristo, es el centro de nuestra fe católica

Este milagro es tan grande, que los Apóstoles son, testigos de la Resurrección de Jesús
    • Hechos 1, 22 "Es preciso, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros durante todo el tiempo que convivimos con Jesús...uno de ellos venga a ser junto con nosotros testigo de su resurrección"
    • Hechos 2, 32 "...el Patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba permanece entre nosotros hasta ahora...A Jesús Dios lo resucitó, de lo cual todos nosotros somos testigos"
    • Hechos 3, 12-15 "Sepan que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros Padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron y a quien negaron ante Pilato...Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello"
  1. Jesús glorioso
Después de resucitar por su propia virtud, Jesús glorioso fue visto por los discípulos, que pudieron cerciorarse de que era Él mismo: pudieron hablar con Él, le vieron comer, comprobaron las huellas de los clavos y de la lanza...

Jesús, que murió en la cruz, ha resucitado, ha triunfado de la muerte, del poder de las tinieblas, del dolor y de la angustia.

Se apareció a su Madre Santísima, se apareció a María de Magdala, a Pedro y a los demás Apóstoles."

  1. Al tercer día
Jesús estuvo en el sepulcro los tres días profetizados.

Resucitó al tercer día, al amanecer, cuando aún estaba oscuro, anunciándonos su propia luz.

El mundo había quedado a oscuras. Jesús es la luz del mundo entero.

En Jn 8, 12 dice Jesús: "Yo Soy la Luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la Vida".

Jesús, es luz para el mundo, para cada época de la historia, para cada sociedad, para cada hombre, mujer y niño.

  1. La Vigila Pascual
En la liturgia de la Vigilia pascual del Sábado Santo en la Misa, el Templo Parroquial esta en oscuridad total, símbolo de las tinieblas en las que vive la humanidad sin Cristo.

En un momento el Sacerdote proclamó la gran noticia: "La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".

Y de la luz del cirio pascual, que simboliza a Cristo, todos los fieles recibieron la luz: el Templo Parroquial quedó iluminado con la luz del cirio pascual.

Es la luz que la Iglesia derrama sobre toda la tierra que vive en tinieblas.

La Resurrección de Cristo es una llamada a nuestro apostolado: de ser luz y llevar la luz a otros.

En Jn 12, 32 dice Jesús: "Y cuando Yo haya sido levantado sobre la tierra, atraeré a todos a mí".

Nuestra misión de cristianos es proclamar esa Realeza de Cristo, anunciarla con nuestra palabra y con nuestras obras.
  1. La Virgen María
La Virgen María, que estuvo acompañada por las santas mujeres en las horas de la crucifixión de su Hijo, ahora no acompañó a María Magdalena, y las otras mujeres cuando iban a embalsamar el Cuerpo de Jesús.

María Magdalena y las demás mujeres, han olvidado las palabras de Jesús acerca de su resurrección al tercer día.

La Virgen Santísima sabe que su hijo Jesús resucitará.

Ninguno de los evangelios, nos da un detalle de la aparición de Jesús resucitado, a su Madre María.

Pero si, después de su resurrección Jesús
  • a María Magdalena, se le apareció de forma que ella no le reconoció
  • a los dos discípulos de Emaús, se les unió como un hombre que iba de viaje.
  • a los apóstoles, se les apareció cuando ellos están reunidos en el Cenáculo con las puertas cerradas
Por eso. si Jesús se le apareció a las mujeres y los discípulos, también se le apareció a su madre.

Ella estuvo junto a Jesús, en todos los momentos importantes de su vida, incluyendo en su muerte en la cruz.

Por eso, ella también tuvo su propia experiencia privilegiada de su resurrección.

A su Madre, se le apareció en su forma gloriosa y divina, porque ya no tendría la misma forma vida que tubo en la tierra.

Con esto, Jesús cambia el inmenso dolor de su madre, en una inmensa alegría.

María, ve el cuerpo de su Hijo glorioso y resucitado.

María, ve aquel cuerpo que tuvo muerto entre sus brazos, ahora lo ve resucitado.

Y cada uno de nosotros, durante este tiempo de Pascua, también celebremos la resurrección de Jesús junto con su madre, la Virgen María.


viernes, 22 de marzo de 2019

El contestador telefónico de Dios


¿Que sucedería si Jesús decidiera instalar un contestador telefónico automático en el cielo?

Imagínate a ti mismo orando y escuchando el siguiente mensaje:

"Gracias por llamar a la Casa de mi Padre... 

Por favor seleccione una de las siguientes opciones:
Para "peticiones", presione 1
Para "acciones de gracias", presione 2
Para "quejas", presione 3
Para "otros" presione 4

Imagínate que Dios usara la excusa tan conocida... 

"De momento todos nuestros ángeles están ocupados, atendiendo a otros feligreses. Por favor manténgase orando en la línea y su llamada será atendida en el orden que fue recibida.

¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?

Si desea hablar con Pedro, presione 5;
con el Arcángel Miguel, presione 6;
con cualquier otro ángel, presione 7;
si desea que el Rey David le cante un salmo, presione 8;
si desea hacer reservaciones para la casa del Padre; simplemente presione: J U A N, seguido de los números 3, 1, 6;
si desea obtener respuestas a preguntas sobre los dinosaurios, la edad de la Tierra, OVNIs, donde está el Arca de Noé, por favor espere a llegar al Cielo.

¿Te imaginas lo siguiente en tu oración?

"Nuestro sistema señala que ya llamó antes el día de hoy, por favor cuelgue inmediatamente y despeje la línea para otros que quieren orar también"

O bien:
"Nuestras oficinas estarán cerradas el fin de semana, por Semana Santa; por favor vuelva a llamar el lunes."

GRACIAS A DIOS que esto no sucede...
GRACIAS A DIOS que le puedes llamar en oración cuantas veces lo necesites...
GRACIAS A DIOS que a la primera llamada ÉL siempre te contesta...
GRACIAS A DIOS porque en JESÚS y con JESÚS nunca estará la línea ocupada...
GRACIAS A DIOS que ÉL nos responde personalmente y nos conoce por nuestro nombre...
GRACIAS A DIOS que ÉL conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos...
GRACIAS A DIOS porque de nosotros depende llamarle en ORACIÓN...

www.sanmiguel.org.ar

Domingo de Ramos




Por: Rev. Diácono Teodoro L. González Serrano

Pasión de Jesucristo Según San Lucas 22, 14:23-56.
  1. No sufrir
No es fácil meditar en la pasión del Señor, cuando todo a nuestro alrededor, es una invitación a alejarnos del dolor y del sacrificio.

El periódico, la radio, la televisión nos repite constantemente, en los anuncios comerciales, que debemos de vivir solo para nosotros, tener el mejor cuerpo, la mejor salud, el mejor auto, o el mejor perfume.

También, las personas, nos dicen que no debemos sufrir por nada ni por nadie.

La gente considera que cuando uno triunfa en los negocios, el trabajo, la profesión, es cuando uno se salva, pero esos no ven ni entienden, el triunfo de Jesús en la cruz.
  1. Las preguntas
Nos hacemos las mismas preguntas en todos los tiempos, en todas las culturas.
    • ¿Qué significado tiene dar la vida por los demás?
    • ¿Por qué existe el dolor?
    • ¿Por qué existe el sufrimiento?
    • ¿Qué sentido tiene el sufrimiento?
    • ¿Qué respuesta nos da la Pasión de Jesús?
  1. Nuestra cruz
Cada ser humano tiene su propia cruz, que cargará durante toda su vida.
    • La cruz propia, siempre es nuestra, está en nuestro interior; vinimos con ella
    • Nuestra cruz, es lo que no podemos cambiar fácilmente y que nos duele
    • En uno será el carácter, en otros el sentimiento de soledad, en otros la pérdida de la paz interior, en otro la enfermedad, cada cruz es diferente y de diferente tamaño
Pero también hay otras cruces, que normalmente, nos las ponen los demás.
    • Es aquel que nos mortifica la vida
  1. El sentido de nuestra cruz
Jesús vino para darnos respuestas todas nuestras cruces y a la cruz.

Para ello supo unir en sí mismo las cruces de los demás y su propia cruz.

Para superar las cruces que nos da el prójimo, Jesús nos deja el perdón a los demás.

Él perdonó a todos desde lo alto de la cruz y fue un perdón dirigido a la humanidad entera.

No fue solamente a aquellos que le proferían dolor e insultos sino a todos los que me infligen sufrimientos hoy, en este día.

En la misma cruz, perdona también al buen ladrón que se arrepiente.

Ambas son de la misma obra de la humanidad: el perdón al que peca y el perdón al que se arrepiente.

Arrepentirse significa, reconocer que Dios es más que yo, y que le dejo que entre a mi vida, para que la transforme.
  1. La actitud de Jesús
Te has preguntado: ¿Qué actitud tomó Jesús ante su sufrimiento?

Dice el versículo 44: "En medio de un gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía al suelo como grandes gotas de sangre."

Por eso, el dolor con la oración adquiere una nueva perspectiva.
    • Cuando una persona es capaz de poner el dolor ante Dios, es el propio Dios quien lo transforma en resurrección
    • Cuando tengas un dolor, entra en contacto con Dios y ya no verás el sufrimiento como un fracaso
    • Descubrirás que, ya no es el sufrimiento quien te domina, sino es Jesús quien ha tomado para si ese dolor
Jesús murió por mí, para que yo entendiera, quién soy yo y quién es Él.

No destruyó mi pasado de pecado, sino que lo transformó en presente resucitado.

Aceptar la voluntad de Dios, es encontrar un significado al dolor diario.

Por eso, tenemos que dejar que nuestra, vida mire a la cruz de Cristo.
    • Pide al Señor en la oración no comprender tu sufrimiento, sino entender la cruz de Cristo
    • Tenemos que ir a la cruz de Cristo, no para entender nuestra cruz, sino para contemplarla cruz de Cristo
El sufrimiento es un misterio, que sólo desde la voluntad de Dios, tiene sentido.

La semana santa empieza con la entrada triunfal de Jesús, el Domingo de Ramos.

Por eso, La Pasión de Cristo, nunca perderá la actualidad.


El Hijo Pródigo




Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida.. (Lc 15,1-3.11-32)
  1. El amor de Dios
En el Evangelio San Lucas narra cómo cierto día en que se acercaban a Jesús muchos publicanos y pecadores, los fariseos comenzaron a murmurar porque Él los acogía a todos.

Entonces el Señor les propuso una parábola.
  • Esta parábola del hijo pródigo es una de las más bellas del Evangelio, porque expresa la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido
  • No hay otra parábola que muestre el amor de Dios y la ingratitud del pecador
El Salmo 144, 8-9 dice: "El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad. El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas".

Jesús les dice: "Un hombre tenía dos hijos, y dijo el más joven al padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde".

En la Carta a los Romanos 8, 16-17 nos dice: "El mismo Espíritu le asegura a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos de Dios, somos también herederos. Nuestra herencia será la herencia de Dios, y la compartiremos con Cristo...".
  1. A quienes representan el hijo mayor y el menor:

El padre de la parábola es Dios.

Pero ¿A quiénes representan el hijo mayor y el menor?

El hijo menor, son los publicanos y pecadores, ya que se preocupaban de no incurrir en la impureza.

El hijo menor se marchó a un país lejano.

Se separó de Dios, por eso el pecador que se aleja Dios, se pone lejos de Dios.

El hijo mayor, ¿a quién representa?

A los fariseos que se consideraban los justos, por que éstos protestan, de la conducta misericordiosa de Dios con el pecador.

En los dos hijos están representados, los justos y los pecadores.
  1. Nuestra herencia
Por eso, nuestra herencia cristiana, es un conjunto de bienes y de felicidad eterna, que disfrutaremos en el Cielo.

Si no vivimos y trabajamos en este mundo buscando la felicidad del cielo, estaremos haciendo con nuestra herencia cristiana, lo mismo que hizo el hijo menor de la parábola: "pasados pocos días, el más joven, reuniéndolo todo, partió a una tierra lejana, y allí disipó toda su herencia viviendo disolutamente".

¡Cuántas personas, viven el presente gastando su vida en cosas materiales, que solo lo llevan a la perdición de su alma!

¡No sacan tiempo para Dios!

¡Cuantas personas encuentran, su propia vida personal en esta parábola!

Dios nos dio el libre albedrío, por eso tenemos la libertad de alejarnos de la casa del Padre y malbaratar nuestra herencia de hijos de Dios.

Cuando pecamos se forma una cadena porque:
    • Nos perdemos para Dios, y para nosotros mismo, porque el pecado nos aleja del camino de Dios.
    • Cuando nos alejamos de Dios, perdemos la Gracia Santificante, que él nos da.
    • Cuando perdemos la Gracia Santificante, perdemos el sentido de nuestra vida, que es amar a Dios y al prójimo.
    • Cuando perdemos el sentido de la vida, nos convertimos en esclavos del demonio.
    • Cuando nos convertimos en esclavos del demonio, perdemos nuestra voluntad y nuestra dignidad como humano.
    • Perdemos nuestra voluntad, perdemos la herencia de la Gracia de Dios en el Cielo.
  1. El que vuelve a Dios encuentra el perdón
Esta parábola, nos muestra el modo y la forma en que las personas caen en el pecado.

Y nos hace ver, la vida miserable que alcanza el pecador.

Destaca, que solo en el regreso del pecador a Dios, encontramos la bondad y la misericordia, con la cual Dios recibe a los que se arrepienten de sus pecados.
El que vuelve a Dios en busca del perdón, encontrara su perdón.
  1. El hijo menor
El hijo menor había despreciado a su padre marchándose de su lado y había disipado su herencia; pero cuando hubo pasado algún tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose convertido en un criado y alimentándose de lo mismo que comían los cerdos, volvió arrepentido a la casa de su padre.

Al haberse alejado de su padre, se encontró consigo mismo, con su propio yo, se sometió a los sufrimientos de su propia decisión, y entonces se desesperó y sintió la necesidad de regresar a la casa de su Padre.
  1. Las consecuencias de alejarse de Dios
El hijo menor, al salir de casa del Padre, creyendo que iba a ser muy feliz, pronto comenzó a sentir necesidades.

Porque el pecado no produce felicidad, porque el demonio es el Padre de la Mentira, y por eso no puede producir felicidad.

El hijo menor comenzó a sentir la soledad y la pérdida de su dignidad humana, y se tuvo que poner a cuidar cerdos, que era lo más inmundo para un judío.

En Jeremías 2, 12-13 nos dice: "Pasmaos, cielos, de esto y horrorizaos sobremanera, dice Yahvé. Un doble crimen ha cometido mi pueblo: dejarme a mí, fuente de agua viva, para ir a excavarse cisternas agrietadas, incapaces de retener el agua".

Por eso, fuera de Dios es imposible la felicidad.
  1. Sintió hambre

"El hijo, lejos de la casa paterna, siente hambre. Entonces, volviendo en sí, recapacitando, se decidió a iniciar el camino de retorno".

Toda conversión,
  • comienza con un arrepentimiento;
  • luego volverse hacia sí mismo;
  • haciendo un alto en la vida;
  • reflexionando y analizando a dónde nos lleva las malas decisiones.

Este hijo menor, hizo lo que se conoce como un examen de conciencia, desde que salió de la casa del Padre hasta la situación en que ahora se encuentra alimentando cerdos.

El origen del pecado está en el interior del hombre, por eso, la solución esta también en el corazón.

Cuando justificamos el pecado, o ponemos excusas, se hacen imposibles el arrepentimiento y la conversión, porque su origen esta en nosotros mismos.

Solo es a través del examen de conciencia, que se comparamos nuestra vida con lo que quiere Dios.

Cuando no hallamos pecados de qué arrepentirnos, es porque nos cerrarnos ante Dios.

También nuestra soberbia trata de impedir que nos veamos tal como somos.

Igual que los Fariseos a quienes Jesús les dirigía estas palabras, también hemos cerrado nuestros oídos y tapado nuestros ojos, porque no estamos dispuestos a cambiar.
  1. Se levantó y fue a su padre.
El hijo menor continúa añorando su vida anterior en la casa del Padre, y poco a poco le viene a la mente: la familia, el hogar, el rostro del padre, entre otros.

El remordimiento y el arrepentimiento, produce la frase: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros".

También nosotros, en algún momento hemos sido como el hijo menor, por eso tenemos que estar en un continuo regreso a la casa del Padre.

Por eso, nuestro regreso hacia la casa del Padre, lo podemos hacer por medio del Sacramento del la Reconciliación, con el Sacerdote.

Al confesar nuestros pecados:
  • nos revestimos de Cristo;
  • nos hacemos hermanos suyos;
  • nos hacemos miembros de la familia de Dios.
El hijo menor llega hambriento, y sucio por el pecado.
  1. Su Padre lo vio
Dice Jesús; “estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente.
Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos”

El beso es signo de perdón.

La misericordia de Dios es tan grande, que no castiga al pecador, sino que lo espera, y le ofrece el perdón.

Cuando vuelve al Padre:
  • lo recibe brazos abiertos;
  • no le pregunta nada;
  • no le echa en cara su mala conducta anterior;
  • no le recuerda que fue ingrato.
El Padre siente compasión y hace todo esto, antes del arrepentimiento de su hijo.

Mientras el arrepentimiento es un proceso lento, El Padre corre a darnos su misericordia, aun cuando todavía estamos lejos de él.

Por eso la Confesión con el Sacerdote, nos llena de alegría y de esperanza.

Las palabras de Dios, también desbordan alegría, por que ha recuperado a su hijo perdido.

"Pronto, traed la túnica más rica y vestídsela, poned un anillo en su mano y unas sandalias en sus pies, y traed un becerro bien cebado y matadlo, y comamos y alegrémonos, porque este mi hijo, que había muerto, ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado".

Los símbolos
  • la túnica más rica, lo convierte en un huésped de honor
  • el anillo, le devuelve la autoridad, y todos los derechos
  • las sandalias, le da libertad para ir donde quiera
  1. El hijo mayor
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza.

Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo".

Él se enojó y no quiso entrar.

El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia del hijo menor (el pueblo gentil), por el beneficio de la bendición paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los gentiles.

Pero su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos". Todavía sigue indignando y no quiere entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de los gentiles, saldrá el Padre para la salvación de todo el pueblo de Israel.
  1. Hijo mío, tú estás siempre conmigo.
"¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!"

Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".

La bondad de Dios, con los pecadores es misericordiosa.

Siempre que nos alejemos de Dios, nos estamos alejando de la felicidad, de la fuente del amor.

Cuántas veces en nuestra vida, Dios Padre, nos ha recibido como el hijo pródigo, ¡con los brazos abiertos!
  1. Tiempo de Cuaresma
Dios nos invita en esta Tiempo de Cuaresma, a la reconciliación, al perdón, a la paz y a su amor.

En el Sacramento de la Reconciliación, Jesús en su misericordia, nos devuelve la gracia y la dignidad de ser hijos de Dios, que perdimos por el pecado.

Así podemos volver a la casa del Padre.

Todo regreso termina siempre en una fiesta de alegría.

En Lc 15, 10 nos dice: "Les declaro, que de la misma manera hay más alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que cambie su corazón y su vida".