Por: Diácono Teodoro L. González Serrano
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto (Lc 9,
28-36)
- Los lleva aparte
El Evangelio nos
cuenta lo que sucedió en el Monte Tabor.
Tabor significa altura o
colina.
- Está situada en la región de Galilea.
- Tiene una altura de 553 metros sobre el nivel del mar.
- Se considera desde la antigüedad como una montaña sagrada.
- Está íntimamente relacionada con la historia del pueblo judío.
Poco antes Jesús había
declarado a sus discípulos, en Cesarea de Filipo, que iba a sufrir y
padecer en Jerusalén, a morir a manos de los príncipes de los
sacerdotes, de los ancianos y de los escribas.
Los Apóstoles
habían quedado sorprendidos y entristecidos por este anuncio.
- Subió a la montaña para orar
Jesús tomó a Pedro, Juan
y Santiago, y subió a la montaña para orar.
- En otras ocasiones, Él ha subido al monte a orar solo (Mt 14, 23)
- En esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como testigos para un gran acontecimiento
Ellos son los mismos
apóstoles que luego serán testigo de de su agonía en Getsemaní.
La primera enseñanza
de este evangelio es, que Jesús había subido orar al Padre, y él
siempre lo esta haciendo.
El invita a tres de
sus amigos, porque cuando Jesús nos invita a seguirlo, es porque
quiere que seamos sus testigos.
- La transfiguración, es una experiencia de fe
"Mientras Jesús
oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de
una blancura deslumbrante".
La transfiguración,
es una experiencia de fe de Pedro, Santiago y Juan, los amigos de
Jesús.
Para nosotros llegar
a conocer los momentos más importantes de Jesús, tenemos que ser sus
amigos.
Tenemos que tener
una comunicación profunda, llena de oración, como la que estos
apóstoles tuvieron para conocer a Jesús transfigurado.
Fue un momento
extraordinario que no entendieron, pero que pudieron entender solo a
través de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús.
También ellos tuvieron su
propio martirio de sufrimiento y muerte.
Todos nosotros
también, tenemos que pasar por nuestro propio martirio de
sufrimiento y muerte.
Todos tenemos que
pasar por la muerte, para llegar a la vida eterna.
Jesús siempre nos
ayuda, a descubrir la presencia de Dios Padre en nosotros, para que
así podamos transfigurar nuestra vida.
- Y dos hombres conversaban con Él: Moisés y Elías
Este resplandor de
la gloria divina transportó a los Apóstoles a una inmensa
felicidad, que hace exclamar a San Pedro: "Maestro, ¡qué bien
estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para Tí, otra para Moisés y
otra para Elías".
Pedro quiere enseñar
y disfrutar de aquella felicidad.
También a nosotros,
lo que más deseamos es verle y vivir siempre con Él.
Es lo único
verdaderamente importante en esta vida.
Aquel momento junto
al Señor en el monte, fue de gran ayuda en todos los momentos
difíciles de la vida de estos Apóstoles.
También a cada uno de
nosotros, todos los momentos de encuentro con Jesús, a lo largo de
nuestra vida, son los que nos dan esperanza cuando pasamos por
momentos difíciles.
Nuestra existencia
en este mundo, es un continuo caminar hacia el Cielo con Jesús.
En nuestras debilidades,
Jesús siempre esta a nuestro lado para ayudarnos.
El cielo es un lugar de
gozo eterno, porque estamos en la presencia de Jesús, y por lo tanto
no hay muerte, ni miedo al pecado y al demonio.
No tendremos temor, porque
ya no perderemos lo que Él nos ha dado.
Así, junto a San
Pedro, los demás apóstoles, los santos y el pueblo santo de Dios,
podremos decir: Señor, ¡Qué bien estamos aquí!
La misma gloria que vieron
Pedro, Santiago y Juan en la transfiguración de Jesús, también
todos nosotros la veremos eternamente en el cielo.
En 1 Corintios 2, 9
nos dice: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni nadie a pensado lo que
Dios ha preparado para los que le aman".
¡No hay imaginación
posible para lo que vamos a encontrar en el Cielo!
- Experiencia personal
Hace unos cuantos
años, fuí a San Sebastián, PR, por la mañana a buscar unos
documentos, y aproveché para hacerle una visita a Nuestro Señor
Sacramentado en el Sagrario.
Pero al entrar por
la puerta del lado izquierdo de la Iglesia, todo estaba en penumbra,
y estaba un señor rezando de rodillas en uno de los bancos.
Desde los cristales del
frente de la Iglesia, venía un rayo de luz, que iluminaba el lugar
donde estaba ese señor.
Yo podía ver como el
polvo que estaba en el aire brillaba, y reflejaba la luz.
Era tan hermoso ese
momento y tal lleno de paz, en ese momento, dí la vuelta, y salí de la Iglesia,
porque sentí que no podía interrumpir ese momento que tenía esa persona con
Dios.
Esa experiencia nunca se ha borrado de mi mente, y la disfruté inmensamente.
- Grandes templos o Iglesias
¿Cómo te sientes cuando
entras a tu Iglesia o Templo?
- ¿Sientes la presencia de Dios?
- ¿Es tu Iglesia, grande o pequeña?
Muchas veces hemos
visto o visitado grandes templos, que son majestuosos e
impresionantes.
- Nos preocupamos por construir Iglesias o templos para Dios, pero el lugar favorito de Él es nuestro corazón
- En todas las Iglesia Católicas del mundo entero, hay un lugar donde se guarda la Sagrada Comunión, y se le conoce como el Sagrario
- Siempre al lado del Sagrario, hay una vela encendida 24/7 para indicar y anunciar la presencia de Jesús Sacramentado
- Es el lugar donde cada uno de nosotros nos acercamos para estar con Jesús, y tener una conversación con Él
También, cuando
vivimos y andamos en el camino de Jesús, Él esta presente en
nuestra familia, en el trabajo, y la comunidad.
- "Este es mi Hijo, El Elegido, Escúchenlo"
Desde una nube se oyó
entonces una voz que decía: "Éste es mi Hijo, el Elegido,
escúchenlo".
Esta es la voluntad
de Dios, que escuchemos a su Hijo.
Para ser un servidor
de verdad, tenemos que oír siempre a Jesús.
Es una invitación a
descubrir su obras y enseñanzas.
Para eso, tenemos
que tener una actitud abierta para escuchar su Palabra.
Este llamado de
parte de Dios, nos demuestra que Jesús es verdaderamente el Mesías,
y también revela que la persona de Jesús, es el Hijo amado del
Padre y que posee su misma gloria divina.
Cuando nosotros nos
dejamos transfigurar por Jesús, nuestra familia, nuestra comunidad,
nuestra sociedad, y el mundo cambia para bien.
Nosotros nos trasfiguramos
cuando aceptamos la palabra de Jesús y la ponemos en práctica.
- Una nube los envolvió enseguida.
En el Antiguo
Testamento, la nube siempre indicaba la presencia de Dios, y en Éxodo
40, 34-35 nos dice: "La nube envolvió el tabernáculo de la
reunión y la gloria de Yahvé llenaba todo el lugar".
En Éxodo 19, 9
"Yahvé dijo a Moisés: Yo vendré a tí en una nube densa, para
que vea el pueblo que Yo hablo contigo y tengan siempre fe en tí".
En la
transfiguración, esa nube envuelve el Tabor a Cristo y de ella surge
la voz de Dios Padre: "Éste es mi Hijo, el Amado, escuchadle a Él".
Con esta frase, Dios
Padre nos habla a través de Jesucristo, a todos los hombres de todos
los tiempos.
Su voz es un
constante presente, por eso se oye en cada época, en cada cultura,
en cada sociedad, en cada generación, en cada hombre, mujer y niño.
- Al alzar los ojos
Nos dice el
evangelio, que "Al alzar sus ojos no vieron a nadie sino solo a
Jesús", y no estaban Elías y Moisés. Solo ven al Señor.
Ellos ven al mismo Jesús,
que ha han visto predicar, que ha pasado hambre y cansancio, que saca
tiempo para estar a solas y orar al Padre.
Ven al mismo Jesús,
que ha estado con ellos en diferentes situaciones, sin manifestar su
poder y gloria.
Ahora ven al Jesús
normal, a quien ellos están acostumbrados a ver.
Es ese mismo Jesús
normal, que nosotros debemos buscar en nuestra vida diaria, en el
trabajo, en la calle, en nuestros vecinos, en nuestra oración.
Es el Jesús que recibimos
en la Misa, cuando recibimos la Sagrada Comunión.
Es el Jesús que nos
perdona a través del Sacramento de la Reconciliación, por medio de
la Confesión con el Sacerdote.
Jesús está en toda nuestra vida y después de ella.
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