viernes, 22 de marzo de 2019

Domingo de Ramos




Por: Rev. Diácono Teodoro L. González Serrano

Pasión de Jesucristo Según San Lucas 22, 14:23-56.
  1. No sufrir
No es fácil meditar en la pasión del Señor, cuando todo a nuestro alrededor, es una invitación a alejarnos del dolor y del sacrificio.

El periódico, la radio, la televisión nos repite constantemente, en los anuncios comerciales, que debemos de vivir solo para nosotros, tener el mejor cuerpo, la mejor salud, el mejor auto, o el mejor perfume.

También, las personas, nos dicen que no debemos sufrir por nada ni por nadie.

La gente considera que cuando uno triunfa en los negocios, el trabajo, la profesión, es cuando uno se salva, pero esos no ven ni entienden, el triunfo de Jesús en la cruz.
  1. Las preguntas
Nos hacemos las mismas preguntas en todos los tiempos, en todas las culturas.
    • ¿Qué significado tiene dar la vida por los demás?
    • ¿Por qué existe el dolor?
    • ¿Por qué existe el sufrimiento?
    • ¿Qué sentido tiene el sufrimiento?
    • ¿Qué respuesta nos da la Pasión de Jesús?
  1. Nuestra cruz
Cada ser humano tiene su propia cruz, que cargará durante toda su vida.
    • La cruz propia, siempre es nuestra, está en nuestro interior; vinimos con ella
    • Nuestra cruz, es lo que no podemos cambiar fácilmente y que nos duele
    • En uno será el carácter, en otros el sentimiento de soledad, en otros la pérdida de la paz interior, en otro la enfermedad, cada cruz es diferente y de diferente tamaño
Pero también hay otras cruces, que normalmente, nos las ponen los demás.
    • Es aquel que nos mortifica la vida
  1. El sentido de nuestra cruz
Jesús vino para darnos respuestas todas nuestras cruces y a la cruz.

Para ello supo unir en sí mismo las cruces de los demás y su propia cruz.

Para superar las cruces que nos da el prójimo, Jesús nos deja el perdón a los demás.

Él perdonó a todos desde lo alto de la cruz y fue un perdón dirigido a la humanidad entera.

No fue solamente a aquellos que le proferían dolor e insultos sino a todos los que me infligen sufrimientos hoy, en este día.

En la misma cruz, perdona también al buen ladrón que se arrepiente.

Ambas son de la misma obra de la humanidad: el perdón al que peca y el perdón al que se arrepiente.

Arrepentirse significa, reconocer que Dios es más que yo, y que le dejo que entre a mi vida, para que la transforme.
  1. La actitud de Jesús
Te has preguntado: ¿Qué actitud tomó Jesús ante su sufrimiento?

Dice el versículo 44: "En medio de un gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente, y el sudor le caía al suelo como grandes gotas de sangre."

Por eso, el dolor con la oración adquiere una nueva perspectiva.
    • Cuando una persona es capaz de poner el dolor ante Dios, es el propio Dios quien lo transforma en resurrección
    • Cuando tengas un dolor, entra en contacto con Dios y ya no verás el sufrimiento como un fracaso
    • Descubrirás que, ya no es el sufrimiento quien te domina, sino es Jesús quien ha tomado para si ese dolor
Jesús murió por mí, para que yo entendiera, quién soy yo y quién es Él.

No destruyó mi pasado de pecado, sino que lo transformó en presente resucitado.

Aceptar la voluntad de Dios, es encontrar un significado al dolor diario.

Por eso, tenemos que dejar que nuestra, vida mire a la cruz de Cristo.
    • Pide al Señor en la oración no comprender tu sufrimiento, sino entender la cruz de Cristo
    • Tenemos que ir a la cruz de Cristo, no para entender nuestra cruz, sino para contemplarla cruz de Cristo
El sufrimiento es un misterio, que sólo desde la voluntad de Dios, tiene sentido.

La semana santa empieza con la entrada triunfal de Jesús, el Domingo de Ramos.

Por eso, La Pasión de Cristo, nunca perderá la actualidad.


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