"El Espíritu llevó a Jesús al desierto, y allí lo tentó el diablo." (Lc 4, 1-13)
Por: Rev. Diácono Teodoro L. González Serrano
- La Cuaresma en el desierto
Jesús, se ha
retirado al desierto para orar y prepararse antes de empezar su
predicación.
La Cuaresma
conmemora los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto, en
preparación de sus años de predicación, que terminaran en la Cruz
y en la resurrección de la Pascua.
Son cuarenta días
de oración y de penitencia.
También nosotros,
siguiendo su ejemplo, nos tenemos que preparar con oración, para
comenzar cualquier acción apostólica.
Al final, tuvo lugar
las tentaciones de Cristo.
Jesús se somete a
la tentación, y deja al Maligno que lo tiente.
Es la primera vez
que interviene el diablo en la vida de Jesús.
Pone a prueba a
Nuestro Señor.
- Las enseñanzas de las pruebas
Jesús se lo
permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a vencer
las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida.
Todo lo que hacía
Jesús, era para nuestra enseñanza.
Jesús quiere
enseñarnos con su ejemplo, que nadie esta exento de recibir
cualquier tentación.
Todos nosotros
también, tenemos las mismas tentaciones que Jesús, pero de un modo
de diferente de acuerdo a nuestra fe y la posición que tengamos en
nuestra sociedad.
El demonio no va a
ofrecernos todos los reinos del mundo, sino que lo hará en una
escala menor, en nuestro trabajo, en la comunidad o en la Iglesia.
El nos va a ofrecer,
lo que nosotros podremos comprar.
Como dice el refrán:
¡Cada cual tiene su precio!
Sus ofertas vienen
escondidas en toda clase de formas.
Por eso es que
tantas personas en buenas posiciones sociales y económicas, se dejan
llevar por el deseo de tener más y más y se pierden.
Jesús nos enseña
con su tentación, cómo podemos vencerlas y además nos enseña que
tenemos que sacar provecho de las pruebas, para purificar nuestra
alma y hacernos santos.
Al vencer las
tentaciones, nos ayuda a desprendernos de las cosas materiales, y
buscar las cosas espirituales, y ser feliz en el Reino de los Cielos.
Jesús no nos
promete una vida cómoda, sino que aprendamos de las pruebas a
aumentar nuestra fe.
- Primera tentación
Jesús, todo aquel
tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Es en ese momento en
el cual el demonio le ofrece la primera tentación, el alimento.
Entonces el diablo
le dijo: “Si eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se
convierta en pan”. Jesús le contestó:
“Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”. (Hace referencia
a Deuteronomio 8, 3)
Jesús, es perfecto
Dios y perfecto hombre.
Por eso tiene hambre
y sed, se cansa después de caminar, o llora cuando se muere un
amigo, come con los amigos.
El nos entiende
porque ha experimentado los mismos cansancios, alegrías,
sufrimientos, dolores, sentimientos y afectos que nos encontramos a
lo largo de nuestra vida.
Jesús, también
experimenta las tentaciones del demonio.
Con esto nos enseña que
las tentaciones son parte de nuestra vida diaria.
Jesús permite que
las tentaciones sucedan, como una prueba a nuestra voluntad.
Las tentaciones pueden
servirnos para nuestro crecimiento espiritual, por eso lo permite.
Cuando nos dejamos
llevar por el Espíritu Santo, el nos da la capacidad de discernir
entre una prueba de fe, y una tentación que nos lleva al pecado y a
la muerte.
Por eso, también
nosotros debemos distinguir entre "ser tentado" y
"consentir" en la tentación.
- Ser tentado es una prueba de fe
- Consentir es aceptar la tentación y dejarse caer en ella
Lo importante para
nosotros, es luchar constantemente contra la tentación.
Jesús, ¡no me dejes caer
en la tentación!
También, Jesucristo
fue tentado, pero no cayó.
- El Demonio aprovecha las oportunidades
El demonio nos
tienta siempre aprovechando nuestras necesidades y debilidades.
Jesús, se encuentra
débil, y siente hambre como cualquier hombre.
Es el momento que
aprovecha y se acerca con la sugerencia de que convierta las piedras
en el pan.
Y Jesús no solo
rechaza el alimento, sino que aleja de sí una insinuación de usar
su poder divino para su necesidad.
Jesús que se ha
humillado, en su condición humana, no usa su poder de Dios para huir
de las dificultades o del esfuerzo.
En todos los
Evangelios: Jesús nunca hace milagros en su propio beneficio
- Convierte el agua en vino, para los esposos de Caná
- multiplica los panes y los peces, para dar de comer a una multitud hambrienta
Durante sus primeros
30 años, se gana el pan con su propio trabajo como carpintero.
Jesús nos quiere
enseñar que nuestras necesidades las consigamos con nuestro propio
trabajo, y que así, Dios bendecirá nuestro esfuerzo y dedicación.
Nos enseña a ser
honrados, a ser sinceros, a ser humildes, y amar el trabajo.
Jesús dijo en una
ocasión; "Mi Padre aun trabaja".
Nos enseña también
a estar atentos, en nuestros momentos de debilidad, de cansancio, o
cuando estamos pasando una dificultad, porque el demonio aprovecha ese momento para tentarnos.
- Segunda tentación
En la segunda
tentación, el demonio ofrece a Jesús toda la gloria y el poder
terreno que un hombre puede ambicionar.
Le mostró todos los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
- "Te daré poder sobre estos países y te entregaré sus riquezas, porque me han sido entregadas y las doy a quien quiero. Todo será tuyo si te arrodillas delante de mí"
- Pero Jesús le replicó; "Así dice la escritura, Adoraras al Señor tu Dios, y a Él solo servirás" (Hace referencia a Deuteronomio 6, 13)
El demonio siempre
promete más de lo que puede dar, porque todos los reinos, gobiernos,
países, tierras son propiedad de Dios y no de los hombres.
Por eso Jesús dice, "Se
me ha dado todo poder en el cielo y la tierra".
Toda tentación es
siempre un engaño, una mentira, porque el Demonio es el padre de la
mentira.
Por eso, el demonio
usa nuestras propias ambiciones.
Pensemos en cuántas cosas
deseamos en este mundo; dinero, poder, reconocimiento, prestigio,
posición social, o bienes materiales, entre otras.
Todas estas cosas
materiales se convierten en falsos dioses y nos esclavizan.
Jesús no condena el
que tengamos bienes, producto de nuestro trabajo, sino que no quiere
que estos nos separen de Dios.
Cada uno tenemos una
lucha constante, porque dentro de nosotros, esta la tendencia a
buscar la gloria de este mundo.
Hoy también Jesús
nos dice: "Adorarás al Señor Dios tuyo; y a Él solo
servirás".
- Tercera tentación
En la tercera
tentación, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso sobre el
pináculo del Templo.
Y le dijo: Si eres
Hijo de Dios, arrójate abajo. porque dice la escritura: Dios
ordenara a sus ángeles de que te protejan. Ellos te llevaran es sus
manos para que no tropiecen tus pies contra alguna piedra".
Y le respondió
Jesús: Escrito está también: "No tentarás al Señor tu
Dios". (Hace referencia A Deuteronomio 6, 16)
Esta es una
tentación capciosa
- si se niegas, demuestra que no confía en Dios
- si acepta, obliga a Dios a enviar, a sus ángeles para que le salven
En Mt 27, 42 esta
misma tentación, se la harán los judíos cuando esta en la cruz;
"...Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y
creeremos en él".
Nosotros también,
tenemos que, de estar atentos para rechazar, cualquier tentación que
afecten nuestro trabajo apostólico o nuestra vida de cristiano.
- Jesús esta a nuestro lado.
El Señor está
siempre a nuestro lado, en cada tentación, y nos dice en Jn 16, 33:
"...! sean
valientes! Yo he vencido al mundo".
En Mt 26, 41 nos
dice que debemos prevenir la tentación con la oración: "Estén
despiertos y orando, para que no caigan en tentación: el espíritu
es animosa, pero la carne es débil".
Debemos hacer lo que
rezamos en el padrenuestro: "no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal, Amen".
Fue el mismo Jesús
quien nos enseño a orar esta oración
Por eso, siempre
contamos con la gracia de Dios para vencer cualquier tentación.
Nuestras armas para
este combate espiritual contra la tentación, son: la oración, la
Santa Misa, la Santísima Eucaristía, el Sacramento de la Penitencia
con el Sacerdote, y la devoción a la Santísima Virgen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario