sábado, 9 de marzo de 2019

Última Cena



1. Llegada la hora.. (Lc 22, 14-23)

El Evangelio nos invita a conocer en el corazón sacerdotal de Cristo.

Es un corazón de pastor y salvador, que se desvive por las ovejas de su rebaño, que nunca abandonará.

San Lucas nos dice: "Cuando llegó la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles, y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer".

Un corazón que manifiesta ansia por los suyos, y por todos nosotros.

Este corazón de sacerdote y pastor manifiesta sus sentimientos, en la institución de la Eucaristía.

Los tres sinópticos, (Mateo, Marcos y Lucas) hacen referencia a este pasaje en sus evangelios.

San Lucas, nos destaca los elementos propios, en la institución eucarística, que son
    • el vino = Sangre de Cristo
    • el pan = su Cuerpo
    • sus palabras = la Consagración
    • orden = Haced esto en memoria Mía
  1. El vino
Es su última Pascua terrena, Jesús anuncia a sus apóstoles, cena celestial: “Les aseguro que yo no la comeré más hasta que llegue a su pleno cumplimiento en el Reino de Dios”.

Cuando “vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios”.

Que no nos suceda como a aquellos que, una vez cerrada la puerta, la golpean diciendo: “Señor, ábrenos… Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”. Y él nos dirá: “No sé de dónde son ustedes. Apártense de mí todos los que hacen el mal” (Lc 13,25-26.29).

El banquete eucarístico evoca la imagen de un banquete en el cielo.
    • Después de la bendición se bebía la primera copa ritual
    • luego el relato de la Pascua
    • este lo hacía el que presidía, citando los textos Dt 26, Ex 13; 12:29; 1:14, a petición del más joven de los presentes.
    • luego se cantaba la primera parte del Hallel (Sal 113-14),
    • después se partía y daba el pan
    • este debió de ser el momento de la consagración del pan eucarístico
  1. Haced esto...
San Lucas, después de la consagración del pan, añade en boca de Jesús: "Haced esto en memoria mía".

El concilio de Trento definió doctrina de fe, de que, con estas palabras, Jesús ordenó a los apóstoles sacerdotes, y les estableció que ellos y sus sucesores, ofreciesen el sacrificio eucarístico.

En la Última Cena, Jesús sustituye la Vieja Alianza con el Pueblo Judío, por la Nueva Alianza con toda la humanidad.
  1. La Nueva Alianza
La Antigua Alianza era una memoria, nos dice en Ex 12:14 "Ustedes harán recuerdo de está fiesta año ras año, y lo celebrarán con una fiesta en honor a Yahvé. Esta ley es para siempre: los descendientes de ustedes no dejarán de celebrar este día".

El ritual de la cena pascual, terminaba con la comida del cordero pascual.

San Lucas menciona el momento de la consagración del cáliz, que fue después de comer el cordero, se llamaba el cáliz de bendición, por las largas bendiciones que sobre él se hacían (1 Cor 10:16).

Esta nueva cena pascual adquiere un nuevo sentido
    • al convertirse en un anuncio de la muerte de Jesús
    • al Jesús ser el inicio de la nueva alianza
    • al Jesús querer establecer su relación con los hombres
Estos gestos hacen referencia a su muerte en la cruz, que da origen a la nueva alianza, la cual sólo alcanzará su plenitud en su Reino.

El centro del relato está en las palabras de Jesús sobre el pan y el vino.
  1. La Misa
Hoy Jesús, se hace presente en el mundo, a través de la Sagrada Eucaristía en la Misa.

Es así, como continuamos el memorial de Jesús.

Jesús, quiere celebrar cada día la pascua con nosotros y se nos hace presente en la celebración eucarística.

El quiere estar con nosotros, y le pedimos que se quede con nosotros.
  1. La Última Cena
La Última Cena en la que el Señor va a instituir el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.

San Juan sintetiza con una frase los sentimientos de Jesús: "Sabiendo Jesús que había llegado su hora..., así como había amado a los suyos en el mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13,1).

La Eucaristía será el instrumento que permitirá a Jesús, consolarnos en todo lugar y en todo momento.

La voluntad del Padre es que Jesús se siente a su derecha, hasta su segunda venida, pero el amor de Jesús por todos nosotros sus amigos, le mueve a instituir la Eucaristía, en la cual se queda realmente presente en su Cuerpo y Sangre.

Jesús nos entrega su amistad y nos pide nuestra amistad.
    • Ha dejado de ser el Maestro para convertirse en amigo
    • Jesús nos dice: "Vosotros sois mis amigos... No os llamo siervos, os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer…"
    • "Os he hablado para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud"
    • No me habéis elegido vosotros a mí, soy yo quien os he elegido y os he destinado a que os pongáis en camino y deis fruto, y un fruto abundante" (Jn 15, 16)

Dios nos creó para ser felices junto a Él. Los hombres desobedecieron y pecaron (Gen 3,9).

El pecado es un desequilibrio, un desorden, que busca el placer, la satisfacción del egoísmo y la soberbia.

Por eso, el pecado frustra el camino y la meta de nuestra felicidad.

Así nace nuestra necesidad de la expiación, del sufrimiento, del dolor, para volver a restablecer el equilibrio y el orden de Dios.

Dios nos envía la Persona divina, su Hijo, haciéndose hombre para que nos ame como Dios, hasta la muerte de cruz.

Isaías 52, 13 nos dice: "Ese Hombre Dios, el Siervo de Yahvé, que, "desfigurado no parecía hombre, como raíz en tierra árida, si figura, sin belleza, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, considerado leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes, como cordero llevado al matadero", iniciando así la redención de todos los hombres.

Jesús, es la Cabeza, a la cual Dios quiere, unir a todos los hombres.

El Padre, lo ha constituido Pontífice de la Alianza Nueva y eterna por medio de la unción del Espíritu Santo.
  1. El Sacerdote
Para eso, Jesús, antes de morir, elige a unos hombres por medio del sacerdocio, para que, bauticen, proclamen su palabra, perdonen los pecados y renueven su propio sacrificio, en servicio de sus hermanos.

Él, ha elegido a unos hombres de entre los hombres.
    • para ser sacerdotes
    • para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión
    • Ellos renueven en su nombre el sacrificio de la redención, donde el pueblo santo se reúne en el Templo, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos
    • Sus sacerdotes, que al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, dan su testimonio de fidelidad y amor a Jesús
  1. Funciones
En el siglo XI comienza la teología que puso la sacramentalidad del Orden Sacerdotal de la Iglesia.

Desde entonces se designa con el titulo de Orden, el sacramento que confiere el poder de celebrar la eucaristía.

El sacerdocio católico, es un hombre que han recibido el espíritu y, en virtud de su orden, continúan la obra de los apóstoles.

Las jerarquías del ministerio aparecen en los escritos de los Padres de la Iglesia, como tareas que hombres llamados a edificar el cuerpo de Cristo.

El Orden sacramental es una dimensión esencial para la Iglesia, y por eso fue incluido entre los sacramentos.

Las funciones del obispo, del sacerdote, y las del diácono, están asignadas e identificadas por el derecho canónico.

El Presbítero Sacerdote, colabora con el obispo en las funciones de gobierno de la Iglesia.
Entre sus funciones esta el ofrecimiento de la eucaristía.

Por eso la función del Presbítero en la Iglesia, parte de la Ultima Cena y de las palabras de Cristo, que mandó a los apóstoles hacer "haced esto en memoria mía" (1 Cor 11).
  1. El Concilio Vaticano II
El Concilio Vaticano II dice: "Los presbíteros ejercitan su oficio sagrado sobre todo en el culto eucarístico o comunión, en donde, representando la persona de Cristo, el sacerdote es al mismo tiempo presidente de la celebración eucarística, él ofrece el sacrificio in nomine Ecclesiae o, en persona Ecclesiae y consagrante, sacrificador, y como tal ya no actúa meramente in persona Ecclesiae, sino in persona Christi y proclamando su misterio, unen las oraciones de los fieles al sacrificio de su Cabeza, Cristo, representando y aplicando en el sacrificio de la misa, hasta la venida del Señor (1 Cor 11,26), el único sacrificio del Nuevo Testamento, a saber: el de Cristo, que se ofrece a sí mismo al Padre como hostia inmaculada (Heb 9,11-28)".
  1. La celebración de la Eucaristía
Por eso, el sacerdote nos introduce en el memorial del Señor; "Haced esto en memoria mía".

Por eso el ministerio del sacerdote no se puede limitar a la celebración de un rito; compromete toda la vida y se desarrolla de acuerdo con todo el orden sacramental.
    • El exhorta a la asamblea de los fieles a vivir el sacrificio de la cruz
    • También proclama la palabra de Dios
    • Luego de la Palabra, celebra La misma Cena, en la consagración, repite las mismas palabras de Jesús, "esta es mi sangre de la nueva alianza que será derramada por todos"
    • También repite las mismas palabras de Jesús que declara: "Cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva" (1 Cor 11,26).
Las funciones principales del sacerdote son
    • predicar
    • bautizar
    • los matrimonios
    • celebrar la eucaristía
El sacerdocio hoy está desvalorizado. Las cosas poco prácticas no se cotizan.

Esta generación consumista sólo tiene ojos para sus propios intereses materiales.
    • ha perdido el sentido de la gratuidad
    • no le dan valor a un beso y una sonrisa
Un jardín no es un negocio, pero necesitamos su belleza. Cultivar patatas y cebollas es más productivo, pero los rosales y las azucenas son necesarios.

El Sacerdote fue instituido por Jesús porque:
    • El Sacerdote sirve. Siempre está sirviendo
    • El Sacerdote es necesario para que limpia la casa
    • El Sacerdote perdona nuestros pecados, porque es instrumento de la misericordia de Dios
    • El Sacerdote está para recibir confidencias, y descargar nuestras conciencias, porque nos da confianza y paz
    • El sacerdote nos ilumina ante los problemas diarios y los conflictos con nuestros valores y fe
    • El sacerdote intercede, le da gracias a Dios, y le rinde el culto debido en la Misa
    • El sacerdote es luz nos ilumina
    • El sacerdote hace presente a Cristo, en los sacramentos y en propia vida
    • El Sacerdote es el alma del mundo
Por todo eso, tenemos que pedir al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies (Mt 9,38).

En un jardín puedes mirar las flores, su color, su estilo y te la llevas. Pero no puedes cambiarle el color, ni hacerla mas grande, o aumentarle su belleza.

Así hace Jesús con nosotros, escoge hombres de entre los hombres, para la función de Sacerdote.
    • Una de las cualidades que busca es su humildad
    • Otra, es la sencillez: "Si no os hacéis como niños...".
Por eso, al celebrar la Eucaristía
    • Jesús está con nosotros en su cuerpo y sangre
    • su presencia es una presencia real
    • participamos en la nueva alianza con Jesús, en la que, unidos a Él, somos hechos hijos de Dios
    • El Padre nos contempla con el mismo amor con que contempla a su Hijo
    • Celebramos la Victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte.
    • Celebramos nuestra liberación de la esclavitud del pecado
  1. Dolor de Jesús en el Monte
“Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22,42).

El dolor de Cristo en su agonía es indecible e insondable. Condensa todos los dolores físicos y morales de la humanidad.

En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo” (Lc 22, 43-44).

Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte” (Hb 5,7).

El sudor de sangre, los gritos y lágrimas de Jesús fueron descritos por el profeta Isaías: “Sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado de los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada” (Is 53,2-3).

Los gritos y lágrimas de Jesús perduran a través de la historia.
  • Son los gritos y lágrimas por los abusos que han cometido contra niños y adolescentes
  • Son los dolores y lágrimas de muchos sacerdotes santos, se ven insultados, por sus mismos feligreses a quienes han dedicado su vida
  1. Perdón
Cuando llegaron al lugar llamado El Calvario, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,33-34).

El Evangelio de Lucas se abre con el perdón, cuando Zacarías bendice a Dios por su hijo Juan, “porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados” (Lc 1,76-77).

Y se cierra con el perdón, cuando Jesús envía a los Apóstoles al mundo a “predicar en su Nombre a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados” (Lc 24,47).

El perdón fue la gran obra de Jesús.
  • Con el paralítico: “Al ver su fe, Jesús le dijo: ‘Hombre, tus pecados te son perdonados” (5,20)
  • Con la mujer pecadora: “Dijo a la mujer: ‘Tus pecados te son perdonados’” (Lc 7,48)
El perdón es una petición capital en la oración que Jesús nos enseñó: “Padre, … perdona nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden” (Lc 11,4).

Y enseña a su discípulo a ser generoso en el perdón: “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo” (Lc 17,3-4).

La expresión máxima del perdón, Jesús la da en la cruz.

Esteban, el primer discípulo en morir por Jesús que, cuando lo mataban, repitió las palabras del Maestro: “Señor, ¡no les tengas en cuenta este pecado”! (Hch 7,59).

¡Cuánto perdón necesitamos nosotros, de parte de Dios y del prójimo!

El perdón de Dios está siempre pronto, pues brota de su misericordia infinita. Para recibirlo, es preciso que a nuestra vez perdonemos.

Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes” (Mt 6,14-15).
  1. Pedido de perdón
“Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino” (Lc 23,42).

Así le dijo a Jesús el buen ladrón, crucificado junto a él, quien supo reconocer su inocencia y vislumbró que era el Mesías.

Por ello mereció escuchar de sus labios: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23, 43).

  1. El último suspiro
Jesús, con un gritó exclamó: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Y diciendo esto expiró” (Lc 23, 46).

Los evangelistas Mateo y Marcos ponen en labios de Jesús un salmo desgarrador
  • “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” (Sal 22, 2)
  • Pero también es un salmo lleno de esperanza: “En ti confiaron nuestros padres: confiaron, y tú los libraste… Tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme” (Sal 22, 5.20)
La ultima palabra, que Jesús pronuncia al expirar: “‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’” (Lc 23,46).

Hace referencia al salmo 31, propio de un hombre, que pone su vida en manos de Dios: “Yo me refugio en ti Señor, ¡que nunca me vea defraudado!... Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos” (Sal 31,2.5-6).

Después de haber perdonado a sus enemigos, restableció la paz, y nos reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz” (Ef 2,16).

La misión que Dios le encomendara estaba cumplida.

Le quedaba ponerse en sus manos.

A todos nos llegará la hora de nuestra muerte. Evaluemos nuestra vida, para así podamos entregarle nuestra alma en paz, como lo hizo Jesús.

Y entonces el Padre también nos resucitará.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario