1. Llegada la hora.. (Lc 22, 14-23)
El Evangelio nos
invita a conocer en el corazón sacerdotal de Cristo.
Es un corazón de
pastor y salvador, que se desvive por las ovejas de su rebaño, que
nunca abandonará.
San Lucas nos dice:
"Cuando llegó la hora, Jesús se puso a la mesa con los
apóstoles, y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con
vosotros antes de padecer".
Un corazón que
manifiesta ansia
por los suyos, y por todos nosotros.
Este corazón de sacerdote
y pastor manifiesta sus sentimientos, en la institución de la
Eucaristía.
Los tres sinópticos,
(Mateo, Marcos y Lucas) hacen referencia a este pasaje en sus
evangelios.
San Lucas, nos
destaca los elementos propios, en la institución eucarística, que
son
- el vino = Sangre de Cristo
- el pan = su Cuerpo
- sus palabras = la Consagración
- orden = Haced esto en memoria Mía
- El vino
Es su última Pascua
terrena, Jesús anuncia a sus apóstoles, cena celestial: “Les
aseguro que yo no la comeré más hasta que llegue a su pleno
cumplimiento en el Reino de Dios”.
Cuando “vendrán
muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su
lugar en el banquete del Reino de Dios”.
Que no nos suceda
como a aquellos que, una vez cerrada la puerta, la golpean diciendo:
“Señor, ábrenos… Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste
en nuestras plazas”. Y él nos dirá: “No sé de dónde son
ustedes. Apártense de mí todos los que hacen el mal” (Lc
13,25-26.29).
El banquete
eucarístico evoca la imagen de un banquete en el cielo.
- Después de la bendición se bebía la primera copa ritual
- luego el relato de la Pascua
- este lo hacía el que presidía, citando los textos Dt 26, Ex 13; 12:29; 1:14, a petición del más joven de los presentes.
- luego se cantaba la primera parte del Hallel (Sal 113-14),
- después se partía y daba el pan
- este debió de ser el momento de la consagración del pan eucarístico
- Haced esto...
San Lucas,
después de la consagración del pan, añade en boca de Jesús:
"Haced esto en memoria mía".
El concilio de
Trento definió doctrina de fe, de que, con estas palabras, Jesús
ordenó a los apóstoles sacerdotes, y les estableció que ellos y
sus sucesores, ofreciesen el sacrificio eucarístico.
En la Última Cena, Jesús
sustituye la Vieja Alianza con el Pueblo Judío, por la Nueva Alianza
con toda la humanidad.
- La Nueva Alianza
La Antigua Alianza
era una memoria, nos dice en Ex 12:14 "Ustedes harán recuerdo
de está fiesta año ras año, y lo celebrarán con una fiesta en
honor a Yahvé. Esta ley es para siempre: los descendientes de
ustedes no dejarán de celebrar este día".
El ritual de la cena
pascual, terminaba con la comida del cordero pascual.
San Lucas menciona
el momento de la consagración del cáliz, que fue después de comer
el cordero, se llamaba el cáliz de bendición, por las largas
bendiciones que sobre él se hacían (1 Cor 10:16).
Esta nueva cena pascual adquiere un nuevo sentido
Esta nueva cena pascual adquiere un nuevo sentido
- al convertirse en un anuncio de la muerte de Jesús
- al Jesús ser el inicio de la nueva alianza
- al Jesús querer establecer su relación con los hombres
Estos gestos hacen
referencia a su muerte en la cruz, que da origen a la nueva alianza,
la cual sólo alcanzará su plenitud en su Reino.
El centro del relato está en las palabras de Jesús sobre el pan y el vino.
El centro del relato está en las palabras de Jesús sobre el pan y el vino.
- La Misa
Hoy Jesús, se
hace presente en el mundo, a través de la Sagrada Eucaristía en la
Misa.
Es así, como
continuamos el memorial de Jesús.
Jesús, quiere celebrar cada día la pascua con nosotros y se nos hace presente en la celebración eucarística.
Jesús, quiere celebrar cada día la pascua con nosotros y se nos hace presente en la celebración eucarística.
El quiere estar con
nosotros, y le pedimos que se quede con nosotros.
- La Última Cena
La Última Cena en
la que el Señor va a instituir el sacramento de su Cuerpo y de su
Sangre.
San Juan sintetiza
con una frase los sentimientos de Jesús: "Sabiendo Jesús que
había llegado su hora..., así como había amado a los suyos en el
mundo, los amó hasta el extremo" (Jn 13,1).
La Eucaristía será
el instrumento que permitirá a Jesús, consolarnos en todo lugar y
en todo momento.
La voluntad del
Padre es que Jesús se siente a su derecha, hasta su segunda venida,
pero el amor de Jesús por todos nosotros sus amigos, le mueve a
instituir la Eucaristía, en la cual se queda realmente presente en
su Cuerpo y Sangre.
Jesús nos entrega
su amistad y nos pide nuestra amistad.
- Ha dejado de ser el Maestro para convertirse en amigo
- Jesús nos dice: "Vosotros sois mis amigos... No os llamo siervos, os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer…"
- "Os he hablado para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud"
- No me habéis elegido vosotros a mí, soy yo quien os he elegido y os he destinado a que os pongáis en camino y deis fruto, y un fruto abundante" (Jn 15, 16)
Dios nos creó para
ser felices junto a Él. Los hombres desobedecieron y pecaron (Gen
3,9).
El pecado es un
desequilibrio, un desorden, que busca el placer, la satisfacción del
egoísmo y la soberbia.
Por eso, el pecado
frustra el camino y la meta de nuestra felicidad.
Así nace nuestra
necesidad de la expiación, del sufrimiento, del dolor, para volver a
restablecer el equilibrio y el orden de Dios.
Dios nos envía la
Persona divina, su Hijo, haciéndose hombre para que nos ame como
Dios, hasta la muerte de cruz.
Isaías 52, 13 nos
dice: "Ese Hombre Dios, el Siervo de Yahvé, que, "desfigurado
no parecía hombre, como raíz en tierra árida, si figura, sin
belleza, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufrimientos, considerado leproso, herido de
Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por
nuestros crímenes, como cordero llevado al matadero", iniciando
así la redención de todos los hombres.
Jesús, es la
Cabeza, a la cual Dios quiere, unir a todos los hombres.
El Padre, lo ha
constituido Pontífice de la Alianza Nueva y eterna por medio de la
unción del Espíritu Santo.
- El Sacerdote
Para eso, Jesús,
antes de morir, elige a unos hombres por medio del sacerdocio, para
que, bauticen, proclamen su palabra, perdonen los pecados y renueven
su propio sacrificio, en servicio de sus hermanos.
Él, ha elegido a
unos hombres de entre los hombres.
- para ser sacerdotes
- para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión
- Ellos renueven en su nombre el sacrificio de la redención, donde el pueblo santo se reúne en el Templo, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos
- Sus sacerdotes, que al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, dan su testimonio de fidelidad y amor a Jesús
- Funciones
En el siglo XI
comienza la teología que puso la sacramentalidad del Orden
Sacerdotal de la Iglesia.
Desde entonces se
designa con el titulo de Orden, el sacramento que confiere el poder
de celebrar la eucaristía.
El sacerdocio
católico, es un hombre que han recibido el espíritu y, en virtud de
su orden, continúan la obra de los apóstoles.
Las jerarquías del
ministerio aparecen en los escritos de los Padres de la Iglesia, como
tareas que hombres llamados a edificar el cuerpo de Cristo.
El Orden sacramental es
una dimensión esencial para la Iglesia, y por eso fue incluido entre
los sacramentos.
Las funciones del
obispo, del sacerdote, y las del diácono, están asignadas e
identificadas por el derecho canónico.
El Presbítero
Sacerdote, colabora con el obispo en las funciones de gobierno de la
Iglesia.
Entre sus funciones
esta el ofrecimiento de la eucaristía.
Por eso la función
del Presbítero en la Iglesia, parte de la Ultima Cena y de las
palabras de Cristo, que mandó a los apóstoles hacer "haced
esto en memoria mía" (1 Cor 11).
- El Concilio Vaticano II
El Concilio Vaticano
II dice: "Los presbíteros ejercitan su oficio sagrado sobre
todo en el culto eucarístico o comunión, en donde, representando la
persona de Cristo, el sacerdote es al mismo tiempo presidente de la
celebración eucarística, él ofrece el sacrificio in nomine
Ecclesiae o, en persona Ecclesiae y consagrante, sacrificador, y como
tal ya no actúa meramente in persona Ecclesiae, sino in persona
Christi y proclamando su misterio, unen las oraciones de los fieles
al sacrificio de su Cabeza, Cristo, representando y aplicando en el
sacrificio de la misa, hasta la venida del Señor (1 Cor 11,26), el
único sacrificio del Nuevo Testamento, a saber: el de Cristo, que se
ofrece a sí mismo al Padre como hostia inmaculada (Heb 9,11-28)".
- La celebración de la Eucaristía
Por eso, el
sacerdote nos introduce en el memorial del Señor; "Haced esto
en memoria mía".
Por eso el
ministerio del sacerdote no se puede limitar a la celebración de un
rito; compromete toda la vida y se desarrolla de acuerdo con todo el
orden sacramental.
- El exhorta a la asamblea de los fieles a vivir el sacrificio de la cruz
- También proclama la palabra de Dios
- Luego de la Palabra, celebra La misma Cena, en la consagración, repite las mismas palabras de Jesús, "esta es mi sangre de la nueva alianza que será derramada por todos"
- También repite las mismas palabras de Jesús que declara: "Cada vez que coméis de ese pan y bebéis de esa copa proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva" (1 Cor 11,26).
Las funciones
principales del sacerdote son
- predicar
- bautizar
- los matrimonios
- celebrar la eucaristía
El sacerdocio hoy
está desvalorizado. Las cosas poco prácticas no se cotizan.
Esta generación
consumista sólo tiene ojos para sus propios intereses materiales.
- ha perdido el sentido de la gratuidad
- no le dan valor a un beso y una sonrisa
Un jardín no es un
negocio, pero necesitamos su belleza. Cultivar patatas y cebollas es
más productivo, pero los rosales y las azucenas son necesarios.
El Sacerdote fue
instituido por Jesús porque:
- El Sacerdote sirve. Siempre está sirviendo
- El Sacerdote es necesario para que limpia la casa
- El Sacerdote perdona nuestros pecados, porque es instrumento de la misericordia de Dios
- El Sacerdote está para recibir confidencias, y descargar nuestras conciencias, porque nos da confianza y paz
- El sacerdote nos ilumina ante los problemas diarios y los conflictos con nuestros valores y fe
- El sacerdote intercede, le da gracias a Dios, y le rinde el culto debido en la Misa
- El sacerdote es luz nos ilumina
- El sacerdote hace presente a Cristo, en los sacramentos y en propia vida
- El Sacerdote es el alma del mundo
Por todo eso,
tenemos que pedir al Señor de la mies que envíe trabajadores a su
mies (Mt 9,38).
En un jardín puedes mirar
las flores, su color, su estilo y te la llevas. Pero no puedes
cambiarle el color, ni hacerla mas grande, o aumentarle su belleza.
Así hace Jesús con
nosotros, escoge hombres de entre los hombres, para la función de
Sacerdote.
- Una de las cualidades que busca es su humildad
- Otra, es la sencillez: "Si no os hacéis como niños...".
Por eso, al celebrar la
Eucaristía
- Jesús está con nosotros en su cuerpo y sangre
- su presencia es una presencia real
- participamos en la nueva alianza con Jesús, en la que, unidos a Él, somos hechos hijos de Dios
- El Padre nos contempla con el mismo amor con que contempla a su Hijo
- Celebramos la Victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte.
- Celebramos nuestra liberación de la esclavitud del pecado
- Dolor de Jesús en el Monte
“Padre, si quieres,
aleja de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”
(Lc 22,42).
El dolor de Cristo
en su agonía es indecible e insondable. Condensa todos los dolores
físicos y morales de la humanidad.
En medio de la angustia,
él oraba más intensamente, y su sudor era como gotas de sangre que
corrían hasta el suelo” (Lc 22, 43-44).
“Él dirigió
durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y
lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte” (Hb 5,7).
El sudor de sangre,
los gritos y lágrimas de Jesús fueron descritos por el profeta
Isaías: “Sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin
un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado de los
hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien
ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por
nada” (Is 53,2-3).
Los gritos y
lágrimas de Jesús perduran a través de la historia.
- Son los gritos y lágrimas por los abusos que han cometido contra niños y adolescentes
- Son los dolores y lágrimas de muchos sacerdotes santos, se ven insultados, por sus mismos feligreses a quienes han dedicado su vida
- Perdón
“Cuando llegaron
al lugar llamado El Calvario, lo crucificaron junto con los
malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús decía:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23,33-34).
El Evangelio de
Lucas se abre con el perdón, cuando Zacarías bendice a Dios por su
hijo Juan, “porque irás delante del Señor preparando sus caminos,
para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de
los pecados” (Lc 1,76-77).
Y se cierra con el
perdón, cuando Jesús envía a los Apóstoles al mundo a “predicar
en su Nombre a todas las naciones la conversión para el perdón de
los pecados” (Lc 24,47).
El perdón fue la gran
obra de Jesús.
- Con el paralítico: “Al ver su fe, Jesús le dijo: ‘Hombre, tus pecados te son perdonados” (5,20)
- Con la mujer pecadora: “Dijo a la mujer: ‘Tus pecados te son perdonados’” (Lc 7,48)
El perdón es una
petición capital en la oración que Jesús nos enseñó: “Padre, …
perdona nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a
aquellos que nos ofenden” (Lc 11,4).
Y enseña a su discípulo
a ser generoso en el perdón: “Si tu hermano peca, repréndelo, y
si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra
ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’,
perdónalo” (Lc 17,3-4).
La expresión máxima
del perdón, Jesús la da en la cruz.
Esteban, el primer
discípulo en morir por Jesús que, cuando lo mataban, repitió las
palabras del Maestro: “Señor, ¡no les tengas en cuenta este
pecado”! (Hch 7,59).
¡Cuánto perdón
necesitamos nosotros, de parte de Dios y del prójimo!
El perdón de Dios está
siempre pronto, pues brota de su misericordia infinita. Para
recibirlo, es preciso que a nuestra vez perdonemos.
“Si perdonan sus
faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los
perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el
Padre los perdonará a ustedes” (Mt 6,14-15).
- Pedido de perdón
“Jesús, acuérdate de
mí cuando vengas a establecer tu Reino” (Lc 23,42).
Así le dijo a Jesús
el buen ladrón, crucificado junto a él, quien supo reconocer su
inocencia y vislumbró que era el Mesías.
Por ello mereció escuchar
de sus labios: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el
Paraíso” (Lc 23, 43).
- El último suspiro
“Jesús, con un
gritó exclamó: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Y
diciendo esto expiró” (Lc 23, 46).
Los evangelistas Mateo y
Marcos ponen en labios de Jesús un salmo desgarrador
- “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” (Sal 22, 2)
- Pero también es un salmo lleno de esperanza: “En ti confiaron nuestros padres: confiaron, y tú los libraste… Tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme” (Sal 22, 5.20)
La ultima palabra, que
Jesús pronuncia al expirar: “‘Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu’” (Lc 23,46).
Hace referencia al
salmo 31, propio de un hombre, que pone su vida en manos de Dios: “Yo
me refugio en ti Señor, ¡que nunca me vea defraudado!... Sácame de
la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi
vida en tus manos” (Sal 31,2.5-6).
Después de haber
perdonado a sus enemigos, restableció la paz, y nos reconcilió con
Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz” (Ef 2,16).
La misión que Dios le
encomendara estaba cumplida.
Le quedaba ponerse en sus
manos.
A todos nos llegará
la hora de nuestra muerte. Evaluemos nuestra vida, para así podamos
entregarle nuestra alma en paz, como lo hizo Jesús.
Y entonces el Padre
también nos resucitará.
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