martes, 14 de mayo de 2019

Las Bodas de Caná





"...Haced lo que Él os diga..."  (Jn 2, 1-12)


  1. La humanidad de Jesús

En las Bodas de Caná, Jesús transforma el agua en vino por intercesión de su Madre Santa María, que dice: "No tienen vino" y, como quien tiene autoridad propia, dice a los criados: "Haced lo que Él os diga".

Y Jesús, dice: "Llenad las vasijas de agua", y el Señor hace el milagro; transforma el agua, en divinas.

Por eso, vamos a ver en ese milagro, ese amor de parte de Jesús a toda la humanidad, como una forma de unión de él con nosotros.

Vemos como el Señor, transforma nuestra miseria, nuestra agua, en ese vino divino, que ofrecemos, a través del Sacerdote, en la Eucaristía durante la Misa.

Hemos visto el día de Navidad, cómo Jesús vino entre nosotros, "El Verbo se hizo carne, y habito entre nosotros".

Es el modo más sencillo que hizo Dios, que es hacerse uno de nosotros, para darnos nuestra redención.

Por eso, la manifestación de Jesús queda manifestada, y con su Epifanía se unen también su bautismo y el milagro de las bodas de Cana.

Aunque en nuestra vida diaria hay muchos momentos en que llevamos nuestra cruz, también, en la vida hay muchos más momentos alegres que disfrutamos y que le dan sentido a la vida, tales como el amor, la amistad, el ambiente de familia, los momentos de oración, de disfrutar los rayos de sol en un bello atardecer o amanecer, entre otros.

Y los momentos más importantes de nuestra vida, es cuando sacamos tiempo para estar con Dios a solas.

Estos encuentros, son los que cuando estemos tan preocupados por nuestros problemas y enfermedades, Jesús nos ayuda a encontrar el camino de la paz y tranquilidad que solo él nos puede dar.   

Y esa paz, es la fortaleza que tenemos para hacer y cumplir la voluntad de Dios.

Y solo así podremos entender y comprender el amor que Dios tiene con nosotros, en Cristo Jesús.

El Evangelio nos enseña que, debemos llevar siempre en nuestro corazón que, estamos con el Señor y que él esta con nosotros.

Él, no nos deja nunca solos, "Yo estaré con vosotros, hasta el fin del mundo".

En nuestra vida sólo tenemos, lo que hemos dado, y cuanto más damos más se nos da.

Si damos amor, nos dan amor.

Junto al Amor, Jesús nos da la Esperanza, nos da la Fe, y esto es lo que nos mueve a llevar una vida de acuerdo con la voluntad de Dios.

Por eso nos dice San Pablo sobre nuestra unión con Cristo."Para mí, la vida es Cristo".

Solo así podemos dar la paz, porque la gente, necesita la paz.

Por eso, al ver a Jesús en las Bodas de Caná, en esta manifestación en su primer milagro, tenemos que fomentar en nosotros el deseo de amar más la Humanidad de Jesús, y seguir sus palabras: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"


  1. Las bodas en el pueblo de Israel

En Israel las fiestas de las bodas duraban varios días y el vino era un elemento indispensable por ser la bebida más importante y, símbolo del amor de los novios. Había que preparar en cantidad comida y vino para los invitados.

Entre los que se encuentran invitados en estas bodas de Caná vemos a María, a Jesús y a sus Discípulos.

Reinaba un ambiente de fiesta y alegría.

Igual que para los puertorriqueños.


  1. La fiesta de boda

De ahí los 600 litros de las tinajas de agua que Jesús convierte en vino.

María llega a la boda, y ayuda. De esta forma, con su intuición femenina, se da cuenta del apuro por el que pasaban los novios al faltarles el vino.


  1. El nombre de madre de Jesús

Dos veces llama San Juan, Madre de Jesús, a la Virgen. La siguiente ocasión será en el Calvario.

Entre los dos acontecimientos, Caná y el Calvario hay diversas analogías.

Uno está situado al comienzo y el otro al final de la vida pública de Jesús, para indicar que toda la obra del Señor está acompañada por la presencia de María.

Ambos episodios señalan la especial solicitud de Santa María hacia los hombres;
ü  en Caná intercede cuando todavía no ha llegado la hora;
ü  en el Calvario ofrece al Padre la muerte redentora de su Hijo,
ü  y acepta la misión que Jesús le confiere de ser Madre de todos los creyentes.
ü  "Mujer, ahí tienes a tu hijo"

María se pone entre su Hijo y los hombres.

Por eso, es mediadora como madre nuestra, para hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres.

Por eso, María intercede por los novios ante su hijo.

La respuesta de Jesús, puede ser de difícil interpretación para nosotros, porque en la respuesta, se aprecia un distanciamiento de Jesús frente a su madre. "No ha llegado mi hora"

Por eso cuando la llama mujer, nos suena extraña en la boca de un hijo y sobre todo en la cultura del pueblo judío.

Sin embargo, la reacción de María, nos demuestra que no fue un rechazo, ya que le dijo a los sirvientes que hicieran lo que él les dijera.


  1. No tienen vino

Pero la Madre, que conoce bien el corazón de su Hijo, actúa como si hubiera accedido a su petición inmediatamente.

María es la Madre atentísima a todas nuestras necesidades, como no lo ha estado ni lo estará ninguna madre sobre la tierra.

El milagro tendrá lugar porque la Virgen ha intercedido.

«¿Por qué tendrán tanta eficacia los ruegos de María ante Dios?

Porque las oraciones de los santos son oraciones de siervos, en tanto que las de María son oraciones de Madre, que es de donde procede su eficacia y carácter de autoridad.
Y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede rogar sin ser atendida.

Nadie le pide a la Santísima Virgen que interceda ante su Hijo en favor de los esposos.

Con todo, el corazón de María, la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera.

Si la Santísima Virgen obró así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?

¿Qué no hará cuando le decimos "ruega por nosotros"?

¿Qué no conseguiremos si nos empeñamos en acudir a ella una y otra vez?

Ella, como cualquier madre, está siempre pendiente de nuestras necesidades espirituales y materiales.


  1. La hora

También es difícil entender lo que significaba, la hora de Jesús.

Algunos comentaristas bíblicos que entienden esa hora, como la hora de la cruz, en la que Jesús tenía que ser glorificado, según la voluntad del Padre.

Pero, la hora de Jesús no la señalan los hombres. Porque es la hora que Dios quiere, y que sólo él conoce.

Jesús, con su respuesta dura, nos enseña la fe de su madre, y así llega la hora del milagro del vino, que se repetirá en la ultima cena con sus discípulos.

El milagro del vino, es un signo que tiene un doble sentido:
ü  es una demostración del poder de Dios y de su presencia
ü  es la revelación de Dios y su mensaje

La transformación del agua, en vino es signo de la abundancia de la vida, que Jesús ha venido a traer al mundo.

Este signo también lo vemos, en la multiplicación de los panes.

Ambos signos anticipan el sacrificio de Cristo, en el que se revela la generosidad de Dios sobre cada uno de nosotros.

Es lo que celebramos en la eucaristía en la Misa, cuando el pan y el vino, se convierten en el cuerpo y la sangre de Jesús, cuando el sacerdote repite las mismas palabras que dijo Jesús en la Ultima Cena con los discípulos.


  1. Los milagros de Jesús

En la boda de Caná de Galilea encontramos el primero de los signos milagrosos, porque tienen un significado pedagógico.

Los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, narran muchos milagros, Juan ha escogido siete, que los explica detalladamente y los ilustra con palabras de Jesús, para enseñar una lección.

Para Juan, cada signo revela una característica del Reino de los Cielos.

En la Boda de Cana, simboliza el banquete que los profetas habían anunciado, y que Jesús hará referencia, en la parábola de las bodas del hijo del rey.


  1. La familia

Jesús comienza su ministerio dentro de los círculos familiares:
ü  su propia ciudad, Cafarnaún,
ü  su familia
ü  la de sus apóstoles

Entre los detalles de la boda, que nos da Juan están:

a)      El que María diga a Jesús que los convidados no tienen vino
ü  es una preocupación de una mujer atenta a los pequeños detalles
ü  también significa, que nosotros estamos faltos del vino de la felicidad, y Dios espera de nuestra iniciativa para devolvernos la felicidad
ü  y Jesús, es el buen vino de esa felicidad prometida

b)      No ha llegado mi hora
ü  es la referencia a la glorificación del Mesías, a través de su muerte y resurrección


  1. El tercer día

En Jn 2, 1 dice: "A los tres días se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús era de la fiesta"

Es una forma de hacer referencia al cumplimiento de la Pascua de Cristo, de su muerte y resurrección al tercer día.
ü  En Lc 24, 7 dice: "El Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado y resucitado al tercer día"
ü  En Oseas 6, 2 dice: "Dentro de poco nos dará la vida, al tercer día nos resucitará y viviremos en su presencia"

  1. El tema de la hora

Pero lo decisivo en esta ocasión es el tema de la hora
ü  En Jn 7, 30-39 dice: "entonces los judíos quisieron tomarlo preso; pero nadie le puso la mano encima; porque aún no había llegado su hora"
ü  En Jn 8, 20 dice: "Jesús dijo estas cosas en el recinto del Templo. Enseñaba en el lugar donde se reciben las ofrendas, y nadie lo tomó preso porque aún no había llegado su Hora"
ü  En Jn 13, 1 dice: "Antes de la Fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de salir de este mundo para ir al Padre..."
ü  En Ju 17, 1 dice: "Cuando terminó este discurso, Jesús elevó los ojos al cielo y dijo: Padre, ha llegado la hora: da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti..."

La hora de Jesús, es una muerte que le glorifica y glorifica al Padre, porque realiza la salvación del mundo.

Solo así se comprende el diálogo, entre María y su Hijo.

La Virgen no viene a pedir un milagro, sino que se limita a señalar un momento de apuro durante la boda.



  1. La respuesta de Jesús

Jesús responde: "¿Qué nos va a ti y a Mi, mujer?"

San Juan nos ofrece, en este relato un ejemplo de un milagro de Jesús. pero a través de un signo.

Porque el que Jesús, haya asistido a la boda, quiso demostrar que él es el autor y bendice el matrimonio.

En Mt 19, 6 el mismo Jesús, a la pregunta de si es lícito al hombre despedir a la mujer por una causa cualquiera, responde negativamente, a no ser en caso de fornicación.

Su respuesta, fue: "Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre".

Dios instituyó el matrimonio, y por tal motivo, la unión es de Dios.

Ni las que han consagrado su virginidad a Dios, carecen de bodas, por que ellas también participan con la Iglesia, que es la esposa de Cristo.
"Maridos, amar a sus esposas, como Cristo ama a su Iglesia".

El Señor Jesús, al aceptar la invitación de asistir a la boda, consolida la fidelidad conyugal y glorifica el misterio del matrimonio.

El esposo de las bodas de Caná al que se dijo: "Has conservado el buen vino hasta ahora", también representaba a Jesús, porque, había conservado hasta el final el buen vino, su palabra.


  1. Tres frases

Las tres frases del relato de San Juan son:
ü  La inicial: "Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí".
ü  La central, pronunciada por María: "No tienen vino".
ü  Y la final: "Allí Jesús manifestó su gloria".


  1. El tercer día

¿Qué es el tercer día?

El evangelio de Juan comienza con la descripción de una semana de acontecimientos, mencionados día a día.

El primer día de esa semana, lo encontramos en Jn 1, 29 cuando nos dice, Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venia a su encuentro y exclamo: "Ahí viene el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo...", y anuncia que es mayor que él.

El versículo 35 dice; Al día siguiente, es el segundo día, donde estaba Juan con dos de sus discípulos, y al ver a Jesús que iba pasando dijo: "Ese es el Cordero de Dios", y estos lo siguieron y le preguntaron "Maestro, ¿donde vives? y Jesús les dijo "Vengan y lo varan".

El versículo 43 dice; Al día siguiente, es el tercer día, donde Jesús al partir hacia Galilea, se encontró con Felipe y le dijo "Sígueme".

Aquí es donde el Evangelio de Juan dice: "Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea".

Con esto, la boda de Caná, cae en el sexto día de la semana, que es el día de la creación del hombre y de la mujer por Dios.

El Evangelio de Juan 1, 1 dice: "Al principio era el Verbo..." usando la misma palabra con que comienza Génesis 1, 1 "Al principio Dios creo el cielo y la tierra".

El libro de Génesis hace referencia a una semana de la creación, y es el sexto día, cuando Dios crea al hombre del barro, y la mujer de la costilla del hombre, que hacen que sus vidas estén unidas, por eso en Caná de Galilea, Jesús manifiesto su gloria en la unidad del matrimonio, en el sexto día de esa semana.

El evangelio de Juan reconstruye, una semana correspondiente a la semana de la creación, con la semana que termino con la boda de Caná y coincidir con el día en que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y creó a la mujer para que le acompañara.

De esta forma, Jesús le da importancia a la obra creadora de Dios, reafirmando con su presencia, la importancia del matrimonio.

Como Dios nos ha dado el libre albedrío, la intervención de Jesús se producirá al surgir una situación del hombre, y de la mujer: "No tienen vino".


  1. En la cruz

Esto mismo surgirá en el sexto día, en la pasión y muerte de Jesús, cuando en la cruz le dice a la madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo", y después le dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu Madre".

Ahí se demuestra la humanidad de Jesús, con cada uno de nosotros, restaurando así la reconciliación de Dios con el Hombre.


  1. No tienen vino

¿Qué puede significar la palabra de María: "No tienen vino?".

En los evangelios hay expresiones parecidas
ü  En Mt 25, 8 hace referencia a una situación de las necias que estaban esperando al novio en la fiesta de boda; "Ya no nos queda aceite, y nuestras lámparas se apagan".
ü  "No tienen aceite"
ü  En Jn 6, 1-7 hace referencia a la multitud, cuando Jesús le dice a Felipe: "¿Donde podremos conseguir pan para que coman? y Felipe le responde "Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo de pan"
ü  "No tienen pan"

En la Boda de Caná, donde se celebra el amor de una pareja, donde hay una fiesta, falla la previsión humana, y se acaban los recursos y se produce una situación difícil, donde surgen comentarios negativos sobre el futuro de su hogar y la perseverancia en el matrimonio.

El hombre y la mujer, el novio y la novia, el marido y la esposa, se encuentran sin saber qué hacer.

La fiesta de bodas está a punto de convertirse en una desilusión, en una señal de mala suerte.

En ese momento surge la frase: "¡No tienen vino!".

El hombre y la mujer, creados para realizar juntos la unidad, cuando Dios dijo: "No es bueno que el hombre este solo..."

El hombre y la mujer, el mismo día del comienzo de su matrimonio, viven una experiencia de bloqueo.

Se echará la culpa uno al otro.

Surgen los malentendidos, el nerviosismo, el cansancio, las diferencias de carácter, los problemas de la vida diaria, entre otros.

En ese momento surge la pregunta, ¿Soy capaz de amar, aun en las dificultades?

En ese momento es cuando ponemos nuestra confianza en María, Madre de Jesús, Madre de Dios, y Madre Nuestra, que interviene en nuestro auxilio ante su Hijo, y le dice: "No pueden más".


  1. La Eucaristía

La palabra: "Allí Jesús manifestó su gloria"

La Eucaristía, es la transformación del agua en vino, cuando el Sacerdote repite las mismas palabras de Jesús en la Ultima Cena.

La Eucaristía es el de amor que crea unidad:
ü  en el noviazgo
ü  en la vida matrimonial
ü  en la comunidad
ü  en la Iglesia

La Eucaristía es la manifestación, de la gloria de Dios.



  1. El vino

Para todos los países del Mediterráneo, el vino es parte importante de la vida y la cultura.

El cultivo de la viña, era muy importante para la economía antigua.

Depende del cambio de las estaciones y del trabajo del hombre.

El vino estaba destinado a ser usado en el servicio religioso.

En todos los momentos importantes de la vida de los israelitas y del anuncio del Reino de Jesús, encontramos el vino y la viña.

El vino fue importante en la Ultima Cena de Jesús con los discípulos.

El vino es hoy en un elemento importante del banquete eucarístico en la misa.


  1. El vino y la viña en Israel.

El vino es para Israel, símbolo de la bendición divina.

En el AT, vemos que una tierra rica en viñedos, y vino en abundancia, son signos de prosperidad.

El vino proporciona alegría y su característica lo hace un elemento apropiado en la liturgia.

El vino introduce al hombre en el ambiente de lo sagrado.

El pueblo de Israel ve en la esterilidad de la viña, la consecuencia de su infidelidad con la alianza.

Ellos consideran que el camino de la conversión y de la fidelidad, es el medio para recuperar la bendición de Yahvé.

Israel ve en la mano de Yahvé, las consecuencias de las calamidades, a causa de su pecado y desobediencia.

Pero, al mismo tiempo, reconoce que Yahvé es fiel y nunca dejara la viña que ha plantado.

La tierra prometida, después de cuarenta años de desierto, era una tierra rica en viñas, haciendo alusión a la tierra prometida en el cielo.

El vino es considerado que alegra el corazón del hombre, pero también, el exceso nos puede llevar a la embriaguez.

Y lo que importa todavía más que el vino como bebida, es el vino de la sabiduría y del conocimiento de Dios.

En el evangelio, el vino adquiere un valor simbólico de las realidades del cielo.


  1. Jesús, viña de la nueva alianza.

La fidelidad que Dios desea para el pueblo elegido la encuentra finalmente en Jesús, como verdadera viña.

En Jesús, nace la nueva alianza.

En la viña de la nueva alianza produce fruto en abundancia.

Ese nuevo vino es el amor.

Es un amor del Padre hacia los hombres y de los hombres hacia el Padre.

Así es el vino es frutos de la nueva y definitiva alianza.

Ese nuevo vino es la sangre de Cristo, ofrecida por la redención de todos.

Cuando en la tarde del Jueves Santo, en la Ultima Cena, al presentar Jesús la copa de vino a sus discípulos, dice: "Esta es mi sangre".


  1. La Iglesia bajo el signo de la viña.

El tema de la viña también profundiza en el misterio de la Iglesia.

Cuando Jesús dice: "Yo soy la viña; vosotros sois los sarmientos".

Los miembros de la Iglesia dependen de la unión con Cristo, y, así forman una sola cosa con El.

Esto lo vemos cuando decimos que la Iglesia es "un sola, Católica, Apostólica  y Romana".

Los sarmientos no tienen ninguna vida sola, y separados de la viña, solo sirven para ser echados al fuego.

Por eso, la vida que circula por los sarmientos es la misma que circula por la viña.

Por eso, todos los miembros de la Iglesia reciben la invitación de Jesús, a contribuir a la edificación del Reino de Dios, y llamados a ser obreros en la viña del Padre.



  1. La misión como servicio del amor.

El vino de la nueva y alianza es el amor.

Jesús nos enseño que el primer mandamiento es "Amar a Dios sobre todas las cosas”, y el segundo es "amar al prójimo como a ti mismo"

Sin amor no existiría la Iglesia.

La misión de la Iglesia es, el servicio del amor fraterno universal.

Es el llamado universal, a la salvación de todos los hombres.

Lo que Jesús ha hecho por nosotros, debemos hacerlo por la Iglesia.



  1. La Eucaristía y el vino de la Nueva Alianza.

Además, el vino es símbolo de la fe en el Sacramento de la Eucaristía.

Jesús en la Ultima Cena dijo: "Cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga" (1 Cor. 9. 26).

El vino, y el pan, es una realidad que nos une, con la muerte de Cristo en la cruz.

Dios lo ha creado todo por amor, y ha amado tanto a los hombres que les ha dado a su propio Hijo como víctima por sus pecados.

El sacrificio de Cristo, es signo del amor eterno de Dios por la humanidad.

El vino, es uno de los frutos, del trabajo del hombre.

El amor de Dios, es uno de los temas principales en toda la palabra de Dios.

La historia de la salvación es, una historia de amor, que se cumple en la Iglesia.

"Maridos amar a sus mujeres, como Cristo ama a su Iglesia".

Cuando la Iglesia dice: “Amen”, quiere decir: “Si quiero” a la alianza nueva y eterna, alianza, símbolo del matrimonio indisoluble, entre Cristo y su Iglesia.

Por eso, la Iglesia es la Esposa de Cristo.

Cada vez que celebramos la Eucaristía en la Misa, celebramos las bodas de Cristo con la Iglesia.

Por eso, en la Boda Caná de Galilea, cuando todavía no había llegado la hora, anticipa el banquete eucarístico, convirtiendo el agua en vino, que luego en la Ultima Cena, convertiría el vino en su propia sangre.

En las bodas que Cristo contrae con la Iglesia, nos ofrece su mejor vino, su propia sangre derramada por todos los hombres.

Cada vez que la comunidad reunida celebra la Eucaristía, Cristo alimenta a su Esposa, y la une a sí mismo, que es su Cabeza, para llegar a ser un solo cuerpo.

Todos los que comemos del mismo pan de la Comunión, formamos un solo cuerpo, en la cual, Cristo es la cabeza.


  1. La Ley perdió su valor.

María, siempre siguió a Jesús en su vida, participando de sus penas y alegrías, de su cruz y de su resurrección.

ü  Las tres grandes palabras de María, en los evangelios son:
"hágase en mi según tu palabra", es fe y entrega
"no tienen vino": es cercanía maternal e intercesión
"haced lo que El os diga": es entrega al Hijo, es volver a dar a luz al Hijo y abrirnos a su evangelio


  1. Conclusión.

Jesús no nos niega nada; y nos concede lo que solicitemos a través de su Madre María.

Ella se encarga de enderezar nuestros ruegos u oraciones, como hacen las madres.

Siempre Jesús, nos da más de lo que pedimos, como ocurre en aquella boda de Caná de Galilea.

Hubiera bastado un vino normal, y hubiera sido suficiente.

El Señor nos da más de lo que merecemos y mejor.


Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano

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