lunes, 4 de marzo de 2019

La Santa Misa, su Explicación y Nuestra Actitud



Por: Rev. Diácono Teodoro L. González Serrano

  1. Comparación
  1. Cuando estamos en la playa
Salitre, calor, arena, piel reseca, limpiar
Lavar el auto para sacarle la sal y la arena
  1. Cuando estamos en la misa
Paz interior
Encuentro con Dios
Jesús limpia nuestro interior
La misa es dinámica porque hay movimiento.

  1. Posturas

  1. Arrodillados = espíritu de adoración.
El sacerdote extiende las manos sobre las ofrendas hasta la frase: “Anunciamos tu muerte”.
  1. Sentados = espíritu de atención y escuchar la palabra de Dios.
Durante las lecturas, homilías, avisos y moniciones.
  1. Parados = disponibilidad, servicio, oración
Durante la lectura del Evangelio, procesión de entrada, saludo del sacerdote, oración colecta, oración de los fieles, Padrenuestro, oración final y la bendición.

  1. Padre Nuestro
Que estas en el cielo…
.... Hágase tu voluntad....
caer en la tentación....
bendito  eres....
por nosotros pecadores…

  1. La misa
Es un tesoro escondido que solamente lo podemos ver a través de la fe.
Es la actualización del sacrificio de Jesús en la cruz.
El sacerdote puede ser santo o pecador, pero en el momento de la consagración, es el mismo Jesús el que está presente.

  1. Jesús dijo en Jn 6, 51-56                
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les doy es mi carne para la vida eterna.

En verdad, en verdad os digo, si no comen la carne del hijo del hombre, y no beben su sangre, no tendrán vida en vosotros”

Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitare en el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.

Quien come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él.”
Cuando Moisés le preguntó a Dios cuál era su nombre para decírselo al Faraón, le dijo que su nombre es “Yo soy”.

Mt 26, 26
En la última cena, tomo tan, después de bendecirlo, lo partió, dio gracias y dándoselo a los discípulos dijo:
Toman y come, esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes.


  1. Valor de todas las misas
La misa dicha por el Papa, un obispo, un sacerdote es la misma, porque no cambia su valor, porque es Jesús que se ofrece a sí mismo.
Un dólar, cuatro pesetas, veinte nickeles, diez dimes, o cien centavos tienen el mismo valor y no le añade ni quita nada al valor total.

  1. La misa católica
La misa es el centro de la religión católica.
Es el alma de nuestra fe.
Donde se unen todos los ritos, ceremonias y sacramentos.
Es donde se celebra el culto a Dios.
Es donde nos reunimos para adorar a Dios.
Es donde recibes el cuerpo y la sangre de Cristo.

  1. Unidad
En el momento que el sacerdote dice:
orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”.

En ese momento, también tu estas participando de la ofrenda que hace el sacerdote (Jesús) a Dios nuestro padre.

  1. El sol
Cuando pones una hoja de papel con muchos agujeros frente al sol, van a pasar muchos rallos de sol, pero solo hay un sol.

Cuando se celebra la misa en el mundo entero en un día, y se convierte el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús, solamente hay un solo Jesucristo, aunque sean muchas misas.

¿Como seria el mundo si no hubiera sol?
¿Como seria el mundo si no estuviera Jesús?

  1. Inocencia
San Alfonso de Alburquerque, famoso conquistador de las indias orientales, en peligro de naufragar con todo su ejército, tomo en sus brazos a un niño, que estaba en la nave y elevándolo al cielo dijo:
Si nosotros somos pecadores, al menos esta criatura está libre de pecado. Señor, por amor a este inocente, perdonad a los culpables. En ese momento el mar se tranquilizó.

¿Qué piensas que hace Dios cuando el sacerdote, elevando la Sagrada Hostia, hace presente la inocencia de su divino hijo?

Jesús es la víctima inocente que se sacrifica por nosotros.

  1. Obligaciones nuestras:
  1. Adorar a Dios
Nuestra sociedad, nos demuestra que, a mayor autoridad, mayor es el homenaje que se le rinde.
Siendo Dios, soberano e infinito, el único lugar donde le rendimos el más grande homenaje, es a través de la Santa Misa.
  1. Satisfacer a Dios
Satisfacer la justicia divina, por tantos pecados que cometemos.
  1. Acción de gracias a Dios
Por todos los beneficios y bendiciones recibidos.
  1. Implorar a Dios
Pedirle nuevas gracias, si es su voluntad.

  1. Santa Isabel de Hungría   
Esta reina, cuando llegaba el momento de asistir al Santo Sacrificio, dejaba su corona, se quitaba las sortijas de los dedos y se despojaba de todo adorno, se conservaba en presencia del altar cubierta con un velo y en actitud tan modesta, que jamás se le vio dirigir su mirada a izquierda o derecha.                                  

Esta sencillez agrado tanto a Dios, que, al tiempo de celebrarse la misa, la santa se vio rodeada de una luz tan resplandeciente, que los ojos de los demás asistentes quedaron deslumbrados, porque parecía un ángel bajado del cielo.

¿Como es tu actitud en la misa?
¿Cómo están tus pensamientos cuando vas a comulgar?
¿Le das gracias a Dios por todo?
¿Vas a la misa a exhibirte?
¿Vas con escote o pantalones ajustados?
¿Cuál es la razón por la cual vas a misa?

  1. Libros
El tesoro escondido Pag. 75
Sanación a través de la misa Pag. 162
La Santa Misa

  1. Significado de la estructura de la misa
  1. Liturgia de la Palabra
Acto de contrición Arrepentimiento de los pecados
Oraciones Alabanza a Dios
Lecturas Escuchar la Palabra de Dios
Credo Resumen de la fe
  1. Liturgia Eucarística
Ofertorio Preparación del pan y vino
Consagración Se convierten en cuerpo y sangre
Sagrada comunión Recibimos el alimento para el alma
Despedida Recibimos la bendición de Dios

  1. Tiempo
La misa dura 60 minutos en una hora.
El domingo tiene 1,440 minutos en veinticuatro horas.
La misa no es larga.
La fe es corta.
Según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán.

  1. Anécdota
Una persona guardaba un palito, en un cofre, por cada misa que asistía.
Al llegar al cielo, y abrir el cofre, solamente vio que había un palito.
Porque Dios, había utilizado los demás palitos para beneficiar a otras personas.

  1. El lugar
El lugar común de celebración y encuentro de la asamblea cristiana es la iglesia.

Es un edificio que se le denomina; catedral, parroquial, santuario o iglesia.

Detrás del edificio está, lo que significa y simboliza.

Dentro de cada iglesia se lleva a cabo la unión entre el hombre y Dios; se convierte así en un lugar terreno hecho divino.

Por eso, la iglesia, es el conjunto de cristianos bautizados, que forman el pueblo de Dios.

La iglesia o templo, es representación de la Jerusalén celeste, por lo cual, se convierte en la gloria y el resplandor de la morada de Dios con los hombres.

Su orientación geográfica, su forma arquitectónica, sus ventanas o vidrieras, sus puertas, su decoración y demás aspectos, nos invitan a que traspasemos lo físico para llegar a lo espiritual.

Además, el lugar en que nos reunimos para celebrar la misa, influye siempre en nuestro ánimo espiritual.

  1. Orientación geográfica
Muchas iglesias están orientadas hacia el Este, que nos encamina hacia Cristo, nuestro sol.

Tradicionalmente, el Este simboliza la luz, el nuevo día, la vida.

El Oeste simboliza la oscuridad, el ocaso del sol, las tinieblas.

  1. El plano del templo
Tiene forma de cruz, rectangular, símbolo de la cruz de nuestro Señor.

Los ventanales y vidrieras

Las vidrieras con su explosión de luz y colorido crean un ambiente celestial.

Los santos, la creación o la naturaleza son elementos típicos en las vidrieras.

Reflejan la luz divina que envuelve y llena el interior de una iglesia, creando alegría y gozo.

Esa luz nos prepara para lo espiritual.

  1. Las puertas
Las puertas son símbolo de Cristo, quien es la puerta para ir al Padre.

Cristo es la puerta de la salvación y la vida.

Las puertas en los templos sirven de entrada y salida, en representación de la interna espiritual y la externa del mundo.

  1. Otros
Los arcos, contiene la piedra angular (Mt 21, 42), que es Cristo, que cierra y da consistencia al arco.

El altar es la piedra fundamental de la iglesia.

La iglesia esta construida con muchas piedras y cada una tiene su función y lugar preciso.

Nosotros somos las piedras vivas de la iglesia.

  1. Elementos externos
Las campanas, con su sonido, invitan a los fieles a que acudan a la iglesia, con prontitud y alegría, a la enseñanza de los apóstoles, a la fracción del pan y a la oración fraterna.

Las campanas, las torres y las cruces nos anuncian, lo que hay dentro del templo.

  1. Elementos internos
El agua bendita, para santiguarnos junto con la señal de la cruz, símbolo de limpieza interna.

Las imágenes o pinturas de los santos, nos hablan de Cristo a través de su vida de santidad.

Ellos, como nosotros, de carne y hueso han llegado a Dios, por diferentes caminos a quienes podemos imitar.

Ellos, han reflejado la gloria de Cristo en sus vidas, dando muerte al pecado y renaciendo a la vida de la gracia.

El retablo mayor, es el lugar mas destacado en el templo, por su belleza y vistosidad, y su función es adornar, acompañar y engrandecer al sagrario, donde Cristo está real y verdaderamente presente.

  1. El altar, la sede y el ambón de las lecturas
Son los tres lugares más relacionados directamente, con la celebración de la Eucaristía.

Se hallan, en lo que se denomina; el presbiterio.

Viene del griego, presbiter, que significa anciano, y que hoy denominamos como sacerdotes.

Es un lugar apartado, elevado y ornamentado, distinto del que ocupan los fieles.

  1. Referencia A Cristo
Estos tres lugares, hacen referencia a Cristo, como sacerdote, profeta y rey.

La sede como rey, porque rige la iglesia, por ser su cabeza y pastor.

El ambón como profeta, al anunciar la Buena Nueva de la salvación.

El sacerdote, significa que Cristo, como hacían los sacerdotes del Antiguo Testamento en los altares, sacrificando animales, ofrece a Dios el sacrificio de la victima en favor de los hombres, intercediendo por ellos a Dios, haciendo de mediador.

Cristo es a la vez victima que se ofrece por nuestra salvación al Padre, y el que media entre Dios y los hombres.

  1. En el altar:
Cristo se entrega como víctima de salvación por nuestros pecados.

Es la mesa del banquete, en torno al cual nos reunimos como pueblo, para alimentarnos del mismo Cristo.

Es signo del sepulcro de Cristo, donde venció a la muerte y resucita glorioso.

  1. Los adornos del altar
La cruz con la imagen de Cristo crucificado, que nos recuerda su sacrificio.

Los candeleros o velas, símbolo de la luz de Cristo.

Un mantel blanco que dignifique y cuadre con la estructura del altar.

  1. La sede
Signo de Cristo Rey, que rige y gobierna a su pueblo.

El sacerdote se sienta en la sede como signo y sacramento de Cristo.

El sacerdote, preside la comunidad reunida en torno al altar, no en su nombre, sino en nombre de Cristo.

  1. El ambón
Es un lugar elevado, de construcción fija, no movible, y visible para todos los fieles.

Es signo de Cristo Profeta.                      

El profeta, con su vida y su palabra, revela el plan de salvación de Dios.
Muchas veces y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo” Hebreos 1, 1-3.

Cada vez que en la iglesia se leen las Sagradas Escrituras, Dios habla a su pueblo, y Cristo, presente en su Palabra, anuncia el Evangelio” Lc 4, 18.

  1. Los verbos o acción de la misa
Celebrar: Es donde todos participamos de la celebración.

Ofrecer: El sacerdote ofrece a Cristo y nos lo ofrece, y nosotros ofrecemos a Cristo al Padre por manos del sacerdote.

Presidir: El sacerdote ocupa el primer puesto y es el que realiza el rito del sacrificio. Sin el sacerdote no se puede celebrar la misa.

  1. Los nombres de la misa
Eucaristía: Es de origen griego que significa, Acción de Gracias.

Fracción del Pan: Proviene del gesto que hizo Jesús en la Ultima Cena, al partir el pan y repartirlo a sus discípulos. Los discípulos de Emaús, reconocieron a Jesús, al partir el pan.

Sagrados misterios: Es la celebración del Misterio Pascual de Cristo (Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión).

Santo sacrificio: Se vuelve a hacer presente, sin repetirse, el sacrificio de Cristo en la cruz.

Sagrado banquete: Nos reunimos para recibir la Palabra de Dios y el Cuerpo de Cristo, como alimento y anticipo del Banquete del Reino de los Cielos.

Memorial: Hacemos memoria de la salvación de Dios, que se hace realidad al hacerse presente Cristo en su sacrificio.

Santa Misa: Derivado de la expresión latina, “ite, missa est’ (la misa ha terminado), con la que concluye la celebración de la liturgia.

  1. La liturgia
Es de origen griego, “leitourgia”, que significa, “servicio para el bien común”.

En la liturgia, se realiza la santificación del hombre y la glorificación de Dios.

No es un conjunto de ritos, sino que es el ejercicio del sacerdocio de Cristo.

Cristo, actúa y esta presente, en toda la acción litúrgica.

Cristo es el centro de todo lo que se hace.

Nos recuerda y hace presente, el Misterio Pascual de Cristo (Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión).

  1. La misa es sacrificio
Porque, Cristo en la cruz, se ofreció como sacrificio al Padre para la salvación de los hombres.

Había una víctima (un cordero) que se ofrecía.
Había un sacerdote que ofrecía el sacrificio.
Se le ofrecía a Dios Todopoderoso, para que lo aceptara como una ofrenda agradable.
Había un altar desde el que se ofrecía.
Se realiza con derramamiento de sangre.
Se ofrecía para la redención de quienes iban a ser beneficiados: todos nosotros.

En la misa, en la eucaristía, todas estas condiciones se cumplen en Cristo, como:

El cordero de Dios, que quita los pecados del mundo.
El Sacerdote que ofrece el cordero.
En el altar esta presente en cuerpo, sangre y divinidad.
Con derramamiento de sangre en la cruz.
Se ofrece para la redención de las almas.

En Cristo, se cumplen todos estos requisitos agradables al Padre.
Como ofrecemos el mismo cordero (Cristo), en todas las misas que se celebran diariamente en el mundo, el sacrificio es siempre uno solo.
Por eso Cristo, esta constantemente ante el Padre intercediendo siempre por nosotros.

  1. La misa es un banquete
Al recibir un mismo Espíritu y alimentarnos con el mismo Cuerpo de Cristo, formamos una misma unidad de fieles y una misma común unión en Cristo, constituyéndonos así en un solo cuerpo con Cristo Jesús.
En cada misa, nos unimos a la ofrenda de Cristo al Padre, a quien alabamos, le pedimos, le damos gracias y nos ofrecemos como sacrificio a Dios.

En cada misa, nos reunimos con otros hermanos y formamos la iglesia de Cristo.

En cada misa, manifestamos nuestro deseo de arrepentimiento y conversión y nos alimentamos con el banquete de la Palabra de Dios y con la sagrada comunión.

  1. La celebración del domingo
La palabra domingo ha derivado de la palabra latina “domini”, que significa Señor.

Los primeros cristianos, en el día denominado, el día del sol, comenzaron a llamarlo día del Señor. 

En el idioma inglés se denomina, Sunday.

Ellos se reunían el primer día de la semana, domingo, para las oraciones y celebrar la Fracción del Pan.

San Justino, en su primera Apología dirigida al emperador Antonio y al Senado escribió, “Durante la persecución de Diocleciano, sus reuniones fueron prohibidas con gran severidad, fueron muchos los cristianos valerosos que desafiaron el edicto imperial y aceptaron la muerte con tal de no faltar a la eucaristía dominical”.

  1. Cristo en la Misa
Cristo en la Misa es el oferente y el ofrecido, el consagrante y el consagrado.

Cristo es la victima del sacrificio que se ofrece al Padre por nosotros, y es a la vez el que ofrece el sacrificio, como sacerdote intercesor.
Cristo se nos ofrece como alimento en su Palabra y en la comunión.
Cristo en la Misa, es la acción y al mismo tiempo él mismo.
En la Misa el sacerdote en el momento de la consagración, no utiliza sus palabras, sino que usa las propias palabras de Cristo, por eso es la Palabra de Cristo, la que realiza y produce este sacramento.

Cuando se lee la sagrada Escritura, en Cristo quien habla.

  1. La iglesia
Viene del griego “eklesia” que significa: asamblea reunida, convocada, con carácter religioso.

La palabra con mayúscula Iglesia, denomina la comunidad reunida, y con minúscula iglesia, denomina el templo.

La Constitución Lumen Gentium No. 1-11 dice: “Es voluntad de Dios salvar a las personas no aisladamente, sino formando un pueblo; unido no por los lazos de carne, sino en el Espíritu. Es el Pueblo de Dios. Este pueblo tiene por cabeza a Cristo; es por eso por lo que decimos que la iglesia es el cuerpo místico de Cristo, que es nuestra cabeza”.
Todo el pueblo de Dios, constituido por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos, formamos la Iglesia de Jesucristo.

Todos en la Iglesia somos: Pueblo sacerdotal, profetas y reyes.

  1. Pueblo sacerdotal
La Constitución Lumen Gentium No. 10 dice: “Todas sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el trabajo cotidiano, el descanso del alma y del cuerpo, si son hechos en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida, si se sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo, que en la celebración de la Eucaristía se ofrecen al Padre junto con el Cuerpo del Señor”.

En la Misa, en la celebración de la Eucaristía, ofrecen juntamente con el sacerdote a Cristo al Padre, y se ofrecen juntamente con Cristo, presentando sacrificios espirituales que son agradables a Dios.

  1. Profetas
Estamos obligados a ser profetas del evangelio, llevándolo a todos los lugares tanto con nuestra palabra como con nuestras obras.

  1. Reyes
Cristo es rey y es el primero en todo, pero no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida.

Para el cristiano, reinar es como Cristo sirve, principalmente en el prójimo.

Todos tomamos parte del oficio de Cristo de reinar, cuando gobernamos y dirigimos nuestra vida según la norma del Evangelio.

  1. La participación de los fieles
Cada uno hace lo que le corresponde, pero el resultado de la acción es de todos.

Cada uno, con sus respuestas, oraciones, cantos, gestos, posturas y silencio, nos unimos a la ofrenda que hace el sacerdote.
Todas y cada una de estas acciones, influye en nuestra alma y en la participación activa en la Misa.

La Iglesia que se reúne para celebrar el sacramento de la Eucaristía, es signo de la presencia de Cristo. “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).

  1. Vivir mejor la Eucaristía
Puntualidad: Es expresión de la importancia que le damos al acto al que asistimos.

Nuestro sitio en la Iglesia: Los fieles están repartidos por los rincones de la iglesia con espacios vacíos, que no da sentido de unidad.

Las respuestas: Las respuestas y participación deben ser viva, alegre y llena de entusiasmo.

Nuestras posturas: Los gestos y posturas expresan nuestro interior.

  1. El que preside la Eucaristía
El sacerdote celebrante, actuando en la persona de Cristo, representa al mismo Cristo, quien es el que oficia el sacrificio.

El sacerdote ha de asumir las mismas actitudes de Cristo, identificarse con Cristo, ser otro Cristo, en la Eucaristía y a lo largo de toda su vida.

El sacerdote se dirige a los fieles haciendo las voces de Cristo:
Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro…”
Tomad y comed, esto es mi Cuerpo…”
Tomad y bebed, esta es mi sangre…”            

El sacerdote se une a todos los fieles, ya que por sus manos se unen al sacrificio único de Cristo.

Siempre hay un solo que preside la Eucaristía, los demás sacerdotes presentes son concelebrantes.

El Diacono, ocupa el primer puesto entre los ministros, gracias a la ordenación recibida.

El Diacono, proclama el Evangelio, prepara el altar, e introduce la oración de los fieles.

  1. Dios Padre y la Eucaristía
La iniciativa de la salvación es de Dios.
La Eucaristía, tiene su fuente en el amor del Padre hacia nosotros.
En la liturgia, el Padre es reconocido y adorado como fuente y fin de todas las bendiciones de la creación y salvación.

San Pable dice en Efesios 1, 3: “Dios nos ha bendecido por medio de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales”.
La Eucaristía es bendición descendente porque viene a nosotros desde Dios Padre.

La Eucaristía es bendición ascendente, porque los hombres bendecimos a Dios por todos sus beneficios.

  1. Al Padre
Al comienzo de la Misa, en el acto penitencial, imploramos la misericordia de Dios Padre Todopoderoso.

En la presentación del Pan y el vino decimos: “Bendito seas... Señor, Dios del universo”.

Orad, hermanos… para que sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”
En la oración sobre las ofrendas.
La oración colecta.
Oración después de la comunión.

En el momento de la consagración, pedimos al Padre que nos envíe el Espíritu Santo, para que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Al terminar la Plegaria alabamos al Padre diciendo: “Por Cristo, con El y en El, a Ti, Dios Padre Todopoderoso…”

Luego viene el Padrenuestro, y pedimos a Dios Padre, “Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz…”

En el culto de Cristo al Padre, y el culto de los fieles a Cristo, y por medio de Él, al Padre, es el culto integral de todos como Cuerpo místico de Jesucristo.

  1. El Espíritu Santo en la Eucaristía
El Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, es imprescindible en la celebración de la Misa y en toda la vida espiritual de cada cristiano.

El Espíritu Santo, en la Iglesia, es el que nos atrae a Dios, el que despierta en nosotros la fe, y el que nos enseña el conocimiento y el amor de Dios.
Nadie puede decir ¡Jesús es Señor! Sino por influjo del Espíritu Santo” I Corintios 12, 3.

Para referirnos al Espíritu Santo, utilizamos imágenes como el fuego que da calor, el soplo del aire que mueve, y el agua que da vida.
Sin su acción no habría sacramentos del perdón de los pecados, ni bautismo a la vida de hijos de Dios, entre otros.

Su acción nos promueve la fe, nos mueve a la participación activa en la Iglesia, nos acerca el perdón de Dios, nos hace comprender su Palabra y nos motiva a la conversión.

En la Misa, en la invocación a Dios Padre, dice: “Para que nos envié su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y para que quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu”

No es el sacerdote el que consagra, sino la acción del Espíritu Santo sobre los dones, la que hace posible el milagro de la consagración.
Mientras el sacerdote dice la Plegaria Eucarística, extiende las manos sobre el pan y el vino, con las palmas hacia abajo, y cubriendo con sus manos las ofrendas.

Simboliza el derramamiento del Espíritu Santo sobre aquello o aquellos a los que se imponen las manos, igual al gesto que realizaba Jesús en sus milagros.

Luego de la consagración de los dones del pan y vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, continuamos pidiendo que nos santifique y transforme también a nosotros en el Cuerpo místico de Cristo.

  1. El valor de los signos y símbolos externo
En la Eucaristía hay una gran cantidad de elementos como: símbolos, acciones, gestos, posturas, respuestas, entre otros, que nos hacen participar activamente en la celebración.

Signos: es un objeto, fenómeno o acción material que, natural o convencionalmente, representa o sustituye a otro objeto, a otro fenómeno o a una acción.

Un signo natural es el humo, que es señal de un fuego que, aunque no lo vemos, existe.

En las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, nos servimos de signos: los sacramentos.

El pan y vino, después de la consagración, son signos sacramentales de la presencia de Cristo, y ya no los llamamos pan y vino, sino Cuerpo y Sangre de Cristo.

Los símbolos, tienen rasgos propios o características que nos hacen pensar en lo representado.

En la oración del: “Yo confieso…” nos golpeamos el pecho con las palabras: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, en expresión de que nos reconocemos culpables.
En el momento del lavatorio de las manos, nos unimos al sacerdote, en el deseo de purificación interna y limpieza de alma que pide el sacerdote, para celebrar dignamente la Eucaristía.

El triángulo con el ojo en su interior, es símbolo de la perfección en sus trazos que atribuimos a Dios, de los vértices que simbolizan la Trinidad, y el ojo que simboliza la presencia de Dios en todo lo creado, y que constantemente mira su obra.

  1. Algunos objetos simbólicos

  1. El incienso
Es una resina aromática de origen vegetal y que, al quemarse, produce un olor agradable.

El pueblo de Israel, lo utilizaba como perfume que da un tono de solemnidad y grandeza a los sacrificios ofrecidos a Dios, así como el humo sube y se eleva a lo alto.                  

San Pablo, en Efesios 5, 2 dice: “Que nos amo y se entrego a si mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de suave olor a Dios”.
El uso del incienso, expresa nuestra reverencia y oración.
Se inciensa al sacerdote, en razón de su sagrado ministerio, y a los fieles, en razón de su dignidad bautismal.

En las misas de exequias, se inciensa los restos mortales del difunto, porque su cuerpo fue templo del Espíritu Santo.

  1. Las velas
Símbolo de la luz.
El Señor es mi luz y mi salvación” Salmo 27
Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de vida” Jn 8, 12.

El mismo Cristo nos dice: “Vosotros sois luz del mundo” Mt 5, 14-17.
En la Biblia, la lampara encendida es signo de la presencia divina y de la presencia humana.

La lampara que ardía continuamente en el santuario, era signo de la presencia de Dios y de la fidelidad del pueblo.
Dejar que se apagara la lampara, era como que a Dios se la había abandonado.

El candelabro de siete brazos con velas encendidas representa el conjunto de luces que se elevan hacia la altura de Dios, la única luz.
En el rito del bautismo, el padre o el padrino del niño enciende una vela del Cirio Pascual, mientras el celebrante dice: “Recibid la luz de Cristo. A vosotros, padres y padrinos, se os confía acrecentar esta luz. Que vuestro hijo, iluminado por Cristo, camine siempre como hijo de la luz”.
En la Misa exequial, se enciende el Cirio Pascual, símbolo de Cristo vivo y resucitado.

Las velas encendidas en el altar, nos recuerda que Cristo esta presente para iluminarnos a todos.

  1. La finalidad de los símbolos
Nuestra relación con Dios, la reflejamos por medio de los símbolos, con los que expresamos nuestros sentimientos unidos a la fe.
La postura de rodillas simboliza una actitud de humildad y respeto.

  1. Los colores litúrgicos

  1. Los colores
Ayudan a expresar los Misterios de la fe que se celebran.
A través de los diferentes colores, comprendamos el sentido de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico.

Un determinado color en una Misa, nos invita a vivir los sentimientos que representa ese color, y no indica lo que estamos celebrando.
Comenzamos el año litúrgico con el tiempo de adviento, con el color morado, signo de conversión y penitencia, y culmina el adviento de navidad, con el color blanco, signo de la alegría y de la luz.
El verde comienza después del tiempo de navidad y termina al comenzar la cuaresma, signo de la esperanza.                

La cuaresma se utiliza el morado, signo de conversión y penitencia, y culmina con la Pascua, color blanco, y la Pascua culmina con el Espíritu Santo en Pentecostés, con el color rojo.



      b.Blanco

Para el tiempo de Pascua y de navidad, las fiestas del Señor, celebraciones de la Virgen, de los Ángeles, y otras celebraciones especiales de algunos santos.
Simboliza la alegría de la Pascua y del Nacimiento, la luz de Cristo resucitado, la santidad, la alegría, la pureza, y la virginidad.

  1. Rojo
El domingo de la Pasión (domingo de ramos), Viernes Santo, Pentecostés, celebraciones de la Pasión del Señor, fiestas natalicias de los Apóstoles y Evangelistas y en las celebraciones de los mártires.
Simboliza la sangre derramada por Cristo, y de los mártires y del fuego del espíritu Santo.
Verde
Durante el tiempo ordinario, por ser el color de la esperanza y representa la vida de la gracia.

  1. Morado
Durante adviento, cuaresma y en las Misas de difuntos.
Simboliza la purificación, la penitencia y la conversión.
En la Misa de difuntos, se usa para expresar el camino de la purificación a la resurrección.

  1. Las vestiduras litúrgicas
En actos oficiales y ceremonias los que dirigen esos actos utilizan vestiduras especiales para la ocasión, para dar solemnidad o para establecer distinción.

La Iglesia, en sus celebraciones, emplea vestiduras sagradas de diferentes formas y color, propias de los que los dirigen.

El sentido de las vestiduras es para que quede reflejada la diversidad de ministerios y funciones en la celebración, y para el decoro de la misma acción sagrada.

Las vestiduras sagradas que se utilizan son: el alba, el cíngulo, la estola, la casulla y la capa pluvial.

La vestidura propia del sacerdote en la Misa es la casulla, puesta sobre el alba y la estola.

  1. El alba
Es una túnica blanca y larga que cubre todo el cuerpo, que utilizaban las personas distinguidas en el Imperio Romano, y se ciñe al cuerpo por la cintura con el cíngulo.

El sacerdote al revestirse con el alba pedía a Dios en la oración la blancura y pureza de corazón que simboliza el alba.
Al cíngulo: Es un cordón para ceñir el alba a la cintura, y dar más movimiento.

El sacerdote, al ponerse el cíngulo, pedía a Dios que le rodeara con el cordón de la pureza.

  1. Estola
Es una franja ancha de tela que sujeta en el cuello, cae a ambos lados del pecho hasta las rodillas.

Desde el Concilio de Laodicea, en el año 346, la reserva para obispos y sacerdotes, encargados de la Palabra de Dios.

El sacerdote al ponerse la estola pedía a Dios que le restituyera la inmortalidad y la dignidad y la gloria perdidas por el pecado.
Los Diáconos la llevan colgando desde el hombro izquierdo y pasando por la espalda y por el pecho para recogerse en la parte derecha de la cintura.

  1. Casulla
Su forma es la de una gran tela redonda u ovalada con una abertura en el centro.
Simboliza el yugo que cae sobre los hombros del sacerdote, y ese yugo es el de Cristo.

El sacerdote al momento de revestirse decía; “Señor, que dijiste mi yugo es suave y mi carga ligera”; haz que lo lleve de tal manera que me haga digo de conseguir tu gracia. Amen”.

  1. Gestos y posturas en la Eucaristía
Nuestra participación no solo se realiza con nuestras palabras o cantos, y sino también con nuestros gestos y movimientos externos, nuestras posturas y con todos nuestros sentidos.

Nuestros sentimientos interiores se ven reflejados por nuestra postura corporal, en nuestras manos, en el tono y volumen de nuestra voz, en nuestra forma de andar y en nuestra forma de mirar, que puede ser atenta, esquiva, sincera, humilde o indiscreta.


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