Por: Rev.
Diácono Teodoro L. González Serrano
- Comparación
- Cuando estamos en la playa
Salitre,
calor, arena, piel reseca, limpiar
Lavar
el auto para sacarle la sal y la arena
- Cuando estamos en la misa
Paz
interior
Encuentro
con Dios
Jesús
limpia nuestro interior
La
misa es dinámica porque hay movimiento.
- Posturas
- Arrodillados = espíritu de adoración.
El
sacerdote extiende las manos sobre las ofrendas hasta la frase:
“Anunciamos tu muerte”.
- Sentados = espíritu de atención y escuchar la palabra de Dios.
Durante
las lecturas, homilías, avisos y moniciones.
- Parados = disponibilidad, servicio, oración
Durante
la lectura del Evangelio, procesión de entrada, saludo del
sacerdote, oración colecta, oración de los fieles, Padrenuestro,
oración final y la bendición.
- Padre Nuestro
Que
estas en el
cielo…
.... Hágase
tu
voluntad....
… caer
en la
tentación....
… bendito
tú eres....
… por
nosotros
pecadores…
- La misa
Es
un tesoro escondido que solamente lo podemos ver a través de la fe.
Es
la actualización del sacrificio de Jesús en la cruz.
El
sacerdote puede ser santo o pecador, pero en el momento de la
consagración, es el mismo Jesús el que está presente.
“Yo
soy
el pan vivo que ha bajado del cielo. El que come
de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo
les doy
es mi
carne
para la vida eterna.
“En
verdad, en verdad os digo, si
no comen
la carne del hijo del hombre, y no
beben su sangre,
no tendrán vida en vosotros”
“Quien
come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitare
en el último día, porque mi carne es verdadera
comida
y mi sangre es verdadera
bebida.
“Quien
come mi carne y bebe mi sangre, vive
en mí y yo en él.”
Cuando
Moisés le preguntó a Dios cuál era su nombre para decírselo al
Faraón, le dijo que su nombre es “Yo
soy”.
Mt
26, 26
En
la última cena, tomo tan, después de bendecirlo, lo partió, dio
gracias y dándoselo a los discípulos dijo:
Toman
y come, esto es mi
cuerpo
que se entrega por ustedes.
- Valor de todas las misas
La
misa dicha por el Papa, un obispo, un sacerdote es la misma, porque
no cambia su valor,
porque es Jesús que se ofrece
a sí mismo.
Un
dólar, cuatro pesetas, veinte nickeles, diez dimes, o cien centavos
tienen el mismo valor y no le añade ni quita nada al valor total.
- La misa católica
La
misa es el centro
de la religión católica.
Es
el alma
de nuestra fe.
Donde
se unen
todos los ritos, ceremonias y sacramentos.
Es
donde se celebra el culto
a Dios.
Es
donde nos reunimos para adorar
a Dios.
Es
donde recibes
el cuerpo y la sangre de Cristo.
- Unidad
En
el momento que el sacerdote dice:
“orad
hermanos para que este sacrificio mío
y vuestro
sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”.
En
ese momento, también tu estas participando
de la ofrenda que hace el sacerdote (Jesús) a Dios nuestro padre.
- El sol
Cuando
pones una hoja de papel con muchos agujeros frente al sol, van a
pasar muchos
rallos
de sol, pero solo hay un sol.
Cuando
se celebra la misa en el mundo entero en un día, y se convierte el
pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesús, solamente hay
un
solo Jesucristo,
aunque sean muchas misas.
¿Como
seria el mundo si no hubiera sol?
¿Como
seria el mundo si no estuviera Jesús?
- Inocencia
San
Alfonso de Alburquerque, famoso conquistador de las indias
orientales, en peligro de naufragar con todo su ejército, tomo en
sus brazos a un niño,
que estaba en la nave y elevándolo
al cielo dijo:
Si
nosotros somos pecadores, al menos esta criatura está libre
de pecado. Señor, por amor a este inocente,
perdonad a los culpables. En
ese momento el mar se tranquilizó.
¿Qué
piensas que hace Dios cuando el sacerdote, elevando la Sagrada
Hostia, hace presente la inocencia de su divino hijo?
Jesús
es la víctima inocente que se sacrifica por nosotros.
- Obligaciones nuestras:
- Adorar a Dios
Nuestra
sociedad, nos demuestra que, a mayor autoridad, mayor es el homenaje
que se le rinde.
Siendo
Dios, soberano e infinito, el único lugar donde le rendimos el más
grande homenaje, es a través de la Santa Misa.
- Satisfacer a Dios
Satisfacer
la justicia divina, por tantos pecados que cometemos.
- Acción de gracias a Dios
Por
todos los beneficios y bendiciones recibidos.
- Implorar a Dios
Pedirle
nuevas gracias, si es su voluntad.
- Santa Isabel de Hungría
Esta
reina,
cuando llegaba el momento de asistir al Santo Sacrificio, dejaba su
corona,
se quitaba las sortijas
de los dedos y se despojaba de todo adorno,
se conservaba en presencia del altar cubierta
con un velo y en actitud tan modesta,
que jamás se le vio dirigir su mirada a izquierda o derecha.
Esta
sencillez agrado tanto a Dios, que, al tiempo de celebrarse la misa,
la santa se vio rodeada de una luz
tan resplandeciente, que los ojos de los demás asistentes quedaron
deslumbrados,
porque parecía un ángel bajado del cielo.
¿Como
es tu actitud en la misa?
¿Cómo
están tus pensamientos cuando vas a comulgar?
¿Le
das gracias a Dios por todo?
¿Vas
a la misa a exhibirte?
¿Vas
con escote o pantalones ajustados?
¿Cuál
es la razón por la cual vas a misa?
- Libros
El
tesoro escondido Pag. 75
Sanación
a través de la misa Pag. 162
La
Santa Misa
- Significado de la estructura de la misa
- Liturgia de la Palabra
Acto
de contrición Arrepentimiento
de los pecados
Oraciones
Alabanza a Dios
Lecturas
Escuchar la
Palabra de Dios
Credo
Resumen de
la fe
- Liturgia Eucarística
Ofertorio
Preparación del
pan y vino
Consagración
Se convierten en cuerpo
y sangre
Sagrada
comunión Recibimos el alimento
para el alma
Despedida
Recibimos la
bendición de Dios
- Tiempo
La
misa dura 60 minutos en una hora.
El
domingo tiene 1,440 minutos en veinticuatro horas.
La
misa no es larga.
La
fe es corta.
Según
sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán.
- Anécdota
Una
persona guardaba un palito, en un cofre, por cada misa que asistía.
Al
llegar al cielo, y abrir el cofre, solamente vio que había un
palito.
Porque
Dios, había utilizado los demás palitos para beneficiar a otras
personas.
- El lugar
El
lugar común de celebración y encuentro de la asamblea cristiana es
la iglesia.
Es
un edificio que se le denomina; catedral, parroquial, santuario o
iglesia.
Detrás
del edificio está, lo que significa y simboliza.
Dentro
de cada iglesia se lleva a cabo la unión entre el hombre y Dios; se
convierte así en un lugar terreno hecho divino.
Por
eso, la iglesia, es el conjunto de cristianos bautizados, que forman
el pueblo de Dios.
La
iglesia o templo, es representación de la Jerusalén celeste, por lo
cual, se convierte en la gloria y el resplandor de la morada de Dios
con los hombres.
Su
orientación geográfica, su forma arquitectónica, sus ventanas o
vidrieras, sus puertas, su decoración y demás aspectos, nos invitan
a que traspasemos lo físico para llegar a lo espiritual.
Además,
el lugar en que nos reunimos para celebrar la misa, influye siempre
en nuestro ánimo espiritual.
- Orientación geográfica
Muchas
iglesias están orientadas hacia el Este, que nos encamina hacia
Cristo, nuestro sol.
Tradicionalmente,
el Este simboliza la luz, el nuevo día, la vida.
El
Oeste simboliza la oscuridad, el ocaso del sol, las tinieblas.
- El plano del templo
Tiene
forma de cruz, rectangular, símbolo de la cruz de nuestro Señor.
Los
ventanales y vidrieras
Las
vidrieras con su explosión de luz y colorido crean un ambiente
celestial.
Los
santos, la creación o la naturaleza son elementos típicos en las
vidrieras.
Reflejan
la luz divina que envuelve y llena el interior de una iglesia,
creando alegría y gozo.
Esa
luz nos prepara para lo espiritual.
- Las puertas
Las
puertas son símbolo de Cristo, quien es la puerta para ir al Padre.
Cristo
es la puerta de la salvación y la vida.
Las
puertas en los templos sirven de entrada y salida, en representación
de la interna espiritual y la externa del mundo.
- Otros
Los
arcos, contiene la piedra angular (Mt 21, 42), que es Cristo, que
cierra y da consistencia al arco.
El
altar es la piedra fundamental de la iglesia.
La
iglesia esta construida con muchas piedras y cada una tiene su
función y lugar preciso.
Nosotros
somos las piedras vivas de la iglesia.
- Elementos externos
Las
campanas, con su sonido, invitan a los fieles a que acudan a la
iglesia, con prontitud y alegría, a la enseñanza de los apóstoles,
a la fracción del pan y a la oración fraterna.
Las
campanas, las torres y las cruces nos anuncian, lo que hay dentro del
templo.
- Elementos internos
El
agua bendita, para santiguarnos junto con la señal de la cruz,
símbolo de limpieza interna.
Las
imágenes o pinturas de los santos, nos hablan de Cristo a través de
su vida de santidad.
Ellos,
como nosotros, de carne y hueso han llegado a Dios, por diferentes
caminos a quienes podemos imitar.
Ellos,
han reflejado la gloria de Cristo en sus vidas, dando muerte al
pecado y renaciendo a la vida de la gracia.
El
retablo mayor, es el lugar mas destacado en el templo, por su belleza
y vistosidad, y su función es adornar, acompañar y engrandecer al
sagrario, donde Cristo está real y verdaderamente presente.
- El altar, la sede y el ambón de las lecturas
Son
los tres lugares más relacionados directamente, con la celebración
de la Eucaristía.
Se
hallan, en lo que se denomina; el presbiterio.
Viene
del griego, presbiter, que significa anciano, y que hoy denominamos
como sacerdotes.
Es
un lugar apartado, elevado y ornamentado, distinto del que ocupan los
fieles.
- Referencia A Cristo
Estos
tres lugares, hacen referencia a Cristo, como sacerdote, profeta y
rey.
La
sede como rey, porque rige la iglesia, por ser su cabeza y pastor.
El
ambón como profeta, al anunciar la Buena Nueva de la salvación.
El
sacerdote, significa que Cristo, como hacían los sacerdotes del
Antiguo Testamento en los altares, sacrificando animales, ofrece a
Dios el sacrificio de la victima en favor de los hombres,
intercediendo por ellos a Dios, haciendo de mediador.
Cristo
es a la vez victima que se ofrece por nuestra salvación al Padre, y
el que media entre Dios y los hombres.
- En el altar:
Cristo
se entrega como víctima de salvación por nuestros pecados.
Es
la mesa del banquete, en torno al cual nos reunimos como pueblo, para
alimentarnos del mismo Cristo.
Es
signo del sepulcro de Cristo, donde venció a la muerte y resucita
glorioso.
- Los adornos del altar
La
cruz con la imagen de Cristo crucificado, que nos recuerda su
sacrificio.
Los
candeleros o velas, símbolo de la luz de Cristo.
Un
mantel blanco que dignifique y cuadre con la estructura del altar.
- La sede
Signo
de Cristo Rey, que rige y gobierna a su pueblo.
El
sacerdote se sienta en la sede como signo y sacramento de Cristo.
El
sacerdote, preside la comunidad reunida en torno al altar, no en su
nombre, sino en nombre de Cristo.
- El ambón
Es
un lugar elevado, de construcción fija, no movible, y visible para
todos los fieles.
El
profeta, con su vida y su palabra, revela el plan de salvación de
Dios.
“Muchas
veces y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por
medio de
los profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del
Hijo” Hebreos 1, 1-3.
“Cada
vez que en la iglesia se leen las Sagradas Escrituras, Dios habla a
su pueblo, y Cristo, presente en su Palabra, anuncia el Evangelio”
Lc 4, 18.
- Los verbos o acción de la misa
Celebrar:
Es donde todos participamos de la celebración.
Ofrecer:
El sacerdote ofrece a Cristo y nos lo ofrece, y nosotros ofrecemos a
Cristo al Padre por manos del sacerdote.
Presidir:
El sacerdote ocupa el primer puesto y es el que realiza el rito del
sacrificio. Sin el sacerdote no se puede celebrar la misa.
- Los nombres de la misa
Eucaristía:
Es de origen griego que significa, Acción de Gracias.
Fracción
del Pan: Proviene del gesto que hizo Jesús en la Ultima Cena, al
partir el pan y repartirlo a sus discípulos. Los discípulos de
Emaús, reconocieron a Jesús, al partir el pan.
Sagrados
misterios: Es la celebración del Misterio Pascual de Cristo (Pasión,
Muerte, Resurrección y Ascensión).
Santo
sacrificio: Se vuelve a hacer presente, sin repetirse, el sacrificio
de Cristo en la cruz.
Sagrado
banquete: Nos reunimos para recibir la Palabra de Dios y el Cuerpo de
Cristo, como alimento y anticipo del Banquete del Reino de los
Cielos.
Memorial:
Hacemos memoria de la salvación de Dios, que se hace realidad al
hacerse presente Cristo en su sacrificio.
Santa
Misa: Derivado de la expresión latina, “ite, missa est’ (la misa
ha terminado), con la que concluye la celebración de la liturgia.
- La liturgia
Es
de origen griego, “leitourgia”, que significa, “servicio para
el bien común”.
En
la liturgia, se realiza la santificación del hombre y la
glorificación de Dios.
No
es un conjunto de ritos, sino que es el ejercicio del sacerdocio de
Cristo.
Cristo,
actúa y esta presente, en toda la acción litúrgica.
Cristo
es el centro de todo lo que se hace.
Nos
recuerda y hace presente, el Misterio Pascual de Cristo (Pasión,
Muerte, Resurrección y Ascensión).
- La misa es sacrificio
Porque,
Cristo en la cruz, se ofreció como sacrificio al Padre para la
salvación de los hombres.
Había
una víctima (un cordero) que se ofrecía.
Había
un sacerdote que ofrecía el sacrificio.
Se
le ofrecía a Dios Todopoderoso, para que lo aceptara como una
ofrenda agradable.
Había
un altar desde el que se ofrecía.
Se
realiza con derramamiento de sangre.
Se
ofrecía para la redención de quienes iban a ser beneficiados: todos
nosotros.
En
la misa, en la eucaristía, todas estas condiciones se cumplen en
Cristo, como:
El
cordero de Dios, que quita los pecados del mundo.
El
Sacerdote que ofrece el cordero.
En
el altar esta presente en cuerpo, sangre y divinidad.
Con
derramamiento de sangre en la cruz.
Se
ofrece para la redención de las almas.
En
Cristo, se cumplen todos estos requisitos agradables al Padre.
Como
ofrecemos el mismo cordero (Cristo), en todas las misas que se
celebran diariamente en el mundo, el sacrificio es siempre uno solo.
Por
eso Cristo, esta constantemente ante el Padre intercediendo siempre
por nosotros.
- La misa es un banquete
Al
recibir un mismo Espíritu y alimentarnos con el mismo Cuerpo de
Cristo, formamos una misma unidad de fieles y una misma común unión
en Cristo, constituyéndonos así en un solo cuerpo con Cristo Jesús.
En
cada misa, nos unimos a la ofrenda de Cristo al Padre, a quien
alabamos, le pedimos, le damos gracias y nos ofrecemos como
sacrificio a Dios.
En
cada misa, nos reunimos con otros hermanos y formamos la iglesia de
Cristo.
En
cada misa, manifestamos nuestro deseo de arrepentimiento y conversión
y nos alimentamos con el banquete de la Palabra de Dios y con la
sagrada comunión.
- La celebración del domingo
La
palabra domingo ha derivado de la palabra latina “domini”, que
significa Señor.
Los
primeros cristianos, en el día denominado, el día del sol,
comenzaron a llamarlo día del Señor.
En
el idioma inglés se denomina, Sunday.
Ellos
se reunían el primer día de la semana, domingo, para las oraciones
y celebrar la Fracción del Pan.
San
Justino, en su primera Apología dirigida al emperador Antonio y al
Senado escribió, “Durante la persecución de Diocleciano, sus
reuniones fueron prohibidas con gran severidad, fueron muchos los
cristianos valerosos que desafiaron el edicto imperial y aceptaron la
muerte con tal de no faltar a la eucaristía dominical”.
- Cristo en la Misa
Cristo
en la Misa es el oferente y el ofrecido, el consagrante y el
consagrado.
Cristo
es la victima del sacrificio que se ofrece al Padre por nosotros, y
es a la vez el que ofrece el sacrificio, como sacerdote intercesor.
Cristo
se nos ofrece como alimento en su Palabra y en la comunión.
Cristo
en la Misa, es la acción y al mismo tiempo él mismo.
En
la Misa el sacerdote en el momento de la consagración, no utiliza
sus palabras, sino que usa las propias palabras de Cristo, por eso es
la Palabra de Cristo, la que realiza y produce este sacramento.
Cuando
se lee la sagrada Escritura, en Cristo quien habla.
- La iglesia
Viene
del griego “eklesia” que significa: asamblea reunida, convocada,
con carácter religioso.
La
palabra con mayúscula Iglesia, denomina la comunidad reunida, y con
minúscula iglesia, denomina el templo.
La
Constitución Lumen Gentium No. 1-11 dice: “Es voluntad de Dios
salvar a las personas no aisladamente, sino formando un pueblo; unido
no por los lazos de carne, sino en el Espíritu. Es el Pueblo de
Dios. Este pueblo tiene por cabeza a Cristo; es por eso por lo que
decimos que la iglesia es el cuerpo místico de Cristo, que es
nuestra cabeza”.
Todo
el pueblo de Dios, constituido por el Papa, los obispos, los
sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos, formamos la Iglesia
de Jesucristo.
Todos
en la Iglesia somos: Pueblo sacerdotal, profetas y reyes.
- Pueblo sacerdotal
La
Constitución Lumen Gentium No. 10 dice: “Todas sus obras, sus
oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el
trabajo cotidiano, el descanso del alma y del cuerpo, si son hechos
en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida, si se
sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales,
aceptables a Dios por Jesucristo, que en la celebración de la
Eucaristía se ofrecen al Padre junto con el Cuerpo del Señor”.
En
la Misa, en la celebración de la Eucaristía, ofrecen juntamente con
el sacerdote a Cristo al Padre, y se ofrecen juntamente con Cristo,
presentando sacrificios espirituales que son agradables a Dios.
- Profetas
Estamos
obligados a ser profetas del evangelio, llevándolo a todos los
lugares tanto con nuestra palabra como con nuestras obras.
- Reyes
Cristo
es rey y es el primero en todo, pero no ha venido a ser servido, sino
a servir y dar su vida.
Para
el cristiano, reinar es como Cristo sirve, principalmente en el
prójimo.
Todos
tomamos parte del oficio de Cristo de reinar, cuando gobernamos y
dirigimos nuestra vida según la norma del Evangelio.
- La participación de los fieles
Cada
uno hace lo que le corresponde, pero el resultado de la acción es de
todos.
Cada
uno, con sus respuestas, oraciones, cantos, gestos, posturas y
silencio, nos unimos a la ofrenda que hace el sacerdote.
Todas
y cada una de estas acciones, influye en nuestra alma y en la
participación activa en la Misa.
La
Iglesia que se reúne para celebrar el sacramento de la Eucaristía,
es signo de la presencia de Cristo. “Donde están dos o tres
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,
20).
- Vivir mejor la Eucaristía
Puntualidad:
Es expresión de la importancia que le damos al acto al que
asistimos.
Nuestro
sitio en la Iglesia: Los fieles están repartidos por los rincones de
la iglesia con espacios vacíos, que no da sentido de unidad.
Las
respuestas: Las respuestas y participación deben ser viva, alegre y
llena de entusiasmo.
Nuestras
posturas: Los gestos y posturas expresan nuestro interior.
- El que preside la Eucaristía
El
sacerdote celebrante, actuando en la persona de Cristo, representa al
mismo Cristo, quien es el que oficia el sacrificio.
El
sacerdote ha de asumir las mismas actitudes de Cristo, identificarse
con Cristo, ser otro Cristo, en la Eucaristía y a lo largo de toda
su vida.
El
sacerdote se dirige a los fieles haciendo las voces de Cristo:
“Orad,
hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro…”
“Tomad
y comed, esto es mi Cuerpo…”
“Tomad
y bebed, esta es mi sangre…”
El
sacerdote se une a todos los fieles, ya que por sus manos se unen al
sacrificio único de Cristo.
Siempre
hay un solo que preside la Eucaristía, los demás sacerdotes
presentes son concelebrantes.
El
Diacono, ocupa el primer puesto entre los ministros, gracias a la
ordenación recibida.
El
Diacono, proclama el Evangelio, prepara el altar, e introduce la
oración de los fieles.
- Dios Padre y la Eucaristía
La
iniciativa de la salvación es de Dios.
La
Eucaristía, tiene su fuente en el amor del Padre hacia nosotros.
En
la liturgia, el Padre es reconocido y adorado como fuente y fin de
todas las bendiciones de la creación y salvación.
San
Pable dice en Efesios 1, 3: “Dios nos ha bendecido por medio de
Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales”.
La
Eucaristía es bendición descendente porque viene a nosotros desde
Dios Padre.
La
Eucaristía es bendición ascendente, porque los hombres bendecimos a
Dios por todos sus beneficios.
- Al Padre
Al
comienzo de la Misa, en el acto penitencial, imploramos la
misericordia de Dios Padre Todopoderoso.
En
la presentación del Pan y el vino decimos: “Bendito seas... Señor,
Dios del universo”.
“Orad,
hermanos… para que sea agradable a Dios Padre Todopoderoso”
En
la oración sobre las ofrendas.
La
oración colecta.
Oración
después de la comunión.
En
el momento de la consagración, pedimos al Padre que nos envíe el
Espíritu Santo, para que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y
la Sangre de Cristo.
Al
terminar la Plegaria alabamos al Padre diciendo: “Por Cristo, con
El y en El, a Ti, Dios Padre Todopoderoso…”
Luego
viene el Padrenuestro, y pedimos a Dios Padre, “Líbranos, Señor,
de todos los males y concédenos la paz…”
En
el culto de Cristo al Padre, y el culto de los fieles a Cristo, y por
medio de Él, al Padre, es el culto integral de todos como Cuerpo
místico de Jesucristo.
- El Espíritu Santo en la Eucaristía
El
Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, es
imprescindible en la celebración de la Misa y en toda la vida
espiritual de cada cristiano.
El
Espíritu Santo, en la Iglesia, es el que nos atrae a Dios, el que
despierta en nosotros la fe, y el que nos enseña el conocimiento y
el amor de Dios.
“Nadie
puede decir ¡Jesús es Señor! Sino por influjo del Espíritu Santo”
I Corintios 12, 3.
Para
referirnos al Espíritu Santo, utilizamos imágenes como el fuego que
da calor, el soplo del aire que mueve, y el agua que da vida.
Sin
su acción no habría sacramentos del perdón de los pecados, ni
bautismo a la vida de hijos de Dios, entre otros.
Su
acción nos promueve la fe, nos mueve a la participación activa en
la Iglesia, nos acerca el perdón de Dios, nos hace comprender su
Palabra y nos motiva a la conversión.
En
la Misa, en la invocación a Dios Padre, dice: “Para que nos envié
su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por
su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y para que quienes
toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu”
No
es el sacerdote el que consagra, sino la acción del Espíritu Santo
sobre los dones, la que hace posible el milagro de la consagración.
Mientras
el sacerdote dice la Plegaria Eucarística, extiende las manos sobre
el pan y el vino, con las palmas hacia abajo, y cubriendo con sus
manos las ofrendas.
Simboliza
el derramamiento del Espíritu Santo sobre aquello o aquellos a los
que se imponen las manos, igual al gesto que realizaba Jesús en sus
milagros.
Luego
de la consagración de los dones del pan y vino en el Cuerpo y Sangre
de Cristo, continuamos pidiendo que nos santifique y transforme
también a nosotros en el Cuerpo místico de Cristo.
- El valor de los signos y símbolos externo
En
la Eucaristía hay una gran cantidad de elementos como: símbolos,
acciones, gestos, posturas, respuestas, entre otros, que nos hacen
participar activamente en la celebración.
Signos:
es un objeto, fenómeno o acción material que, natural o
convencionalmente, representa o sustituye a otro objeto, a otro
fenómeno o a una acción.
Un
signo natural es el humo, que es señal de un fuego que, aunque no lo
vemos, existe.
En
las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, nos servimos de signos:
los sacramentos.
El
pan y vino, después de la consagración, son signos sacramentales de
la presencia de Cristo, y ya no los llamamos pan y vino, sino Cuerpo
y Sangre de Cristo.
Los
símbolos, tienen rasgos propios o características que nos hacen
pensar en lo representado.
En
la oración del: “Yo confieso…” nos golpeamos el pecho con las
palabras: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, en
expresión de que nos reconocemos culpables.
En
el momento del lavatorio de las manos, nos unimos al sacerdote, en el
deseo de purificación interna y limpieza de alma que pide el
sacerdote, para celebrar dignamente la Eucaristía.
El
triángulo con el ojo en su interior, es símbolo de la perfección
en sus trazos que atribuimos a Dios, de los vértices que simbolizan
la Trinidad, y el ojo que simboliza la presencia de Dios en todo lo
creado, y que constantemente mira su obra.
- Algunos objetos simbólicos
- El incienso
Es
una resina aromática de origen vegetal y que, al quemarse, produce
un olor agradable.
El
pueblo de Israel, lo utilizaba como perfume que da un tono de
solemnidad y grandeza a los sacrificios ofrecidos a Dios, así como
el humo sube y se eleva a lo alto.
San
Pablo, en Efesios 5, 2 dice: “Que nos amo y se entrego a si mismo
por nosotros como ofrenda y sacrificio de suave olor a Dios”.
El
uso del incienso, expresa nuestra reverencia y oración.
Se
inciensa al sacerdote, en razón de su sagrado ministerio, y a los
fieles, en razón de su dignidad bautismal.
En
las misas de exequias, se inciensa los restos mortales del difunto,
porque su cuerpo fue templo del Espíritu Santo.
- Las velas
Símbolo
de la luz.
“El
Señor es mi luz y mi salvación” Salmo 27
“Yo
soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas, sino
que tendrá la luz de vida” Jn 8, 12.
El
mismo Cristo nos dice: “Vosotros sois luz del mundo” Mt 5, 14-17.
En
la Biblia, la lampara encendida es signo de la presencia divina y de
la presencia humana.
La
lampara que ardía continuamente en el santuario, era signo de la
presencia de Dios y de la fidelidad del pueblo.
Dejar
que se apagara la lampara, era como que a Dios se la había
abandonado.
El
candelabro de siete brazos con velas encendidas representa el
conjunto de luces que se elevan hacia la altura de Dios, la única
luz.
En
el rito del bautismo, el padre o el padrino del niño enciende una
vela del Cirio Pascual, mientras el celebrante dice: “Recibid la
luz de Cristo. A vosotros, padres y padrinos, se os confía
acrecentar esta luz. Que vuestro hijo, iluminado por Cristo, camine
siempre como hijo de la luz”.
En
la Misa exequial, se enciende el Cirio Pascual, símbolo de Cristo
vivo y resucitado.
Las
velas encendidas en el altar, nos recuerda que Cristo esta presente
para iluminarnos a todos.
- La finalidad de los símbolos
Nuestra
relación con Dios, la reflejamos por medio de los símbolos, con los
que expresamos nuestros sentimientos unidos a la fe.
La
postura de rodillas simboliza una actitud de humildad y respeto.
- Los colores litúrgicos
- Los colores
Ayudan
a expresar los Misterios de la fe que se celebran.
A
través de los diferentes colores, comprendamos el sentido de la vida
cristiana a lo largo del año litúrgico.
Un
determinado color en una Misa, nos invita a vivir los sentimientos
que representa ese color, y no indica lo que estamos celebrando.
Comenzamos
el año litúrgico con el tiempo de adviento, con el color morado,
signo de conversión y penitencia, y culmina el adviento de navidad,
con el color blanco, signo de la alegría y de la luz.
El
verde comienza después del tiempo de navidad y termina al comenzar
la cuaresma, signo de la esperanza.
La
cuaresma se utiliza el morado, signo de conversión y penitencia, y
culmina con la Pascua, color blanco, y la Pascua culmina con el
Espíritu Santo en Pentecostés, con el color rojo.
b.Blanco
Para
el tiempo de Pascua y de navidad, las fiestas del Señor,
celebraciones de la Virgen, de los Ángeles, y otras celebraciones
especiales de algunos santos.
Simboliza
la alegría de la Pascua y del Nacimiento, la luz de Cristo
resucitado, la santidad, la alegría, la pureza, y la virginidad.
- Rojo
El
domingo de la Pasión (domingo de ramos), Viernes Santo, Pentecostés,
celebraciones de la Pasión del Señor, fiestas natalicias de los
Apóstoles y Evangelistas y en las celebraciones de los mártires.
Simboliza
la sangre derramada por Cristo, y de los mártires y del fuego del
espíritu Santo.
Verde
Durante
el tiempo ordinario, por ser el color de la esperanza y representa la
vida de la gracia.
- Morado
Durante
adviento, cuaresma y en las Misas de difuntos.
Simboliza
la purificación, la penitencia y la conversión.
En
la Misa de difuntos, se usa para expresar el camino de la
purificación a la resurrección.
- Las vestiduras litúrgicas
En
actos oficiales y ceremonias los que dirigen esos actos utilizan
vestiduras especiales para la ocasión, para dar solemnidad o para
establecer distinción.
La
Iglesia, en sus celebraciones, emplea vestiduras sagradas de
diferentes formas y color, propias de los que los dirigen.
El
sentido de las vestiduras es para que quede reflejada la diversidad
de ministerios y funciones en la celebración, y para el decoro de la
misma acción sagrada.
Las
vestiduras sagradas que se utilizan son: el alba, el cíngulo, la
estola, la casulla y la capa pluvial.
La
vestidura propia del sacerdote en la Misa es la casulla, puesta sobre
el alba y la estola.
- El alba
Es
una túnica blanca y larga que cubre todo el cuerpo, que utilizaban
las personas distinguidas en el Imperio Romano, y se ciñe al cuerpo
por la cintura con el cíngulo.
El
sacerdote al revestirse con el alba pedía a Dios en la oración la
blancura y pureza de corazón que simboliza el alba.
Al
cíngulo: Es un cordón para ceñir el alba a la cintura, y dar más
movimiento.
El
sacerdote, al ponerse el cíngulo, pedía a Dios que le rodeara con
el cordón de la pureza.
- Estola
Es
una franja ancha de tela que sujeta en el cuello, cae a ambos lados
del pecho hasta las rodillas.
Desde
el Concilio de Laodicea, en el año 346, la reserva para obispos y
sacerdotes, encargados de la Palabra de Dios.
El
sacerdote al ponerse la estola pedía a Dios que le restituyera la
inmortalidad y la dignidad y la gloria perdidas por el pecado.
Los
Diáconos la llevan colgando desde el hombro izquierdo y pasando por
la espalda y por el pecho para recogerse en la parte derecha de la
cintura.
- Casulla
Su
forma es la de una gran tela redonda u ovalada con una abertura en el
centro.
Simboliza
el yugo que cae sobre los hombros del sacerdote, y ese yugo es el de
Cristo.
El
sacerdote al momento de revestirse decía; “Señor, que dijiste mi
yugo es suave y mi carga ligera”; haz que lo lleve de tal manera
que me haga digo de conseguir tu gracia. Amen”.
- Gestos y posturas en la Eucaristía
Nuestra
participación no solo se realiza con nuestras palabras o cantos, y
sino también con nuestros gestos y movimientos externos, nuestras
posturas y con todos nuestros sentidos.
Nuestros
sentimientos interiores se ven reflejados por nuestra postura
corporal, en nuestras manos, en el tono y volumen de nuestra voz, en
nuestra forma de andar y en nuestra forma de mirar, que puede ser
atenta, esquiva, sincera, humilde o indiscreta.
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