sábado, 3 de agosto de 2019

¿De quien serán todos tus bienes?


       
Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano

 Lc 12,13-21             

"Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?"

  1. Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: Maestro,
dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”.

Lucas hace una introducción, que da motivo para insertar la parábola sobre la avaricia.

Esta persona le pide, basado en el prestigio y buen nombre que tenía Jesús, que intervenga en un asunto familiar.

Cristo le hace ver que su misión, no es la de arreglar cuestiones materiales.

Por eso, no quiere aparentar que aprueba una actitud de intermediario, por los bienes de este mundo.


  1. Buscar las cosas del cielo

San Pablo, en Colosenses 3, 1-5 dice: "Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra".

Los bienes de este mundo duran poco y no llenan el corazón humano, por muy abundantes que sean.

En Sabiduría 2, 1 "Corta y triste es nuestra vida, el hombre no tiene remedio para salvarse de la muerte y nunca se vio que alguien volviera del otro mundo".

Esa una gran fortuna, se les dejará a otros, que la malgastan, porque no la trabajaron.

De ahí vienen los problemas de herencia por el dinero, y propiedades, entre otros

¿A qué se reducen tantos esfuerzos y fatigas, si no se lleva consigo lo que se obtiene?

Por eso, Dios es el que le da sentido a la vida, al trabajo, al dolor, a la enfermedad.



  1. Buscar las cosas del mundo

Sin embargo, el corazón del hombre buscar las cosas del mundo, y tiende a apegarse a ellas como lo más importante, y se olvida de lo que realmente es más importante, es la vida eterna en el cielo.

Jesús toma la discusión de el reparto de herencias que le proponen, para enseñarnos sobre el sentido de la vida y de los bienes.

Jesús nos ilustra con esta parábola de un rico, que sólo se dedica a alcanzar riquezas,
pensando disfrutar largos años de vida con ellas. Pero la muerte le sobrevino y no la pudo disfrutar.


  1. Un hombre rico tuvo una gran cosecha y se puso a pensar

Dice el Señor
ü  Un hombre rico tuvo una gran cosecha
ü  Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha
ü  Y se dijo: ... derribaré los graneros y construiré otros más grandes...
ü  Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida...

Nos enseña el Señor que poner el corazón, en el afán de riqueza y bienestar material es una necedad, porque ni la felicidad, ni la misma vida humana se fundamentan en ellos.

El rico de la parábola
ü  revela su ideal de vida en el diálogo que entabla consigo mismo
ü  se le ve seguro de sí porque tiene bienes, y en ellos basa su estabilidad y felicidad
ü  para él, vivir es disfrutar lo más posible: comer, beber, darse buena vida
ü  su fin es disfrutar de los bienes por muchos años
ü  no hay ninguna referencia a Dios ni al prójimo
ü  no ve la necesidad de compartir los bienes recibidos, con otros

¿Y cómo piensa asegurar sus bienes?
ü  Almacenaré...
ü  sin embargo, todo lo que no se construya sobre Dios está edificado sobre arena
ü  la seguridad que dan los bienes materiales es frágil, porque nuestra vida no se llena sino con Dios

Debemos preguntarnos nosotros hoy, ¿en qué tenemos puesto nuestro corazón?

Como conocemos que nuestro destino es el Cielo, tenemos que evaluar lo que poseemos y usamos, y ver el modo de que otras personas más necesitadas compartan también de lo nuestro, y ayudar en las tareas apostólicas.


  1. Dios

En el diálogo que sostiene el rico consigo mismo interviene otro personaje que no había tenido en cuenta, Dios.

Necio, le dice, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? Todo ha sido inútil. Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

Se le llama “necio o insensato” en el Salmo 14, 1 al que, niega a Dios: "Dice en su corazón el insensato: Mentira, Dios no existe"

Nuestro paso por la tierra es un tiempo que, el mismo Señor nos lo ha dado.

El Señor llegará cuando menos lo esperábamos, como el ladrón en la noche (Mt 25, 43).

El Señor vendrá a llamarnos, y a pedirnos cuenta de los bienes que nos dejó para que los administrásemos
ü  la inteligencia
ü  la salud
ü  los bienes materiales
ü  la posibilidad de hacer felices a otros


  1. Necio

Necio o insensato, es la palabra que Dios dirige a este hombre que había vivido solo para lo material.

Tenemos que caminar en la tierra, con ilusiones e ideales humanos, previendo el futuro para uno mismo y para aquellos que dependen de nosotros, como un buen padre y madre de familia, pero sin olvidar que somos peregrinos.

Nadie se crea rico, porque al final todos somos pobres.
ü  los bienes son meros medios para alcanzar la meta que el Señor nos ha señalado
ü  nunca deben ser el fin de nuestros días aquí en la tierra

Nuestra vida es corta y limitada en el tiempo. Nuestros días están numerados y contados, porque estamos en las manos de Dios.

Dentro de un tiempo nos encontraremos cara a cara con Él.

Nuestro final, nos ayuda a santificar el trabajo y nos facilita el aprovechar todas las circunstancias de esta vida, para merecer y reparar por nuestros pecados.

Hoy han muerto miles de personas en diferentes circunstancias.
ü  unos han muerto con el corazón puesto en asuntos de poca importancia en relación a su vida más allá de la muerte
ü  otras tenían la vista y el corazón en los bienes materiales, pero dirigidos a Dios.


  1. Nuestro destino

El destino que nos espera en la eternidad, es consecuencia de la actitud, que hayamos tomado en nuestro paso por la tierra.

En Eclesiastés 11, 3 dice: "Si un árbol cae, sea al norte o hacia el sur, en el lugar donde cae quedará".

De aquí las advertencias de Jesús sobre la muerte, para estar siempre en vigilia (Mt 24, 42-44; Mc 13, 32-37).

El cristiano no puede despreciar la vida temporal, pues ella sirve como preparación para su existencia con Dios en el Cielo.

Solo quien se hace rico, mediante la santificación y el buen uso de los bienes materiales, acumula tesoros ante Dios.

El Salmo 39, 7 dice: "Como sombra se pasea el mortal; no es más que soplo, pero se afana y almacena sin saber para quién".


  1. Desprendimiento

Por eso, los bienes que tenemos, tienen que estar orientados hacia la gloria de Dios.

Y si alguna vez llegan a faltar, su carencia no nos quitará nuestra alegría.

Así, podemos ser felices en la abundancia y en la escasez, porque los bienes materiales, nunca serán el objeto de nuestra vida.

Y lo mucho o lo poco que tenemos, podremos compartirlo con quienes carecen de ello.

La consideración de la muerte nos enseña también a aprovechar bien los días, pues el tiempo que tenemos por delante es corto.


  1. Eviten toda clase de avaricia

Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque el alma del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

La avaricia es uno de los pecados capitales, está prohibido por el noveno y décimo
mandamiento.

Por eso, es importante en la vida del cristiano conocer este mal, para no caer en pecado.

Jesús nos también nos dice en Lc 14, 33: "Del mismo modo, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío".

Prohíbe el deseo desordenado nacido de lo pasión de las riquezas y de su poder.

Prohíbe también el deseo de cometer una injusticia mediante la cual se perjudicaría al prójimo en sus bienes temporales.

Cuando en Deuteronomio 5, 19 en Los 10 Mandamientos nos dice: "No Robaras" nos quiere decir también "No codiciarás", porque tenemos que apartar nuestros deseos de todo lo que no nos pertenece.


  1. El deseo desordenado por la riqueza

La avaricia es el afán excesivo de poseer y de adquirir riquezas para atesorarlas, o la
Inclinación o deseo desordenado, de placeres o de posesiones.

La avaricia del latín "avarus", que significa "codicioso", "ansiar", es el deseo desordenado y excesivo por la riqueza.

Consiste en conseguir dinero, propiedades, y otros bienes materiales, con el solo propósito de vivir para eso.

Por eso Jesús dice: "Que difícil le es al rico entra en el reino de los cielos".

Cuando el amor desordenado se convierte en deseo, la avaricia no puede ser controlada.

El hombre quiere poseerlo todo, para tener la impresión de que no necesita de Dios.

La avaricia es un pecado contra la caridad y la justicia.

Es la raíz de muchas otras actitudes: perfidia, fraude, perjurio, endurecimiento del corazón.

La avaricia sobrepasa la precaución y la prudencia; es un vicio espiritual, que ambiciona no carecer de nada.

El avaro se aparta de los demás, se encierra en sí mismo y se impone una austeridad que va incluso en contra de sus necesidades vitales.
ü  come menos parara no gastar
ü  pierde horas de sueño velando su fortuna


  1. ¿Para quien serán todos los bienes?

El Evangelio (Mt, 6,24) dice “Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a
uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden
servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero”

El personaje de la parábola es un rico, que puede ser cualquiera de nosotros, tiene una buena cosecha y decide almacenarla en unos nuevos graneros, saboreando el placer de poseer muchos bienes para gozarlos por muchos años.

El rico de hoy
ü  tiene propiedades
ü  tiene ahorros
ü  tiene un plan de pensiones
ü  tiene seguro social
ü  tiene desempleo
ü  tiene cupones
ü  tiene subsidio de agua, luz, teléfono, renta

Sin embargo, Dios nos despierta de nuestra estupidez haciéndonos conscientes de que no somos el dueño de nuestra vida y de que, seremos llamados a entregársela al Señor.

El Señor, nos quiere hacer ver que, cuando realizamos el precepto del amor, es cuando nos enriquecemos ante Dios.

Jesús nos ha recomendado que no acumulemos tesoros en la tierra, sino en el cielo, y nos
ha hecho conscientes de que allí donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón.


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