Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano
Lc 10, 1-12. 17-20
"En aquel tiempo, designó el Señor
otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos
y lugares adonde pensaba ir Él."
- Los envió de dos en dos
El Señor
designó a otros setenta y dos discípulos, y los envió de dos en dos para que lo
precedieran en todas los pueblos y lugares adonde él pensaba ir.
Con esto el
Señor nos quiere enseñar que la misión de evangelizar es de todos, pero bajo la
dirección de la Jerarquía de la Iglesia.
Esto, nos
motiva a los que deseamos extender, el mensaje y la vida del Hijo Dios.
- Rueguen al dueño de la
cosecha...
Y les dijo:
"La cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de
la mies que envíe trabajadores para la cosecha".
¡Vayan! Yo
los envío como a ovejas en medio de lobos.
Es decir,
no hay tiempo que perder y Jesús quiere que comprendamos esto.
Jesús nos
muestra y nos advierte que la cosecha es abundante.
Porque, tenemos
mucho trabajo que hacer
ü
son
muchos los que necesitan evangelización
ü
son
muchos los que no conocen a Dios
ü
son
muchos los que ignoran el propósito y el plan de Dios
ü
son
muchos los hijos que viven alejados de la casa del Padre
Tenemos que
llevar el mensaje de Jesús, de que a su paso se repiten los milagros
ü
ciegos
que recuperan la vista
ü
leprosos
que quedan limpios
ü
pecadores
que se mueven a penitencia
ü
y
por todas partes van llevando la paz de Cristo
- La mies es mucha...
Ante tanto
trabajo de Evangelización,
ü
¿Cuántos
están dispuesto a asumir de alguna forma esta tarea?
El Señor
nos dice: “La mies es mucha, pero los obreros pocos”
La mies, es
el conjunto de frutos que se recogen de la tierra cuando están maduros,
especialmente en el tiempo de la cosecha.
Por eso Jesús
dice que en la cosecha hay mucho trabajo para los obreros y es buena cuando lo
que obtiene es resultado del propio esfuerzo.
- Hay que rezar para que haya
muchos trabajadores
El mundo,
es igual que a un campo donde hay mucho que cosechar, pero los obreros son
pocos, para eso, hay que organizar el trabajo apostólico para que sea eficaz y
rezar para que haya muchos trabajadores.
Aunque la
tarea excede a la capacidad de los obreros, solo podemos llevar a cabo la
tarea, con la fuerza de la Gracia de Dios.
Nuestro
Padre Dios, oye a los que oran y da ayuda a sus hijos que se la piden.
- ¡Vayan! Yo los envío como
ovejas en medio de lobos
Pero para
llevar adelante esta tarea, y para que sepamos que necesitamos la fuerza que
Dios nos da, Jesucristo nos advierte, de que no es tarea fácil.
¡Vayan! Yo
los envío como a ovejas en medio de lobos.
Esta es una
experiencia, no ausente de sacrificios y dificultades.
- No lleven dinero...
Jesús nos
instruye diciéndonos: “No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino.”
Porque, lo
único necesario e imprescindible es el auxilio divino.
En efecto,
a pesar de la ciencia, los avances tecnológicos, la modernidad del mundo de
hoy, las comunicaciones rápidas a través del celular, Internet, nada nos ayuda
más que la ayuda de Dios.
Hoy no se
necesitan apóstoles que nos hablen en nombre de Dios
ü
sino
apóstoles que muestren el camino de la verdad, por medio de su vida de
testimonio
ü
se
necesitan apóstoles que no piensen en si mismo y que se entreguen a esta tarea
con sacrificio y vocación
ü
se
necesitan apóstoles que se dediquen a llevar el mensaje del Evangelio, sin
buscar sus conveniencias personales
ü
se
necesitan apóstoles que busquen el bien del prójimo
ü
se
necesitan apóstoles que estén dispuesto a sacrificarse por Cristo.
- ¡Que descienda la paz a esta casa!
Jesús nos
dice:
ü
“Al
entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta
casa!"
ü
Y
si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo
contrario, volverá a ustedes”
Por eso, la
paz es un gran bien para nuestra alma y para la sociedad.
Este
mensaje lo repetirá la Iglesia hasta el fin de los tiempos.
- La paz en el mundo
Después de
tantos años vemos, sin embargo, que el mundo no está en paz.
El mundo
busca y desea la paz, pero no la encuentra.
Incluso dentro
de cada país, y naciones, nuestro estado de vida diario, tampoco tiene nada que
ver con la paz.
No es que no
haya guerra, sino lo que hay es una falta de paz.
El mundo
esta lleno de lucha de razas, lucha de clases, lucha de ideologías, lucha de
partidos políticos, terrorismo, asesinatos, secuestros, motines, conflictos
bélicos, violencia, odios, resentimientos, acusaciones.
- No hay paz
No hay paz
en la sociedad, ni en las familias, ni en las almas.
¿Qué es lo
que sucede para que no haya paz?
Porque el
mundo esté buscando la paz donde no la puede encontrar, porque la confunde con
la tranquilidad.
En
Filipenses 4, 7 nos dice" "Entonces la Paz de Dios, que es mucho
mayor de lo que se puede imaginar, les guardará su corazón y sus pensamientos
en Cristo Jesús".
En Lc 2, 14
en el anuncio a los pastores, nos dice" "De pronto aparecieron otros
ángeles y
todos alababan a Dios, diciendo: Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en
la tierra, gracia y paz a los hombres".
Por eso, la
paz, no la puede dar el mundo.
- El pecado original
En los
comienzos, antes de que se cometiera el pecado original, todo estaba ordenado
para dar gloria a Dios y para felicidad de los hombres.
No existían
las guerras, los odios, los rencores, la incomprensión, las injusticias.
Por el
pecado original, el hombre se convirtió en un ser egoísta, y soberbio.
De ahí sale
la violencia y la injusticia, porque tienen raíces en el corazón de cada uno de
nosotros.
Del corazón
proceden todos los pecados que los hombres son capaces de cometer
ü
contra
Dios
ü
contra
el prójimo
ü
contra
ellos mismos
La paz es
consecuencia de la gracia santificante
La
violencia, es consecuencia del pecado
La paz es un
gran bien para el alma y para la sociedad.
- Nuestra lucha
Por eso,
aunque nuestra vida tiende hacia el pecado, sin embargo, puede, con la ayuda de
la gracia, podemos vencer estas pasiones desordenadas, y alcanzar la paz que
Cristo nos da.
Por eso, nuestra
vida del cristiano se convierte en una lucha por rechazar el pecado y alcanzar
a Cristo.
En esta
lucha, el cristiano, encuentra una seguridad que solo nos da Jesús.
Para eso,
hagamos uso de los medios que Jesús nos dejo a través del sacramento de la
Penitencia y a la dirección espiritual con el Sacerdote.
- La presencia de Jesús
La presencia
de Cristo en el corazón es el origen de la verdadera paz, y no la ausencia de
dificultades.
Entonces solo
así podremos escuchar las palabras que Jesús nos dirige: "tu fe te ha
salvado y te ha curado. ¡Vete en paz!".
No hay paz
sin contrición, sin una profunda sinceridad con nosotros mismos que nos lleva a
reconocer, todo aquello que nos aleja de Dios y de los hermanos.
Cuando
entramos a en una casa, y decimos: Paz a esta casa... No es un simple saludo,
es la paz de Cristo que debemos de llevar al prójimo.
La paz del
mundo comienza en el corazón de cada hombre.
El
cristiano que vive de fe
ü
es
el hombre de paz que la contagia
ü
y
los demás buscarán su compañía
Nos dice
Jesús: “Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque
el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades
donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; sanen a sus enfermos y
digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes".
- El Reino de Dios esta cerca
Todos
debemos anunciar la Buena Noticia
ü
no
es algo lejano
ü
no
es algo que no nos pertenezca
ü
esta
dentro de nosotros mismos
ü
y
es el amor a Dios y al prójimo
ü
esa
es nuestra razón de ser y el motivo de nuestras acciones
El Reino de
Dios, es una unión con Dios, que cubre toda nuestra vida, y que proyectamos a
los demás, a través de toda nuestra vida.
Esta vida
de Dios en nosotros y ese vivir nuestro de Dios que no es algo fácil, pero es
nuestro ideal para llegar a compenetrarnos en El.
Para eso,
tenemos que hacer mucha oración por las vocaciones para servir al Señor.
Todos
estamos invitados a trabajar por el Reino, por eso Jesús nos dice: “Rueguen al
dueño de la mies que envíe trabajadores”
- Señor, hasta los demonios se
nos someten en tu nombre
“Al volver
los setenta y dos de su misión, dijeron a Jesús llenos de gozo: "Señor,
hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". Él les dijo: "Yo
veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Al regresar
los apóstoles que había enviado Jesús, estos no pudieron disimular la alegría porque,
su misión era un éxito.
Pero estos
se alegraban porque habían hecho milagros, que por haber sido seleccionados a
cumplir una labor que Jesús les encomendó.
Su alegría
no era por aquellos que se hubieran convertido.
Por eso, Jesús
les reprendió el orgullo de su falsa alegría en su corazón.
Por eso les
dice: "Veía a Satanás que caía del cielo como un rayo".
Antes de la
venida del Salvador, Satanás había sometido a todo el mundo a su dominio.
Pero desde
que Jesús bajó del cielo, Satanás, cayó como un rayo, porque es humillado por
los que adoran a Jesús.
- Poder para caminar sobre
serpientes y escorpiones
Jesús les
dice a sus discípulos, que les ha dado poder para caminar sobre serpientes y
escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo y que por esto nada
podrá dañarlos.
Hay una
diferencia entre las serpientes y los escorpiones
ü
mientras
las serpientes atacan con la boca, y de frente
ü
los
escorpiones los hacen con la cola, y a escondidas
- Sin embargo, no se alegren...
Los
discípulos estaban llenos de alegría, porque habían evangelizado y predicado la
Buena Noticia de la salvación.
Sin embargo,
la alegría de estos, era bien vanidosa, pues se alegraban de haberle hecho
frente, y sometido a los demonios.
Jesús,
quien ve el corazón de sus discípulos dice: "sin embargo no se alegren de
que los espíritus se les sometan".
Arrojar los
espíritus, así como obrar otros prodigios, no siempre es por el mérito del que
obra, sino que por la invocación del nombre de Jesucristo.
Porque todo
lo que hicieron los discípulos, fue por el poder de invocar su nombre.
- Nombres escritos en el cielo
Jesús
quiere ahora elevarlos a una alegría mayor, por eso le dice que deben alegrarse
más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.
Nuestra
alegría debe ser más por poder ir al cielo, que por humillar al demonio.
Contrario a
como los hombres viviendo abajo en el mundo, son inscritos arriba en el cielo, El
diablo cae de lo alto del cielo al mundo.
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