- ¿Qué es La Liturgia Cuaresmal?
El Vaticano II
estableció que se mantuviera la dimensión penitencial de la Cuaresma y la
bautismal, por tal motivo se preparó un nuevo Ritual de la iniciación cristiana
de adultos, que establece cómo deben realizarse los distintos ritos litúrgicos
durante la Cuaresma.
Además, el actual
leccionario dominical comprende tres ciclos de lecturas, con los ciclos A
(Mateo), B (Marcos) y C (Lucas).
Las primeras
lecturas dominicales presentan las principales etapas de la historia de la
salvación, mostrándonos que la revelación es la realización progresiva de un
proyecto eterno de Dios, desarrollado en el tiempo, que se dirige hacia Cristo
y culmina en Cristo.
Las segundas
lecturas están tomadas de las cartas de San Pablo, y sirven para iluminar los
temas del día con reflexiones del apóstol.
Los evangelios de
los días feriales exponen los grandes temas cuaresmales:
- la llamada a la conversión,
- el
amor al prójimo,
- el perdón de los pecados,
- la
pasión de Cristo.
- ¿Cuales son las características de Cuaresma?
- Tiempo de gracia. Porque es un regalo que se nos ofrece para
que redescubramos lo esencial del cristianismo en la lectura de la Palabra
de Dios, en la oración y en la práctica de una vida íntegra.
- Tiempo de preparación para la Pascua. Porque las cosas importantes hay que
prepararlas con tiempo. La Pascua es tan importante que celebramos los
misterios de nuestra redención, durante 40 días.
- Tiempo de catequesis bautismal. Porque se ha recuperado la
preparación bautismal para los adultos que reciben en Pascua el bautismo,
la confirmación y la primera comunión. Los ya bautizados están llamados a
tomar conciencia del don del bautismo y a renovar su gracia
- Tiempo de conversión. Porque los cristianos deberíamos vivir como
cristianos siempre, pero todos somos conscientes de que muchas veces
equivocamos el camino, por lo que la Cuaresma es una llamada a recibir el
perdón de Dios y a volver a empezar, en su nombre, la vida de la gracia.
La palabra
«Cuaresma» significa sencillamente 40 días. Surgió por el deseo de imitar el
retiro de Jesús en el desierto, al inicio de su vida pública: «[Jesús], al
abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de
nuestra penitencia cuaresmal», (Prefacio del primer domingo de cuaresma).
Pero, ¿por qué
Jesús se retiró durante ese preciso periodo de tiempo?
- La Biblia hace un uso abundante del simbolismo de
los números, que hay que interpretar para comprender su mensaje.
- El número 40 aparece más de cien veces, pero
pocas con un significado matemático.
- Al ser aproximadamente lo que podía vivir una
persona normal en la antigüedad, se convirtió en la imagen de una
generación, de una vida, de un tiempo suficientemente largo para realizar
algo importante.
- La vida de Moisés es un ejemplo. Murió con 120
años (Dt 34,7), que San Esteban divide en tres etapas de 40 (Hch 7,20-40),
que corresponden a tres «vidas», a tres maneras de relacionarse con Dios.
- En los otros textos, sucede algo similar. Cuando
Dios envió el diluvio, «estuvo lloviendo sobre la tierra 40 días y 40
noches» (Gn 7,12).
- Isaac se casó con Rebeca a los 40 años de edad
(Gn 25,20). También su hijo Esaú (Gn 26,34).
- Moisés guió a su pueblo durante 40 años por el
desierto (Dt 29,4) y pasó 40 días orando en la cima del Sinaí (Ex 24,18).
El mismo tiempo que tardaron los enviados de Moisés en explorar la tierra
de Canaán (Nm 13,25).
- Los que cometen un delito deben recibir un máximo
de 40 azotes, ya que superar ese número sería un exceso irracional (Dt
25,3).
- David
reinó 40 años (1Re 2,11).
- El profeta Elías anduvo durante 40 días por el
desierto, hasta el Horeb, donde se encontró con Dios (1Re 19,8).
- Jonás anunció que Nínive sería destruida a los 40
días (Jon 3,4).
- Después de sus desgracias, Job vivió 40 años de
bendición (Job 42,16).
- María presentó a Jesús en el Templo, a los 40
días de su nacimiento (Lc 2,22), tal como mandaba la Ley (Lv 12).
- Jesús pasó 40 días de retiro en el desierto (Mt
4,2) y, después de la resurrección, se apareció también durante 40 días
(Hch 1,3).
- Así pues, un conjunto de 40 (días o años) es el
tiempo necesario, completo, oportuno, para hacer algo importante.
- La Cuaresma supone el tiempo de gracia que la
Iglesia nos ofrece para nuestra salvación. En ella se nos ofrecen,
también, los medios necesarios para alcanzarla.
- ¿Cuáles son las Prácticas Cuaresmales?
Siguen siendo las
mismas que Jesús indica en el evangelio de Mateo 6, 1-8, que se lee el
miércoles de Ceniza, que son la oración, el ayuno y la limosna.
- La oración no consiste en repetir fórmulas compuestas
por otros. Como dice San Juan Crisóstomo, debemos practicar: «una plegaria
que no sea de rutina, sino hecha de corazón; que no esté limitada a un
tiempo concreto o a unas horas determinadas. Conviene que elevemos la
mente a Dios no sólo cuando nos dedicamos expresamente a la oración, sino
también cuando atendemos a otras ocupaciones».
- El ayuno consiste en privarnos de cosas y
entretenimientos (que pueden ser útiles y buenos en sí mismos), para
dedicarnos a cosas más importantes, recordando que Jesús dijo que «No sólo
de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»
(Mt 4,4). Tal como enseña Jesús, el verdadero ayuno consiste en amar el
alimento espiritual más que los alimentos corporales.
- La limosna. Desde sus orígenes, la Iglesia ha
considerado siempre que el ayuno sirve para comprender mejor el
sufrimiento de los pobres y para darles a ellos el fruto de nuestras
privaciones.
La limosna ayuda:
- a tener una relación correcta con las cosas
porque los bienes no son fines en sí mismos, sino sólo medios,
- y con las personas porque todos somos
responsables del bien de los demás y no
podemos desinteresarnos de la suerte de los desfavorecidos.
Por último, hay
que practicar la oración, el ayuno y la limosna, a la luz de la enseñanza de
Cristo, que dice: «No hagáis el bien para que os vean los hombres» (Mt 6,1).
- Las tres deben ser la expresión exterior de unas
actitudes interiores de generosidad, y de amor de Dios.
- Las buenas obras se deben hacer porque estamos
convencidos de que son buenas, sin otras intenciones, y procurando que
pasen desapercibidas, para evitar la vanagloria.
Que el Señor nos
conceda a todos la gracia de amarle más que las cosas, más que la vida, más que
a nosotros mismos. Que su amor sea conocido por todos y que nuestro amor por Él
crezca cada día. Que su espíritu Santo nos dé la fuerza para perseverar en su
servicio, con corazón puro e íntegro. Que, después de servirle con fidelidad en
la Cuaresma de esta vida, Él nos conceda participar un día en la Pascua del
cielo.
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