San Lucas 10, 38-42...
"Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía esta una hermana de nombre María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra......"
- El servicio de Abraham
Señor, si
he hallado gracia a tus ojos, no pases de largo junto a tu siervo; traeré un
poco de agua, y lavaréis vuestros pies, y reposaréis debajo del árbol; después
seguiréis adelante, pues habéis pasado junto a vuestro siervo (Gen 18, 1-5).
Son las
palabras que Abrahán dirigió a Yahvé cuando se le apareció, como peregrino, en
el encinar de Mambré, a la hora del calor.
ü
Abrahán
le dio de comer y le dispensó una buena acogida
ü
Estas
son muestras de hospitalidad de Abrahán
- La visita de Jesús
El
Evangelio de la Misa narra la llegada de Jesús con sus discípulos a casa de
unos amigos en Betania: Marta, María y Lázaro.
Un día, el
Señor lloró, al enterarse de su muerte, y luego lo resucitó.
Jesús va de
paso hacia Jerusalén y se detiene en Betania, que está a unos tres kilómetros
de la ciudad.
Entra en
casa de aquellos hermanos, a quienes Jesús ama entrañablemente, para descansar
después de una larga jornada.
Allí, entre
aquellos amigos, el Señor se encuentra a gusto.
Le tratan
bien, y es recibido con alegría y afecto.
En este
clima de amistad, Marta y María, se desenvuelven con naturalidad y amistad.
Quien
recibe a Jesús, en la casa, es Marta.
Marta es
una mujer que conoce la caridad, como cualquiera de nosotros que recibe a
alguien, en nuestra casa.
- Los quehaceres
Marta, como
es la costumbre entre los judíos, y en todas las sociedades, quiere atender con
todo el esmero al Señor, por eso, hace con esmero los quehaceres domésticos.
Atender a
un grupo numeroso, que se presenta de improviso, no era tarea fácil.
Marta, en
su empeño por servirle al Señor, andaba ocupada en los diferentes quehaceres.
Marta, en
un momento, pierde la paz y se desespera.
Habiendo
mucho trabajo que hacer, Marta se queja de que María no la ayude en la
preparación del servicio.
- El deseo de María de oír a Jesús
Y Marta
tenía una hermana, que se llamaba María, que sentándose junto a los pies del
Señor,
escuchaba su palabra.
El
evangelista Lucas es detallista y destaca que estaba sentada, junto a los pies,
para destacar la conversación, y el deseo de María de oír a Jesús y el respeto
que tenia para escucharlo.
María,
estaba escuchando su palabra, desentendida de los preparativos de la comida.
Nosotros,
tenemos que aprender a unir el servicio de Marta y el amor a Dios de María, de
forma que se manifiesten ambos en la rectitud de nuestra vida diaria.
- Marta se queja
Marta se
dirige a Jesús con confianza y con cierto tono de queja le dice: "Señor,
¿nada te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile,
pues, que me ayude".
Durante
mucho tiempo se ha presentado a las dos hermanas como dos modelos de vida
contrapuestos:
ü
en
María, la vida de unión con Dios
ü
en
Marta, la vida activa de trabajo
En el
trabajo, de cada uno, es el lugar donde encontramos a Dios, es donde amamos a
Dios en lo humano y lo divino.
Sin un
trabajo serio, sería difícil que pudiéramos tener una vida interior en paz y al
mismo tiempo, ejercer nuestro apostolado en el mundo.
Muchos han
insistido en las dificultades que las ocupaciones terrenas, pueden representar
para la vida de oración.
- Nuestro trabajo
Sin
embargo, es en medio de esos trabajos, donde Dios nos llama para santificar el
mundo y santificarnos nosotros, con una vida llena de oración que le de sentido
a esas tareas.
Así podemos
encontrar a Dios a través de nuestro trabajo diario.
Dios nos llama
a servirle en todas las tareas de nuestra vida humana
ü
en
un hospital
ü
en
la fábrica
ü
en
el taller
ü
en
la agricultura en el campo
ü
en
el hogar
ü
y
en todo tipo de trabajo
Ahí, Dios
nos espera cada día, para darnos la paz y fortaleza diaria.
Tenemos que
ver la presencia de Dios escondido, en todas las situaciones comunes, de
nuestra vida diaria.
Tenemos que
poner, el amor de María, mientras se lleva a cabo el trabajo de Marta.
- Te inquietas...
La
respuesta que Jesús le da, tiene un tono de familiaridad al repetir su nombre
dos veces, “Marta, Marta, ...”.
"...,
tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es
necesaria".
Pero al
mismo tiempo, le da una gran lección: “te inquietas y te agitas por muchas
cosas,
sin embargo,
una sola cosa es necesaria”.
"María
eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Es como si
le dijera: Marta, estás descuidando lo esencial: la unión con Dios, la santidad
personal.
Esa
inquietud, ese ajetreo, nos hacen perder la presencia de Dios mientras
trabajamos.
Jesús, cambia
la inquietud de Marta, hacia algo más importante
ü
a
la actitud interna de Marta
ü
tan
metida en el trabajo y tan preocupada por el
ü
que
se olvida de lo más importante: la presencia de Cristo en la casa
Afanes,
trabajos necesarios, que no pueden justificar nunca el olvido de Jesús presente
en nuestras tareas, aun las más santas, pues, como se ha dicho,
No podemos
dejar al Señor de las cosas por las cosas del Señor.
- Es más importante atender al
Reino
Jesús nos
enseña que es más importante atender a la Palabra del Reino, y no perder el
tiempo en los quehaceres que nos apartan de la Palabra.
Jesús, no
dice, que no lo hagamos, sino que nos dice en Mt 6, 33; “Buscad primero el
Reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura”.
Él nos
enseña, que los trabajos secundarios o menos importantes, no nos deben impedir
el atender al Evangelio, que es la palabra, que el Señor dirigía a María de
Betania.
Por eso
Lucas hace referencia a que María, "Escuchaba su palabra”.
- El Señor distingue las ocupaciones, no las reprende
Marta trabaja
y quiere ser agradable para el Señor y prepara de comer y atiende la casa,
mientras, su hermana María escucha y medita, esta absorta oyendo las palabras
del Señor.
Marta se
preocupa del alimento corporal, María del alimento espiritual.
El Señor
distingue las ocupaciones, no las reprende.
María,
eligió la mejor parte, pero no es que Marta eligió la peor parte, sino que la
de María es la mejor porque no le será quitada.
La diferencia
entre ambas, es que la palabra del Señor es alimento de vida eterna, en cambio
la de Marta es solo alimento temporal.
- Nuestro estilo de vida
Debemos
tener un estilo de vida,
ü
en
que el mismo trabajo nos lleve a estar en la presencia de Dios
ü
y,
en que los momentos dedicados a hablar con Dios nos ayuden a trabajar mejor
Entre el
trabajo y la oración, no puede existir una separación, sino que tiene que darse
una unión mutua.
El trabajo
alimenta a la oración y la oración le da solemnidad al trabajo.
Y esto hace
que el trabajo en sí mismo, en cuanto servicio hecho al prójimo y a la
sociedad, se convierte en oración a Dios.
Para lograr
la presencia del Señor mientras trabajamos, tenemos que entender que nuestro
trabajo es para Dios, y que Él está cerca de nosotros, contemplando nuestra
actitud y desempeño.
Muchas
veces tenemos que ver que él está cerca, en alguno de nuestros compañeros de
trabajo, o en un familiar.
Todas los trabajos
y ocupaciones, bien hechos son el lugar donde cada día vivimos la caridad, el
espíritu de servicio, la alegría, la comprensión, y la amistad.
Es el
medio, con el que nos santificamos.
Tenemos que
pedirle a Jesús y su Madre María, que podamos tener el espíritu de trabajo de
Marta y la presencia de Dios de María mientras, sentada a los pies de Jesús,
escuchaba sus palabras.
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