sábado, 20 de julio de 2019

Marta lo recibió en su casa

       
San Lucas 10, 38-42... 

"Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía esta una hermana de nombre María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra......"
           

 Por: Rev. Diac. Teodoro L. González Serrano


  1. El servicio de Abraham
Señor, si he hallado gracia a tus ojos, no pases de largo junto a tu siervo; traeré un poco de agua, y lavaréis vuestros pies, y reposaréis debajo del árbol; después seguiréis adelante, pues habéis pasado junto a vuestro siervo (Gen 18, 1-5).

Son las palabras que Abrahán dirigió a Yahvé cuando se le apareció, como peregrino, en el encinar de Mambré, a la hora del calor.
ü  Abrahán le dio de comer y le dispensó una buena acogida
ü  Estas son muestras de hospitalidad de Abrahán


  1. La visita de Jesús
El Evangelio de la Misa narra la llegada de Jesús con sus discípulos a casa de unos amigos en Betania: Marta, María y Lázaro.

Un día, el Señor lloró, al enterarse de su muerte, y luego lo resucitó.

Jesús va de paso hacia Jerusalén y se detiene en Betania, que está a unos tres kilómetros de la ciudad.

Entra en casa de aquellos hermanos, a quienes Jesús ama entrañablemente, para descansar después de una larga jornada.

Allí, entre aquellos amigos, el Señor se encuentra a gusto.

Le tratan bien, y es recibido con alegría y afecto.

En este clima de amistad, Marta y María, se desenvuelven con naturalidad y amistad.

Quien recibe a Jesús, en la casa, es Marta.

Marta es una mujer que conoce la caridad, como cualquiera de nosotros que recibe a alguien, en nuestra casa.

  1. Los quehaceres
Marta, como es la costumbre entre los judíos, y en todas las sociedades, quiere atender con todo el esmero al Señor, por eso, hace con esmero los quehaceres domésticos.

Atender a un grupo numeroso, que se presenta de improviso, no era tarea fácil.

Marta, en su empeño por servirle al Señor, andaba ocupada en los diferentes quehaceres.

Marta, en un momento, pierde la paz y se desespera.

Habiendo mucho trabajo que hacer, Marta se queja de que María no la ayude en la preparación del servicio.

  1. El deseo de María de oír a Jesús
Y Marta tenía una hermana, que se llamaba María, que sentándose junto a los pies del
Señor, escuchaba su palabra.

El evangelista Lucas es detallista y destaca que estaba sentada, junto a los pies, para destacar la conversación, y el deseo de María de oír a Jesús y el respeto que tenia para escucharlo.

María, estaba escuchando su palabra, desentendida de los preparativos de la comida.

Nosotros, tenemos que aprender a unir el servicio de Marta y el amor a Dios de María, de forma que se manifiesten ambos en la rectitud de nuestra vida diaria.

  1. Marta se queja
Marta se dirige a Jesús con confianza y con cierto tono de queja le dice: "Señor, ¿nada te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo de la casa? Dile, pues, que me ayude".

Durante mucho tiempo se ha presentado a las dos hermanas como dos modelos de vida contrapuestos:
ü  en María, la vida de unión con Dios
ü  en Marta, la vida activa de trabajo

En el trabajo, de cada uno, es el lugar donde encontramos a Dios, es donde amamos a Dios en lo humano y lo divino.

Sin un trabajo serio, sería difícil que pudiéramos tener una vida interior en paz y al mismo tiempo, ejercer nuestro apostolado en el mundo.

Muchos han insistido en las dificultades que las ocupaciones terrenas, pueden representar para la vida de oración.

  1. Nuestro trabajo
Sin embargo, es en medio de esos trabajos, donde Dios nos llama para santificar el mundo y santificarnos nosotros, con una vida llena de oración que le de sentido a esas tareas.

Así podemos encontrar a Dios a través de nuestro trabajo diario.

Dios nos llama a servirle en todas las tareas de nuestra vida humana
ü  en un hospital
ü  en la fábrica
ü  en el taller
ü  en la agricultura en el campo
ü  en el hogar
ü  y en todo tipo de trabajo

Ahí, Dios nos espera cada día, para darnos la paz y fortaleza diaria.

Tenemos que ver la presencia de Dios escondido, en todas las situaciones comunes, de nuestra vida diaria.

Tenemos que poner, el amor de María, mientras se lleva a cabo el trabajo de Marta.


  1. Te inquietas...

La respuesta que Jesús le da, tiene un tono de familiaridad al repetir su nombre dos veces, “Marta, Marta, ...”.

"..., tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. En verdad una sola cosa es necesaria".

Pero al mismo tiempo, le da una gran lección: “te inquietas y te agitas por muchas cosas,
sin embargo, una sola cosa es necesaria”.

"María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

Es como si le dijera: Marta, estás descuidando lo esencial: la unión con Dios, la santidad personal.

Esa inquietud, ese ajetreo, nos hacen perder la presencia de Dios mientras trabajamos.

Jesús, cambia la inquietud de Marta, hacia algo más importante
ü  a la actitud interna de Marta
ü  tan metida en el trabajo y tan preocupada por el
ü  que se olvida de lo más importante: la presencia de Cristo en la casa

Afanes, trabajos necesarios, que no pueden justificar nunca el olvido de Jesús presente en nuestras tareas, aun las más santas, pues, como se ha dicho,

No podemos dejar al Señor de las cosas por las cosas del Señor.


  1. Es más importante atender al Reino

Jesús nos enseña que es más importante atender a la Palabra del Reino, y no perder el tiempo en los quehaceres que nos apartan de la Palabra.

Jesús, no dice, que no lo hagamos, sino que nos dice en Mt 6, 33; “Buscad primero el Reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura”.

Él nos enseña, que los trabajos secundarios o menos importantes, no nos deben impedir el atender al Evangelio, que es la palabra, que el Señor dirigía a María de Betania.

Por eso Lucas hace referencia a que María, "Escuchaba su palabra”.


  1. El Señor distingue las ocupaciones, no las reprende
Marta trabaja y quiere ser agradable para el Señor y prepara de comer y atiende la casa, mientras, su hermana María escucha y medita, esta absorta oyendo las palabras del Señor.

Marta se preocupa del alimento corporal, María del alimento espiritual.

El Señor distingue las ocupaciones, no las reprende.

María, eligió la mejor parte, pero no es que Marta eligió la peor parte, sino que la de María es la mejor porque no le será quitada.

La diferencia entre ambas, es que la palabra del Señor es alimento de vida eterna, en cambio la de Marta es solo alimento temporal.


  1. Nuestro estilo de vida
Debemos tener un estilo de vida,
ü  en que el mismo trabajo nos lleve a estar en la presencia de Dios
ü  y, en que los momentos dedicados a hablar con Dios nos ayuden a trabajar mejor

Entre el trabajo y la oración, no puede existir una separación, sino que tiene que darse una unión mutua.

El trabajo alimenta a la oración y la oración le da solemnidad al trabajo.

Y esto hace que el trabajo en sí mismo, en cuanto servicio hecho al prójimo y a la sociedad, se convierte en oración a Dios.

Para lograr la presencia del Señor mientras trabajamos, tenemos que entender que nuestro trabajo es para Dios, y que Él está cerca de nosotros, contemplando nuestra actitud y desempeño.

Muchas veces tenemos que ver que él está cerca, en alguno de nuestros compañeros de trabajo, o en un familiar.

Todas los trabajos y ocupaciones, bien hechos son el lugar donde cada día vivimos la caridad, el espíritu de servicio, la alegría, la comprensión, y la amistad.

Es el medio, con el que nos santificamos.

Tenemos que pedirle a Jesús y su Madre María, que podamos tener el espíritu de trabajo de Marta y la presencia de Dios de María mientras, sentada a los pies de Jesús, escuchaba sus palabras.

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